El sistema inmunológico está siempre trabajando para mantenerlo saludable. Entender la forma en que el propio organismo se protege le da a usted armas para combatir los gérmenes. Hay muchos mitos sobre cómo mantenerse saludable. Investigue para distinguir entre realidad y ficción y no se deje engañar por ninguno de estos mitos sobre el sistema inmunológico.
Arranque con el pie derecho con esta lista que derrumba siete de los mitos más comunes sobre el sistema inmunológico. Entérese de qué lo enferma y qué no, y descubra las medidas que puede tomar para mantenerse saludable durante todo el año.
Mito sobre la inmunidad 1: El clima frío enferma
Tan seguro como el cambio de estación es que en invierno acabará por pescar algo. La pregunta es por qué. Es muy común pescar algún virus de resfriado en los meses fríos, y tal vez eso lo lleve a pensar que las bajas temperaturas son la causa de su enfermedad.
Pero no es así.
Sí hay un vínculo entre las bajas temperaturas y la enfermedad, pero es una correlación, no una relación de causa y efecto. Muy probablemente los cambios de comportamiento asociados con el clima frío desencadenan esos picos estacionales.
El clima frío hace que las personas pasen más tiempo en lugares cerrados, lo cual da lugar a la transmisión de gérmenes entre quienes están en estrecho contacto. Piense en miembros de una familia, compañeros de trabajo, compañeros de clase o las personas con quienes comparte el transporte público. La proximidad con otros es la forma principal de difusión de los virus, independientemente de las temperaturas a la intemperie.
Un patrón similar se presenta cuando los niños vuelven a la escuela después de las vacaciones de verano o cuando usted empieza a ir a un nuevo gimnasio. La cercanía física con muchas personas aumenta la probabilidad de pescar algún bicho (haga frío o calor afuera).
Destaca en algunas investigaciones que las bajas temperaturas ofrecen un mejor entorno de vida para ciertos virus. El rinovirus (microbio responsable del resfriado común) suele vivir en estado latente en los conductos nasales esperando por temperaturas más adecuadas. Cuando llega el frío, despierta y se reproduce.
Si usted se queda dentro por el clima, una tos o estornudo involuntarios lanza al virus del resfriado al aire que usted comparte con otros. Como el clima frío acerca a las personas, basta con un estornudo para difundir un resfriado. Pero el cambio de clima no fue sino parte de la ecuación.
Mito sobre la inmunidad 2: Las alergias estacionales son signo de debilidad del sistema inmunológico
Es todo lo contrario. Las alergias estacionales son resultado de una respuesta inmunitaria exagerada que confunde partículas pequeñas del aire con microorganismos perjudiciales. Piense que las alergias son la característica distintiva de un sistema inmunológico exageradamente vigilante, más que perezoso.
Puede ser difícil diferenciar una alergia de un problema de las vías respiratorias superiores, pues comparten muchos de los síntomas, pero la alergia no es contagiosa. Tal vez usted tenga dolor de cabeza, congestión, escurrimiento nasal, ojos llorosos/irritados, o hasta ardor en la garganta. Todos esos síntomas son también los de un resfriado.
La diferencia radica en que las alergias no son provocadas por bacterias o virus. Al respirar, partículas inofensivas como polvo, polen o moho entran al organismo. Si usted padece de alergias estacionales, su sistema inmunológico responde a dichas partículas como si fueran posibles patógenos.
Para minimizar los síntomas de su alergia, trate de identificar qué la provoca. Si es el polen, evite las plantas en flor. Las alergias al polvo suelen intensificarse cuando afuera hay viento, así que en los días airosos, piense en protegerse la boca y la nariz con una mascarilla.
Como su nombre lo indica, estas alergias son estacionales, es decir, que con el tiempo empezarán a mejorar. Los síntomas de alergias suelen controlarse con medicamentos recetados por un médico. Hable con su doctor para ver si puede ayudarle a controlar sus alergias estacionales.
Mito sobre la inmunidad 3: El lavado de manos “mata” a los virus
Tal vez le sorprenda enterarse de que el lavado de manos en realidad no los mata, pues los virus no están vivos, o sea que no pueden reproducirse por sí mismos, pero el lavado de manos sí las libera de los virus, de otra manera.
El jabón se adhiere a la membrana o pared exterior de los virus, y las moléculas de jabón también compiten con los lípidos que están dentro de la membrana del virus, ayudan a descomponerlo y lo hacen inofensivo. Esta viscosidad se traduce en que el agua arrastra los microbios. Al lavarse las manos, se deshace literalmente de los virus que le pueden provocar una enfermedad.
Si desea recordar cómo lavarse adecuadamente las manos, revise esta práctica guía. La técnica del lavado de manos es importante, e implica mucho más de lo que usted se imagina.
Después de lavarse las manos, asegúrese de secarlas perfectamente. La transferencia de los virus es más difícil cuando las manos están secas. Lávelas y séquelas con frecuencia durante el día. El lavado de manos no mata los gérmenes patógenos, pero es una forma efectiva de deshacerse de ellos.
Mito sobre la inmunidad 4: El desinfectante para manos es más efectivo que el lavado de manos
Lavarse las manos con agua y jabón es la forma más efectiva de prevenir la difusión de bacterias y virus. Cuando no es posible, el desinfectante para manos es una alternativa segura.
A diferencia del lavado de manos, el desinfectante para manos sí destruye los microbios. El alcohol del desinfectante desactiva los virus y evita que se transfieran a partir de ellas. El desinfectante de manos con un mínimo de 60 por ciento de alcohol efectivamente mata las bacterias y los microbios que tiene en las manos.
Para aprovechar al máximo el desinfectante de manos, trate de eliminar primero la suciedad y los desechos visibles. Límpiese las manos con una servilleta o paño antes de aplicar el desinfectante. La suciedad y la grasa propia de la piel reducen la efectividad del desinfectante para acabar con los microbios.
Para eliminar los microbios, el desinfectante para manos no es tan efectivo como lavarse las manos. Llevar consigo el desinfectante es una forma práctica de limpiarse las manos en cualquier lugar. Cuando va de compras o va manejando, no siempre es posible detenerse para lavarse las manos. Utilice el desinfectante en esos casos para mantenerse libre de gérmenes.
Mito sobre la inmunidad 5: “Alimenta a un resfriado, mata de hambre a una fiebre”
Este refrán es uno de los mitos más arraigados sobre el sistema inmunológico. El organismo necesita el combustible adecuado para combatir cualquier infección. Imagínese tratar de ganar una batalla con el estómago vacío: así se comportará su sistema inmunológico si restringe lo que come cuando está enfermo.
No hay muchas pruebas de que ayunando se reduce la fiebre. De hecho, la demanda de calorías del organismo se incrementa cuando usted lucha con una infección. El sistema inmunológico necesita la energía de la dieta para incrementar la producción de glóbulos blancos. Cuando sube la temperatura interna del cuerpo también se acelera el metabolismo. Esto significa que se necesitan más calorías para estar a la altura.
Sin embargo, si no se siente bien, tal vez no tenga mucho apetito, lo cual es completamente normal. No se obligue a comer si no quiere, podría sentir náuseas.
Pero si tiene un resfriado o fiebre, si está enfermo, es importante comer lo que apetezca. Opte por alimentos integrales y nutritivos si no se siente bien. Muchas frutas, verduras cocidas y proteínas son fáciles de digerir y aportan los nutrientes esenciales para organismo. Coma lo que más se le antoje.
Mito sobre la inmunidad 6: La sopa de pollo con pasta acorta el resfriado
Por bueno que parezca, un plato de sopa no es ninguna cura. Y aunque la sopa de pollo con pasta tradicionalmente se haya considerado como un alimento reconfortante, por desgracia la sopa en sí no tiene poderes mágicos curativos, como tampoco las plumas del pollo con que se hizo la sopa.
Tiempo, descanso y la medicación adecuada son la única forma para derrotar a una infección.
Esto no quiere decir que la sopa de pollo con pasta sea una mala idea. Es magnífica y deliciosa para una buena nutrición por los ingredientes de calidad que pueden ayudarle a llenar de energía su cuerpo cuando lo necesita. Los antioxidantes y las vitaminas de las verduras favorecen al sistema inmunológico, y las proteínas del pollo proporcionan energía sostenible para apoyarlo en su batalla.
Las sopas (y otras comidas calientes) ayudarán a aliviar algunos de los síntomas del resfriado. El vapor del caldo suele limpiar los senos paranasales y el calor puede aliviar a una garganta irritada.
Otros alimentos también suelen ofrecer un alivio similar. Té caliente, miel, arroz, plátano y puré de manzana son deliciosos, y pueden aliviar las molestias estomacales. Pruebe con alguno la próxima vez que no se sienta bien. No curan de por sí el resfriado, pero le proporcionarán la nutrición que necesita para apoyar al sistema inmunológico.
Mito sobre la inmunidad 7: El ejercicio debilita al sistema inmunológico
Emprender un programa de entrenamiento tipo Juegos Olímpicos puede provocar un gran desconcierto en su sistema inmunológico, pero el ejercicio regular de bajo impacto suele hacerle mucho bien al organismo. El hábito del ejercicio es una forma confiable de preparar al organismo para los gérmenes que lo rondan.
Los glóbulos blancos proliferan cuando usted entrena. El ejercicio incrementa la renovación celular en el organismo y estimula la producción de tan importantes células inmunitarias. Después de todo, son las tropas que van a la vanguardia en la batalla contra virus y bacterias.
Que ejercitarse sea un objetivo para la salud del sistema inmunológico y el bienestar en general. Asegúrese de no exagerar, pues demasiado ejercicio vigoroso puede resultar contraproducente. No arriesgue, camine, trote o nade para asegurarse de que el movimiento corporal sea un apoyo para el sistema inmunológico.
No permita que los mitos y la desinformación sobre el sistema inmunológico se propaguen
Ahora que ya está enterado de los datos falsos en torno al sistema inmunológico, haga lo que le toca para sustituir esos mitos con la verdad.
Asegúrese de aplicar las medidas de seguridad apropiadas cuando aumenta la difusión de los virus. Demuestre sus conocimientos relativos a los mitos sobre el sistema inmunológico dando prioridad al ejercicio y consumiendo alimentos nutritivos para sentirse fuerte. Instruya a su familia y amigos sobre la importancia del lavado de manos.
Acabe con los mitos sobre el sistema inmunológico y haga lo pueda para ayudar a que su organismo se mantenga saludable.
Referencias
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2095254618301005
https://www.nytimes.com/2018/02/23/well/can-being-cold-make-you-sick.html
https://www.cdc.gov/handwashing/show-me-the-science-hand-sanitizer.html
https://www.hopkinsmedicine.org/health/conditions-and-diseases/allergies-and-the-immune-system
https://www.healthline.com/health/cold-flu/mask#bottom-line
https://www.healthline.com/health/does-cold-weather-make-you-sick#implications