Reposo cognitivo: vea por qué su cerebro necesita más tiempo de inactividad

En el bullicio y las prisas del mundo de hoy, puede ser difícil encontrar un momento de paz y reposo cognitivo. Entre cuentas por pagar, responsabilidades laborales y las exigencias de las relaciones, tal vez sienta que tiene cientos de tareas que atender todos los días. Y siendo honestos, es muy probable que así sea. Es una sensación abrumadora. Y para empeorar las cosas, mientras más quehacer tenga, más difícil será enfocarse en una sola tarea.

Entonces, ¿cuál es la solución? Ante tantas y tan amenazantes tareas, ¿qué se puede hacer para incrementar la productividad? La respuesta es un poco contradictoria: en vez de dedicar cada minuto del día a sacar pendientes, dedique tiempo a desconcentrarse. O, en otras palabras, dele un respiro a su cerebro.

En un mundo obsesionado con la productividad, la inactividad suele ser mal vista —es sinónimo de pereza y desidia. Pero la verdad es que el reposo cognitivo tiene una función importante en la optimización de la funcionalidad cerebral.

Reposo cognitivo: no es nada más dormir

La importancia de una noche de buen sueño es uno de los datos sobre salud más publicitados. Pregúntele a cualquiera cuántas horas de sueño se consideran como lo óptimo, y muy probablemente todos respondan que ocho. Y es cierto. En efecto, los científicos recomiendan que los adultos duerman todas las noches ocho horas completas. Pero resulta que ocho horas de sueño no es el único tipo de descanso que el cerebro necesita para seguir funcionando a la perfección.

El otro tipo de reposo cognitivo tiene lugar cuando no se está dedicado activamente a una tarea que requiere mucha atención. Durante esos periodos, el cerebro entra en la red neuronal por defecto (RND), que es sencillamente una forma sofisticada de decir que la energía del cerebro ya no está dedicada a tareas conscientes. Básicamente, se le permite a la mente que divague o se desconecte. Y eso es bueno.

Cabe hacer notar que el reposo cognitivo no se traduce en que el cerebro no esté funcionando, de hecho, es todo lo contario. Mientras usted duerme o el cerebro entra en la RND, el cerebro está trabajando en serio. Ese trabajo se lleva a cabo subconscientemente, pero eso no significa que no se deba saber más sobre lo que está sucediendo.

El papel del sueño en la optimización del funcionamiento cerebral

Mientas usted duerme, el cerebro analiza la información del día y decide qué es y qué no es importante. Parte de la información se destina a la memoria de largo plazo y parte se descarta. Es como si se reiniciara una computadora —algunos datos se almacenan en el disco duro, pero la memoria de corto plazo, que suele ser la responsable de que la computadora sea más lenta, se reinicia.

El sueño también da tiempo al organismo para que ayude a mantener el cerebro libre de toxinas. Durante el día, diversas moléculas y proteínas empiezan a acumularse en el cerebro, y esa acumulación es contraproducente —en especial para las conexiones neuronales. En otras palabras, el sistema se bloquea un poco.

En las etapas del sueño que conducen al periodo REM (movimientos oculares rápidos), el líquido cerebroespinal —líquido transparente que rodea al cerebro y la médula espinal— inunda en oleadas al cerebro. Esas oleadas ayudan a arrastrar los desechos, llevándose lo acumulado en el día. Es este proceso el que permite que usted se sienta renovado y avispado después de dormir bien. 

Explicación de la red neuronal por defecto

Cuando usted está activamente concentrado en una tarea —leyendo este artículo, por ejemplo— interpreta conscientemente la información que recibe. Por otra parte, cuando la red neuronal por defecto está activa, el cerebro está ocupado con la interpretación subconsciente.

Más que interpretar la información externa, estos procesos subconscientes suelen mirar hacia el interior. ¿Pero que significa exactamente esto?

Conforme avanza el día, se absorbe una extraordinaria cantidad de información, tanto consciente como subconscientemente. Esta información conforma el mundo tal como usted lo conoce. Y usted tiene un lugar en ese mundo. Cuando el cerebro entra en la RND, analiza los recuerdos y experiencias y crea conexiones abstractas que dan forma al sentido del yo. A través de este proceso, su identidad, ética y más, se solidifican y amplían.

Las conexiones que establece el cerebro mientras está en la RND no se limitan al sentido del yo, también pueden ayudar a encontrar soluciones para problemas complejos.

Si alguna vez ha estado lidiando con un problema durante horas y da con la solución mientras toma un baño o camina, ¡es la RND en acción! Por eso mismo, permitir que la RND tome el control por un rato, mejora el pensamiento creativo.

El poder de la ensoñación

Una de las formas más comunes de entrar en la RND es la ensoñación. Pero… la ensoñación no siempre es buena. Si usted se deja llevar e imagina que todo va a salir mal en la reunión que está por empezar, no va a “despertar” sintiéndose renovado. Probablemente estará ansioso, y, más importante, no habrá logrado un verdadero reposo cognitivo.

Para aprovechar el poder de la ensoñación tiene que guiar sus pensamientos. Por fortuna, despierto se tiene más control sobre los sueños que estando dormido. Aquí es donde entra la ensoñación positiva constructiva (EPC).

En esencia, la EPC es la práctica de adormecerse en una fantasía guiada. Para ello, usted necesita dedicarse a una actividad con poco ancho de banda, como caminar o tejer algo sencillo, por ejemplo. Cuando se dedique a una de esas actividades, déjese llevar por una ilusión. Tal vez descansando en una playa con el sol en la espalda. No importa qué imagen elija, la clave es no involucrarse demasiado. Sencillamente utilice la imagen como punto de partida para permitir que la mente divague. Cuando renuncie a controlar la imagen, probablemente los pensamientos se volverán hacia el interior y el cerebro entrará en la RND.

Y como leyó antes, ese modo cerebral le ayudará a conseguir el tipo de reposo cognitivo productivo que necesita.

Cuatro actividades para que el cerebro repose

Tal vez esté pensando que toda esa reflexión se parece mucho a la meditación, ¡y así es! Resulta que diversos tipos de meditación, así como varias otras actividades, tienen el mismo efecto. Entonces, ¿qué más puede usted hacer para desconcentrarse y lograr el reposo cognitivo que necesita?

A continuación, cuatro sencillas actividades para que el cerebro repose:

  1. Dar un paseo: Hay una razón por la que caminar es una herramienta efectiva para resolver problemas. Alejar de la mente el problema y permitir que la RND actúe, es mágico. Demuestra la investigación que los mejores paseos para lograr este objetivo  son sin rumbo y, de preferencia, en un entorno natural. Permítase vagar (sin arriesgarse) y la mente hará lo mismo.
  2. Darse un baño: La ducha es uno de los pocos lugares en que muchas personas realmente se relajan y aclaran la mente. Si alguna vez decidió darse un baño rápido y salió 30 minutos después, no sufra. Al perder la noción del tiempo, el cerebro se deleitaba con un muy necesario descanso.
  3. Tomar una siesta: Si lleva varios días sin dormir de corrido ocho horas, una siesta por la tarde puede ser justamente lo que necesita para retomar el rumbo. Las siestas permiten que el cerebro se ocupe de algunas tareas esenciales de limpieza y consolidación, de modo que va a despertar sintiéndose renovado y alerta. Solo recuerde que la siesta debe durar de diez minutos a una hora, más, resultaría en el efecto contrario.
  4. Practicar un deporte: Parece un poco ingenuo pensar que algo tan demandante físicamente como practicar un deporte pueda ser relajante, pero no es el cuerpo lo que trata de descansar —es el cerebro. Practicar un deporte (o algún otro esfuerzo físico) puede darle la oportunidad de aclarar la mente mientras está activo. Ganar-ganar, ¿cierto?

Entérese de porqué el cerebro necesita un respiro y dedique tiempo a desconcentrarse

Ya sea que esté tratando de ser más creativo, de escapar de esa niebla mental siempre presente, o sencillamente de aliviar un poco el estrés ocasional, trate de incorporar algo más de reposo cognitivo en su vida. Si está durmiendo suficiente, incluya en su rutina una caminata —o alguna de las actividades con las que el cerebro descansa. Lleva tiempo, claro, pero le sorprenderá la forma en que impacta, para bien, en la productividad y el estado mental.

Nada es fácil en estos tiempos, por eso puede resultar un poco complicado encontrar tiempo para en verdad desenfocarse, pero en resumidas cuentas, es casi seguro que el cerebro necesita más tiempo inactivo. Así que deje de lado el teléfono y dedique algo de tiempo a descansar su fatigado cerebro.