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Resulta que el cuidado de la lengua debería aplicarse para más que solo para hablar. Es mucho lo que los médicos —y usted— pueden decir acerca de su salud en general solo observando el color, el tamaño y la textura de ese héroe no reconocido que está dentro de su boca.

Usted ya sabe que su lengua es esencial para degustar y digerir los alimentos, y para articular el habla. Y debido a que su lengua es parte tan importante de diversas funciones corporales relevantes, prestar atención a su apariencia y a los cambios que pueda sufrir puede ayudarle a alertarlo tempranamente acerca de problemas de salud de mayor magnitud. Esta es una de las razones por las que su médico le pide siempre que saque la lengua durante su revisión física anual. También es la razón por la que su dentista puede llegar a preguntarle acerca de qué tanto se hidrata o sobre sus hábitos de higiene después de solo echarle un vistazo a su lengua.

En general, una lengua saludable es de color rosa obscuro, se ve húmeda, firme y cubierta de pequeñas protuberancias llamadas papilas. Si la apariencia de su lengua se desvía de estos estándares, tome en cuenta los siguientes cinco problemas que su lengua podría estar tratando de avisarle:

1. Deshidratación

Cuando su cuerpo está deshidratado —lo que significa que no tiene suficientes fluidos para funcionar de manera óptima— uno de los primeros síntomas es la resequedad de la boca y la lengua. Esto se debe a que su cuerpo reduce la cantidad de saliva que está produciendo en un esfuerzo por conservar los fluidos. Además de sentir la boca seca, la falta de una cantidad adecuada de saliva puede también afectar su capacidad para descomponer los alimentos que coma, y también puede reducir su capacidad para mantener saludables sus dientes.

La solución inmediata para la deshidratación es obvia: beba más agua. El Consejo de Salud y Nutrición de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (organismo estadounidense) recomienda que los hombres consuman 15.5 tazas (3.7 litros) de fluidos al día, y que las mujeres traten de beber 11.5 tazas (2.7 litros). Tenga en mente que estas cantidades incluyen la ingesta total diaria de fluidos, tanto derivados de los alimentos como líquidos. También considere que circunstancias tales como el clima cálido o el ejercicio harán necesario que usted consuma más fluidos para mantenerse hidratado.

La mayoría de las personas saludables pueden mantenerse hidratadas simplemente bebiendo fluidos cuando sienten sed. Las neuronas ubicadas en el cerebro participan en el monitoreo de la ingesta de alimentos y bebidas, así como de los niveles de sangre, para regular la sed mediante el envío de mensajes hormonales que inducen la necesidad de tomar líquidos. Asimismo, las papilas gustativas envían de vuelta mensajes al cerebro acerca de los fluidos consumidos antes de que éstos lleguen al torrente sanguíneo para señalizar que la sed ha sido saciada.

En algunos casos, no obstante, simplemente beber más líquidos puede no ser suficiente para resolver un problema de resequedad en la boca. La deshidratación, si bien es una causa común de resequedad, no es el único problema que puede producir que la boca esté seca. Ciertos medicamentos, tratamientos médicos o problemas de salud también pueden ser responsables de que la lengua se sienta como si la hubiera abandonado en el desierto.

2. Cambios en su microbioma oral

En su boca hay bacterias y todo tipo de microbios, y su lengua ciertamente no es la excepción. En un principio, esto puede parecer repugnante, pero tiene que acostumbrarse a ello, porque su microbioma oral es parte importante de una boca saludable.

Y si se está preguntando por las condiciones de equilibrio de su microbioma oral, solo eche un vistazo a su lengua. Si su lengua luce normal, es una buena señal, lo que apunta a un equilibrio saludable de microbios que hacen de su boca un hogar.

Cuando su boca se ve como si tuviera un recubrimiento blanco, podría ser momento de invertir energía en su microbioma oral, lo que significa que debe cuidar más su higiene oral. (Y echar un vistazo a los consejos para tener una lengua saludable que enumeramos más adelante.)

3. Alerta del sistema inmunológico

Son muchas las partes de su cuerpo que desempeñan una función directa o de apoyo en el mantenimiento de su salud inmunológica. Su lengua tiene una relación tangencial con su salud inmunológica a través del papel que desempeña en la digestión, pero también puede ser una bandera roja (o blanca).

Si su sistema inmunológico está en problemas —como resultado de una variedad de factores de estilo de vida ocasionales normales— su lengua se lo dirá. Algunos de los signos son similares a los que se mencionaron en la sección que habla del microbioma en los párrafos anteriores.

Normalmente, su sistema inmunológico no deja, así como así, que cualquier cosa se adhiera a su lengua. Los hongos son un gran ejemplo de esto. Probablemente siempre hay algunos de estos invasores en su boca y en su lengua, pero el sistema de defensa de su cuerpo está creado para evitar que una gran cantidad de hongos vivan en su boca o en su lengua.

Cuando su lengua está cubierta de blanco, eso puede ser un indicio de que su microbioma oral está fuera de balance, y sería una buena idea apoyarlo con hábitos que favorezcan su inmunidad.

Su médico también puede saber, con tan solo ver su lengua, si usted está teniendo algunos problemas. Así pues, si nota que su lengua está muy roja, pídale a un médico que lo revise. (A menos que ello se deba a que acaba se consumir algún alimento o bebida de color rojo; en ese caso, no habrá problema.)

4. Deficiencias nutricionales

Su lengua lo ayuda a degustar, disfrutar e incluso a digerir adecuadamente los alimentos. Pero si no está consumiendo suficientes cantidades de determinados nutrientes, su lengua lo delatará.

Cuando su lengua está muy roja, puede que sea momento de hacer ajustes en su alimentación. Evalúe su consumo de dos vitaminas (B12 y ácido fólico) y un mineral (hierro). Estos nutrientes esenciales pueden obtenerse fácilmente a través de una alimentación saludable.

La vitamina B12 se encuentra en los mariscos, la res y los huevos. El ácido fólico (también conocido como vitamina B9) está presente en las legumbres, el brócoli y las espinacas. Y si quiere añadir hierro a su dieta, opte por las aves, las carnes orgánicas, los frijoles y las nueces.

5. Estrés excesivo

Resulta ser que el estrés tiene un impacto negativo en todo su cuerpo, y su lengua no escapa a los estragos que causa el estrés.

El enrojecimiento de la lengua es una señal de estrés. Las aftas y las úlceras por estrés que aparecen en la lengua podrían ser una señal de que usted está estresado. Si su lengua presenta erosiones en las orillas, eso podría significar que usted constantemente se muerde la lengua en reacción al estrés.

Y sus papilas gustativas tampoco son inmunes al estrés de la vida. Los investigadores sugieren que sus papilas gustativas también se ven afectadas por el estrés. Así que practique los autocuidados como un medio para ayudar a aliviar parte del estrés que hay en su vida. Su mente, su cuerpo y su boca se beneficiarán.

No se olvide de llevar una higiene adecuada

Además de una buena nutrición, una adecuada hidratación y no fumar, lo mejor que usted puede hacer por su lengua es practicar buenos hábitos de higiene oral. Ponga en práctica estos consejos para mantener su lengua feliz y saludable.

Raspado

Usted ya sabe que necesita cepillarse los dientes al menos dos veces al día (puntos extras si se los cepilla después de cada comida). Y cuando esté en eso, ¿por qué no añadir un paso extra muy breve consistente en raspar su lengua? Use un raspador de lengua, de plástico o de metal (son económicos) para rasparse la lengua una o dos veces por zona a todo lo largo. Vaya desde la parte posterior hasta la parte frontal, y asegúrese de enjuagar los desechos entre cada raspada. Además de eliminar las bacterias causantes del mal aliento, los investigadores sugieren que rasparse la lengua dos veces al día también podría mejorar el sentido del gusto.

Cepillado

¿El hecho de pensar en el raspado de lengua (o el raspado mismo) le produce náuseas? Puede poner en marcha ciertas acciones para matar las bacterias haciendo de su cepillo de dientes un instrumento multitareas. Cepille su lengua vigorosamente en múltiples direcciones una vez que se haya cepillado bien los dientes. Solo le aconsejamos no hacerlo sin ton ni son, no vaya a dañar sus delicadas papilas gustativas o la mucosa (ese tejido rosado que cubre su lengua).

Enjuague con aceite

Existen unos cuantos estudios que han determinado que la antigua práctica de enjuagarse la boca con aceite por unos 20 minutos al día, una vez al día, puede reducir el olor —y ciertas bacterias causantes de caries— si se hace consistentemente como parte de una rutina de higiene oral completa. El enjuague con aceite, como se conoce en el Ayurveda, comúnmente se hace utilizando aceites prensados en frío como el aceite de girasol, de sésamo o de coco. El enjuague con aceite puede mantener saludable su lengua gracias a que elimina las bacterias, y además puede ayudar a aliviar síntomas como la resequedad bucal y los labios partidos. Si usted es de esas personas a quienes les causa molestias el uso de enjuagues bucales a base de alcohol o muy potentes, el enjuague con aceite puede ser una alternativa más suave. Una vez que haya acabado de enjuagarse, escupa el aceite en un bote de basura que tenga bolsa (¡no lo escupa en el lavamanos!) y enjuague su boca con agua. (No hay evidencia científica de que esta práctica blanquee los dientes, elimine las toxinas del cuerpo o que sirva para tratar enfermedades.)

Escuche a su lengua

La lengua es más que solo el órgano muscular que vive en su boca. También puede ser valiosa como medio de pronóstico de otros problemas de salud. Sin embargo, para poder tomar nota de cualquier aviso que pueda darle su lengua, es necesario que le preste atención y la cuide.

Frente a un espejo, saque la lengua y examine su color, su forma, su tamaño y su textura, y avísele a su médico si detecta cambios inusuales. ¡Y no se olvide de su lengua durante su rutina de cuidado oral! Es una herramienta básica para su sistema digestivo y para articular el habla, y darle cuidados extras bien vale la pena.

Los hábitos llevan tiempo para formarse y no se alteran de la noche a la mañana con facilidad. ¿Por qué comer de manera inteligente debería ser diferente? Los antojos de ciertos alimentos son muy fuertes. Aunque empiece a comer de forma más sana, ¿qué puede hacer para que disfrute consumir alimentos más saludables?

Como en cualquier cambio en la vida, es un proceso. No sólo tiene que cambiar su dieta, sino también su manera de pensar para disfrutar comer de forma sana. Y eso no significa simplemente lo que pasa por su cabeza. Es necesario que empiece a pensar que su estómago es como un segundo cerebro, y que lo alimente de manera inteligente.

Es probable que usted ya sepa que comer sano produce muchos beneficios para la salud, como mayor energía, conservar un peso saludable,  un corazón sano y tener a su disposición los elementos estructurales que su cuerpo necesita. El problema no es conocer los beneficios por comer sano, sino aprender qué hacer para que nos gusten los alimentos saludables. Eso lo puede lograr al contestar algunas preguntas.

¿Cómo puedo practicar para lograr comer de manera inteligente cuando es tan difícil lograrlo?

Queda claro que un cambio drástico no es siempre el mejor enfoque para tener éxito y dejar de hacer algo. No solamente se puede dejar de comer pollo rostizado, hamburguesas y pizza todos los días y esperar deleitarnos con un plato de acelgas. Lo más probable es que fracase. Tampoco puede esperar adoptar un hábito nuevo sin contar con un plan para ajustar sus gustos y hábitos.

Al cambiar sus preferencias a opciones más sanas, usted va a encontrar varios obstáculos en el camino. Algunos son parte de lo acelerado de la vida moderna.  Una ida a la tienda de abarrotes o a un mercado no le parecerá una opción atractiva cuando está cansado y estresado. La opción de conseguir sus alimentos en su coche en un establecimiento de comida rápida le parecerá demasiado tentador.

Otros obstáculos están integrados en el cuerpo humano. Sus papilas gustativas están con frecuencia sujetas a un proceso llamado neofobia, que significa el temor de probar cosas nuevas o diferentes.

Al igual que muchos de los impedimentos con los alimentos, este proceso cuenta con un componente evolutivo. Nuestros ancestros no siempre sabían qué alimentos eran sanos y cuáles podrían matarlos. Cuando encontraban una fuente alimentaria que no era dañina, desarrollaban el gusto por ella. A la larga, incluso lograban disfrutarla.

En estos días casi nadie está en la búsqueda de alimentos. Por lo tanto, no tiene la preocupación de consumir algo misterioso y posiblemente peligroso. Sin embargo, el mecanismo de defensa evolutivo permanece.

Afortunadamente, siempre hay buenas noticias. Primero, comer espinacas no lo va a matar. Y, segundo, cuanto más coma un cierto tipo de alimento, más adquirirá el gusto por él. Incluso llegará a disfrutarlo.

También puede combinar alimentos nuevos con sus comidas favoritas de siempre. Tal vez incluso podría reemplazar un alimento poco sano por ingredientes más benéficos para usted. En lugar de mayonesa en su sándwich, podría intentar untarle aguacate. En lugar de comprar la pizza favorita de los amantes de la carne, podría probar la vegetariana. Si empieza a comer alimentos más sanos combinados con otros que ya disfruta, se dará cuenta que por asociación los nuevos alimentos sanos le parecerán sabrosos.

¿Qué es exactamente una dieta sana?

Sin importar si sigue un régimen estricto de alimentación o no, es necesario que consuma una mezcla de alimentos sanos y ricos en nutrientes. Empiece con frutas y verduras. Estas plantas nutritivas deben constituir la mitad de lo que come, siendo las verduras el componente más abundante. Los granos enteros y la proteína magra deben representar la otra mitad, con mayor cantidad de granos. Esto debe ser complementado por una porción de productos lácteos, como queso, leche o yogurt. Si sigue esta regla general todos los días, tendrá la base de los nutrientes que necesita su cuerpo.

Sin embargo, más importante que estar al pendiente de las cantidades indicadas de los grupos de alimentos sanos es controlar sus porciones y limitar su consumo de alimentos sumamente procesados. Las papas fritas, galletas, refrescos, comidas congeladas, comida rápida, entre otros, pueden contener cantidades dañinas de azúcar, grasa y sal.

Para su cuerpo es más difícil procesar una dieta alta en grasa y rica en azúcar en muchos niveles distintos. El azúcar sabe rico, pero no logra calmar el hambre. Por lo tanto, se necesita una gran cantidad de alimentos procesados y con azúcar para que usted se sienta satisfecho. La grasa y el azúcar también activan los receptores del placer en el cerebro.

Para muchos de nuestros ancestros lejanos, era raro encontrar alimentos cargados de calorías. Los que encontraban les proporcionaban su sustento necesario y las calorías que el cuerpo no convertía en energía de inmediato se almacenaban como grasa para uso futuro. Atiborrarse de dulces y de grasas cuando estaban disponibles proporcionaba a los seres humanos una ventaja evolutiva.

Ahora bien, este proceso puede trabajar en nuestra contra. Los alimentos altos en azúcar y grasa se encuentran en todos lados, y en lugar de darse un festín, el desafío es limitar su consumo. Esto significa prestar atención a las etiquetas de ingredientes.

Mejor aún es tratar de comer alimentos enteros y frescos siempre que sea posible. Usted sabe que no es necesario estar buscando etiquetas de ingredientes al comprar verduras frescas, carne y pescado, porque es claro que no tienen ingredientes añadidos. En lo que se refiere a los granos, trate de consumir granos entero, como trigo, avena y arroz integral.

¿Cómo se combinan los alimentos sanos y el eje intestino-cerebro para crear un consumo inteligente?

Una cantidad sorprendente de investigación se ha enfocado recientemente en los vínculos entre el cerebro y el microbioma. Existen pruebas de que un microbioma sano puede influir en el peso y ayudar con el estrés ocasional. También puede desempeñar una función en la regulación del estado de ánimo y en mantener la salud en general.

Existe una red enorme de millones de nervios y de interacciones químicas que conectan el intestino con el cerebro. A esto se le conoce comúnmente como el eje intestino-cerebro.

El nervio vago es uno de los nervios más grandes que conectan el intestino y el cerebro. Las señales viajan en ambas direcciones a lo largo de esta ruta, desde el intestino al cerebro y de regreso. La investigación ha mostrado que estas señales pueden verse afectadas por hormonas y por lo que está ocurriendo en el intestino. Esto incluye el tipo de bacterias que usted está cultivando con su dieta. Como la modificación en su dieta cambia el tipo de bacterias en su intestino, usted puede ayudar a mantener la eficiencia y salud de esta conexión tan importante.

A continuación presentamos un ejemplo del impacto que la dieta puede tener en el eje intestino cerebro.

Algunas de las sustancias químicas que se producen en el intestino se llaman ácidos grados de cadena corta (AGCC). Entre los más importantes para el eje intestino cerebro son el butirato y el propionato. Estos AGCC (y muchos otros) son el resultado de la fibra que fermentan las bacterias intestinales. En consecuencia, entre más frutas y verduras ricas en fibra coma, más ayudará a que su cuerpo produzca AGCC.

Esto es bueno porque estos ácidos grasos de cadena corta ayudan a proporcionar energía a las células de su colon. También hay pruebas de que el butirato ayuda a formar la barrera hematoencefálica. Algunos estudios han demostrado que el butirato tiene una influencia positiva en la salud neurológica.

Mientras tanto, se ha demostrado que un aumento en propionato en el intestino reduce la actividad de los centros del placer del cerebro cuando está expuesto a alimentos poco sanos y altos en energía. Los científicos detectaron una actividad en los impulsos eléctricos significativamente más débil en los sistemas nerviosos de los sujetos de prueba que consumían dietas más altas en fibra. Como había una menor respuesta de recompensa en el cerebro, literalmente los alimentos poco saludables perdían su atractivo.

Reducir el gusto por la comita chatarra no sólo apoya el eje intestino-cerebro, sino que también puede ayudar a manejar su peso. La flora intestinal también ejerce una gran influencia.

Hay literalmente trillones de microbios en el intestino. Dos de los más importantes son Firmicutes y Bacteroidetes. Los estudios han demostrado que ambos tienen una función muy importante en el manejo del peso corporal.

El consumo de cantidades altas de grasa y de azúcar suele elevar los niveles de Firmicutes, limitando la presencia de Bacteroidetes. Si se sigue ese patrón en la dieta, no sería sorprendente  ver que niveles más altos de Firmicutes se han detectado en los microbiomas de las personas obesas.

Sin embargo, el microbioma intestinal no es fijo. Cuando las personas obesas consumían dietas más bajas en grasa y azúcar, bajaban de peso. Y es cierto también que las muestras de sus microbiomas revelaban un reducción de Firmicutes y un aumento de Bacteroidetes.

¿Cuáles son algunos de los consejos para aprender a disfrutar comidas sanas?

El mejor consejo es empezar poco a poco, lentamente y tener un plan. A continuación le damos seis consejos para iniciar.

  1. Una o dos veces a la semana, haga planes para consumir una comida que incluya una verdura sana que nunca haya comido antes, y experimente en su preparación. Es muy probable que no le guste el brócoli al vapor, ¿pero le sería más apetitoso si lo sofriera en un poco de aceite de oliva y lo aderezara con sal, pimienta recién molida y limón? Las acelgas podrían no ser su comida favorita, pero use hojas salteadas como relleno de enchiladas, o incluso crudas en un smoothie? Tal vez haga un descubrimiento maravilloso. Y, recuerde, cocinar en casa siempre es mejor (para su salud y para su bolsillo) que salir a comer.
  2. La próxima vez que coma una ensalada, trate de preparar una vinagreta sencilla. Mezcle aceite de oliva, vinagre y mostaza con granos enteros. Obtendrá el mejor sabor si mezcla tres partes de aceite y una de vinagre, con un toque de mostaza. De esta manera, se evitará el aderezo embotellado que muy seguramente tiene un alto contenido de azúcar y muchas calorías.
  3. En lugar de comprar cereal o yogurt endulzado, simplemente añada su fruta fresca. Se dará cuenta de que es igualmente sabroso y se sentirá bien al tomar esta decisión.
  4. Alimente su microbioma. Algunos de los mejores alimentos para aumentar las bacterias intestinales saludables tienen alto contenido de fibra y son ricos en ácidos grasos omega-3, como el pescado y los huevos. Podría ser una buena idea alejarse del salmón ahumado y tratar de asar el salmón a la parrilla con aceite de oliva, cubierto con hierbas frescas.
  5. Trate de introducir los probióticos en su dieta. Los probióticos son alimentos que contienen microorganismos activos. Cuando usted consume estos alimentos, introduce bacterias saludables en su intestino que pueden ayudar a mantener un equilibrio sano de microbios que apoyan la salud intestinal. Los alimentos con probióticos comunes incluyen el yogurt, kombucha, kefir, kimchi, chucrut y pan de masa fermentada.
  6. Cultive su huerta. No hay nada como el sabor de un jitomate fresco recién cortado que usted vio crecer todo el verano. No es justo comparar el pesto casero con la versión de la tienda. Usted sentirá un gran logro al cosechar sus propios alimentos. Y es más probable que los niños prueben los frutos de su trabajo. Si no tiene espacio para un jardín, puede cultivar algunas plantas y hierbas en macetas y contenedores más pequeños. Si eso no funciona, trate de comprar directamente de los agricultores o inscríbase en clases de horticultura en su comunidad.

Ya ha aprendido ahora algunas ideas para que le guste comer alimentos saludables. No es fácil cambiar sus antojos a opciones más sanas y se necesita repetición y compromiso. Por suerte, los pasos no son difíciles. Simplemente es necesario hacer que los alimentos nuevos sean apetitosos para usted.

La única forma de saber qué comidas le gustan es probar cosas nuevas. Internet puede serle de mucha utilidad. Para cada tipo de alimento nuevo, existen cientos de recetas diferentes. Elija una y empiece hoy mismo su viaje hacia una dieta inteligente.

 

Es muy probable que usted, o la persona sentada junto a usted, haya estado a dieta en el último año. Las estadísticas muestran que en los últimos 12 meses, 49.3 por ciento de la población intentó bajar de peso poniéndose a dieta. Existe la posibilidad de que durante su vida, haya estado a dieta cuando menos cinco veces, tal vez más.

Tiene sentido: usted vive en una cultura obsesionada por el peso. Y ya lo sabe, el peso está estrechamente relacionado con la salud. Y al tratar de bajar esos kilos, tal vez se ha preguntado qué es una dieta saludable.

Paleo. Keto. Baja en grasa. Baja en carbohidratos. Vegana. Frutariana. Whole30. Wheat Belly. Jenny Craig. Dukan. Dubrow. Fit for Life. Carnivore. South Beach. Atkins. Si usted quiere bajar de peso, hay muchas opciones, cada una con sus pros y contras.

Estadística aleccionadora: se estima que 95 por ciento de las personas que bajan de peso con una de las dietas de moda restrictivas, lo recupera en un lapso de uno a cinco años. Y con tantas recomendaciones tan diferentes, es difícil saber en quién confiar o cómo comer realmente.

Incluso si una dieta restrictiva ayuda a bajar de peso a corto plazo, ¿es una buena idea comer así toda la vida? ¿Que nunca vuelva a entrar un carbohidrato al organismo? ¿O dejar de comer fruta? ¿O solo comer fruta? ¿Y eso de llenarse de mantequilla y tocino?

Es alucinantemente abrumador, y analizando las estadísticas, es bastante difícil rebatir el argumento de que las dietas de moda sencillamente no funcionan. Como dijo Susan Powter, icono del acondicionamiento físico en los noventa, llegó el momento de “detener esa locura”.

Diga adiós a las dietas de moda para siempre

Piense en esto: si fuera imposible que su cuerpo volviera a bajar otro kilo de peso, ¿eso significaría que usted debería dejar de comer alimentos saludables? Por supuesto que no.

Siempre será un fracaso adoptar dietas de moda de corto plazo para bajar de peso. La respuesta está en enfocarse en comer en función de la salud por el resto de la vida, no en restringirse durante poco tiempo para tratar de llegar a cierto número de la báscula.

La salud viene en todos los colores y sabores. Independientemente del peso, usted merece sentirse de lo mejor todos los días. Proporcionar al organismo la nutrición que necesita para florecer según se ha demostrado científicamente es muy gratificante. La salud lo hará brillar. Su cuerpo se sentirá bien, se llenará de energía, y usted se sentirá mental y emocionalmente listo para hacer frente a sus objetivos y retos todos los días.

También hay beneficios de largo plazo. Comer saludablemente se ha relacionado con el mantenimiento de la salud de virtualmente todas las partes del cuerpo, incluidos corazón, cerebro, huesos y articulaciones, así como el funcionamiento metabólico, por no mencionar más que unos pocos.

La clave del éxito está en cambiar de por vida el comportamiento, en encontrar una forma de comer que se sienta natural y que usted pueda disfrutar siempre. Una relación más positiva con los alimentos saludables le ayudará a tener una larga vida saludable y a disfrutar con sus seres queridos lo que le gusta.

A continuación presentamos un resumen de cómo es una dieta saludable basada en lo que la ciencia de los alimentos ha demostrado como más favorable para la salud. También incluimos pautas y objetivos hacia los cuales encaminarse para hacer un cambio gradual y permanente en la forma de comer todos los días.

¿Qué es una dieta saludable?

La mayoría de la gente se equivoca: come cosas que la sobrecargan y no lo suficiente de lo que le ayudará tener una larga vida saludable.

En un estudio llevado a cabo en 2019 se encontró que el consumo de casi todos los alimentos saludables está por debajo de los niveles óptimos. Los investigadores informaron que los alimentos saludables que usted no consume son tan importantes, si no es que más, que los alimentos no saludables que tal vez consume con demasiada frecuencia. Observaron que “desde una perspectiva global, una dieta subóptima causa más muertes que cualquier otro riesgo, incluido el consumo de tabaco”.

En cuanto a impactos negativos en la salud, el bajo consumo de granos integrales y frutas fue el peor factor. No consumir suficientes nueces y semillas, verduras, ácidos grasos omega 3, fibra y grasas poliinsaturadas también influyó negativamente en la calidad de vida. Además, el consumo exagerado de sal representó un problema grave para la salud de largo plazo.

Este estudio arroja luz sobre lo que usted necesita incluir para lograr una dieta saludable, en vez de enfocarse solo en lo que usted tiene que restringir. El autor Michael Pollan lo resumió sencillamente en su libro In Defense of Food [En defensa de la comida], cuando hizo notar que debemos “consumir alimentos. No exageradamente. Principalmente plantas”.

Los patrones dietarios saludables suelen ser una variante de la dieta mediterránea (inspirada en patrones dietarios tradicionales de países aledaños al mar Mediterráneo). Estas dietas ponen énfasis en alimentos integrales mínimamente procesados: verduras, frutas, granos integrales, frijoles, lentejas, nueces, semillas y grasas benéficas (especialmente aceite de oliva extra virgen).

Este tipo de dieta puede ajustarse a prácticamente todas las preferencias dietarias, culturales o éticas, puede ser saludable con o sin comidas de base animal, aunque para garantizar que las dietas veganas y vegetarianas sean completas y balanceadas se requiere cierta planeación. A muchas personas les parece que incluir algo de carne en la dieta les ayuda a controlar mejor el hambre, pero esto es muy personal. También se puede optar por productos de origen vegetal orgánicos o de animales alimentados con pastos o criados en pastos abiertos.

Y lo mejor para calmar la sed es el agua pura y simple.

Piense en las bases científicas de una dieta saludable

Son numerosas las evidencias de que apegarse a una dieta de alimentos integrales basada en vegetales favorece los resultados de salud que más importan, lo cual se traduce en más años de vida y más vida en sus años.

Una dieta saludable proporciona muchos de los nutrientes que usted necesita para estar bien, entre otros, ácidos grasos omega 3, fibra y antioxidantes —además de una gama de vitaminas y minerales— que, en conjunto, resultan en importantes beneficios para la salud, beneficios demostrados en muchos estudios, en miles de personas.

En un estudio aplicado a 23,153 alemanes de entre 35 y 65 años se encontró que el consumo de fruta, verduras y pan de granos integrales, aunado a un bajo consumo de carne, se relacionaba con una mejor salud. Los resultados fueron aún más significativos en quienes mantenían un índice de masa corporal (IMC) saludable, nunca fumaron y hacían tres horas y media, o más, de ejercicio a la semana.

En un estudio que llevó a cabo la Organización Mundial de la Salud se encontró que nunca es demasiado tarde para empezar a comer mejor: observaron un incremento de dos años en la expectativa de vida a los 60 años en quienes se apegaron a patrones de dieta saludables.

Se ha demostrado en muchos estudios y ensayos clínicos que una dieta de estilo mediterráneo ayuda a mantener:

  • una saludable relación entre la circunferencia de la cintura y el peso corporal, y el IMC
  • colesterol normal
  • glucosa sanguínea saludable
  • lipoproteínas/lípidos sanguíneos normales
  • presión y circulación sanguíneas saludables
  • funcionamiento cognitivo normal

Reducción del índice glicémico y dieta saludable

 

En general, un patrón de alimentación saludable consta de alimentos de un índice o carga glicémicos bajos. https://askthescientists.com/glycemic-index/

En lo que respecta al índice glicémico, el sentido común debe dictar sus decisiones. El objetivo es limitar los alimentos procesados bajos en nutrientes, con azúcares y almidones refinados, no los alimentos naturales. Muchas verduras y frutas ricas en almidón, por ejemplo, las zanahorias, tienen un índice glicémico alto.

Pero no hay pruebas de que estos alimentos sean dañinos.

De hecho, en una reseña de 2018 se demostraron los enormes beneficios relacionados con el consumo de múltiples raciones de frutas enteras, y ello, gracias en parte a su contenido de fibra y sus efectos prebióticos (p. ej., lo bien que alimentan a las bacterias buenas del intestino). Se observaron beneficios en la salud cardiovascular, digestiva, metabólica, respiratoria y ósea. Además, el consumo de fruta mejoró las mediciones de bienestar psicológico y la salud de la piel.

Un día en la vida de una dieta saludable (para adultos)

Hasta ahora ya habrá digerido un buen panorama de lo que incluye una dieta saludable, entonces, veamos más de cerca cómo estos alimentos pueden constituir su forma de comer diariamente.

Las siguientes directrices reflejan las semejanzas y diferencias de los patrones de alimentación saludable sólidamente establecidos, que incluyen la dieta mediterránea, los enfoques dietéticos para detener la hipertensión [Dietary Approaches to Stop Hypertension] (conocidos como DASH, por sus siglas en inglés), la intervención de la dieta mediterránea-DASH para el retraso neurodegenerativo [Mediterranean-DASH-diet Intervention for Neurodegenerative Delay] (MIND, por sus siglas en inglés), el flexitarianismo (o semivegetarianismo) y las Pautas dietéticas para estadounidenses [USDA Dietary Guidelines].

Pautas para llevar una dieta saludable
Grupo de alimentos Número de porciones
Granos integrales 6–8 al día
Verduras 5+ al día de un arcoíris de colores

  • 1 o más de hojas verde oscuro
  • 1 verdura con almidón (ejemplos: patata, elote, chícharo, plátano, yuca, habas)
Frutas 3–5 al día

  • Incluir moras cuando menos 3 veces a la semana
Fuentes de proteínas *Cumpla con su rango meta en gramos* (ver abajo)

Busque incrementar las proteínas derivadas de fuentes vegetales, como leguminosas y frijoles, alimentos de soya (tofu, tempeh), nueces y semillas sin sal

  • Hasta 7 huevos a la semana

 

Si come carne, limítela a 6 porciones a la semana de diversas fuentes:

  • 2–3 a la semana pescado/mariscos (porción de 170 g [6 oz.])
  • 2–4 a la semana carne magra/ave sin piel (porción de 90 g [3 oz.])
Lácteos 1–3 bajos en grasa o sin grasa al día
Grasas y aceites 2–3 cucharaditas al día

  • Limitar a una porción o menos cuando no sea aceite de oliva extra virgen o de alguna otra fuente vegetal
Dulces Moderadamente, deben representar solo 5–10 por ciento de las calorías diarias

  • Pruebe el chocolate oscuro constituido de cuando menos 70 por ciento de cacao o más, y vigile el contenido de azúcar
Bebidas Agua, suficiente para mantenerse hidratado (se recomienda tender a ocho vasos al día)

Café o té al gusto

1 porción de vino /alcohol al día, al gusto

Sal ~1 cucharadita TOTAL al día (incluye la sal de alimentos preparados, por eso, revise las etiquetas de los alimentos)

1,500–2,300 mg de sodio

Ningún alimento está prohibido, todo cabe en una dieta saludable, pero con una salvedad: algunos alimentos deben consumirse muy limitadamente, de ahí su apelativo de alimentos para “ocasiones especiales”.

Generalmente, los alimentos para ocasiones especiales son los peores para la circunferencia de la cintura y la salud. Saboréelos sin culpa cuando ceda a la tentación, pero resérvelos para unas cuantas veces al mes:

  • Postres y alimentos endulzados con azúcar
  • Papas fritas y botanas procesadas
  • Granos refinados, como pan blanco o pasta
  • Platillos fritos o con abundante grasa
  • Carnes procesadas y embutidos (tocino, salami)
  • Bebidas carbonatadas o jugos de fruta

Todo está en encontrar el equilibrio que a usted le funcione, en dar con lo que disfruta, en prestar atención a lo que le dice su cuerpo, no solo las papilas gustativas. ¿Qué le gusta a su organismo? ¿Cómo se siente con ciertos alimentos? Puede ser útil anotar estas preguntas en un diario de alimentación.

Pruebe cosas nuevas, pero no se obligue a comer lo que no le gusta. La mejor dieta es la constituida por los alimentos más saludables y nutritivos que disfrutará toda la vida.

Piense en los macros

En general, los expertos recomiendan ciertas proporciones de macronutrientes en la dieta cotidiana. No se obsesione con las cifras. Si su dieta es saludable, como la descrita antes, con un poco de planeación se acercará a estos rangos.

Carbohidratos y fibra

  • 45–65 por ciento de las calorías dietarias deben provenir de carbohidratos (sobre todo de granos integrales, frutas y verduras)
  • 25–37 gramos de fibra al día

Proteínas

  • Tienda a consumir de .8 a 1.2 gramos of proteína por kilogramo (kg) de peso corporal repartidos uniformemente durante del día. (Las personas maduras, las que quieren bajar de peso y las muy activas deben consumir proteínas según el rango más alto).
    • Para calcular su peso en kg, divida su peso en libras (lbs.) entre 2.205, luego multiplique esa cantidad por .8 y 1.2 para obtener el rango.
    • Por ejemplo, si usted pesa 150 lbs.
      • 150/2.205=68
      • .8(68) = 54
      • 2(68)=82
      • Su rango es 54 a 82 g proteína al día
    • 15–25 por ciento de las calorías dietarias deben ser de proteínas

Grasas

  • 20–35 por ciento de las calorías diarias deben ser de grasas dietarias
    • 90 por ciento del consumo dietario de grasas debe provenir de grasas no saturadas
    • Menos de 10 por ciento del consumo dietario de grasas debe provenir de grasas saturadas

Toda una vida de bienestar empieza con una dieta saludable

Una dieta saludable es solo uno de los ocho pilares de la salud y el bienestar holístico. En este artículo se resume la forma en que, demostradamente, ciertas variantes de la dieta mediterránea favorecen la vitalidad y el bienestar. Otros aspectos de la cultura mediterránea también son parte esencial de un estilo de vida saludable: hacer mucho ejercicio y descansar adecuadamente, además de crear relaciones sociales sólidas.

Cada día y cada comida representa una oportunidad de tomar decisiones adecuadas. Crear hábitos positivos es la clave del éxito a largo plazo. Por eso, comprométase, diga adiós a las dietas de moda para siempre y rompa con el ciclo de alimentación no saludable. Empiece con objetivos fáciles y recurra a la ciencia de la automotivación para emprender hoy la jornada hacia una vida de buena alimentación y buena salud.

Para saber más sobre cómo adoptar una dieta saludable con alimentos integrales, descargue la Guía de Alimentos USANA®, donde encontrará una lista de alimentos saludables, intercambios inteligentes, menús muestra para una semana y tamaños de las porciones. También incluye sugerencias para la lista de compras, además de formatos en blanco para la lista, hojas de trabajo para la planeación de las comidas y mucho más.

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Close-up Of A Hungry Woman Eating Sandwich Near Refrigerator

Close-up Of A Hungry Woman Eating Sandwich Near Refrigerator

Usted entra a un restaurant. Muere de hambre. Sus ojos y los fuertes gruñidos de su estómago lo dicen. Cuando el hambre llega, solo podrá revertirla cuando coma. Hay que satisfacer a la bestia, y el mesero lo sabe por la rapidez con la que devora el menú y hace su comanda.

Es fácil dejar de lado la objetividad, la racionalidad y la paciencia cuando es el cuerpo el que toma el control. Su estómago —y para el caso también su cerebro— echa a andar diversos procesos con el fin de que usted llene su boca de comida tan pronto como sea posible.

Usted sabe cuál es la causa del hambre, pero ¿qué más está sucediendo tras bambalinas, en el fondo del centro de control del apetito de su cuerpo? Es momento de descubrirlo.

Sus hormonas del apetito son las culpables

El hambre parece atacar de la nada, pero en realidad comienza con la activación de un interruptor que enciende la red neuronal de su cerebro, principalmente dentro del hipotálamo. Estas células nerviosas que están en el hipotálamo son los guardianes de su cerebro. Son la clave que permite al cuerpo comunicarse e interpretar las señales de hambre.

Dependiendo de si usted tiene hambre o ya está lleno, estas células nerviosas reciben o bloquean las señales de varias hormonas. Las dos principales hormonas del apetito son la ghrelina y la leptina, mientras que la insulina desempeña un papel en una etapa posterior del proceso.

Cuando su estómago está vacío envía ghrelina hacia una vía que va desde ahí hasta el cerebro. La ghrelina es el mensaje que le envía el intestino al cerebro diciéndole “es hora de comer”. De este modo, las señales que la ghrelina libera desde el estómago para comunicarse con el hipotálamo incrementan el apetito. Una vez que usted comienza a comer, la producción de ghrelina comienza a disminuir.

La leptina es la fuerza opuesta a la ghrelina, es el interruptor que apaga el hambre. Esta hormona, que tiene su origen en las células grasas, reduce el hambre cuando le es permitido hablar con el cerebro. Es la señal que sus células grasas envían cuando tienen suficiente energía almacenada de la comida, y le dicen a su cerebro que es momento de dejar de llevarse comida a la boca.

Las decisiones de bloquear o permitir la entrada ocurren en la apertura de la barrera sangre-cerebro del hipotálamo. Esta área es un punto de entrada en el que las hormonas liberadas por el intestino, el páncreas y las células grasas (también conocidas como tejido adiposo) pueden pasar para comunicarse con el cerebro.

Sin embargo, no se trata de un camino de un solo sentido. Las hormonas secretadas por el hipotálamo usan este portal como una salida, viajando en la dirección opuesta, para salir al cuerpo. Esta danza entre hormonas del hambre —y aquellas señales que se originan en su cerebro— es lo que equilibra su apetito e influye en las reservas de energía de su cuerpo, en su peso y en su composición corporal.

A medida que usted hace la digestión, su hambre se reduce incesantemente. Ello se debe a que la leptina —y sus efectos reductores del apetito— gana prominencia. La insulina (otra hormona importante que ayuda a llevar energía a las células) disminuye rápidamente. Esta también ayuda a suprimir el apetito, de modo que después de que usted come, la insulina y la leptina hacen equipo para inhibir el hambre y ayudar a producir una sensación de saciedad.

Y este es el ciclo del hambre, desde que el estómago comienza a gruñir y usted empieza a salivar, hasta la saciedad gozosa. Disfrutar de una comida que le produzca satisfacción es uno de los placeres de la vida. Pero ¿qué pasa con esos momentos en los que usted no puede alimentarse bien cuando el hambre ataca?

Evite la catástrofe, mantenga a raya el mal humor producto del hambre

Es un día de mucho ajetreo, tráfico intenso y un flujo desbordado de correos electrónicos. Son muchas las razones por las que usted se encuentra en esa intersección en la que se junta el hambre con el mal humor.

No es una situación en la que usted quiera estar, y tan pronto como llega a ella, busca salir de ésta desesperadamente. Ello se debe a que el hambre y la irritabilidad que la acompañan son intensamente desagradables, incómodas e inoportunas para usted y para cualquiera que esté cerca.

Si bien para darle un toque de humor a esta situación en inglés se ha acuñado la palabra hangry como una combinación de hungry (hambre) y angry (enojado), estar de mal humor por tener hambre puede ser algo muy real. Los científicos están de acuerdo en que ese estado de ánimo (estar de mal humor por tener hambre) tiene validez biológica y psicológica. Una nutrióloga, Sophie Medlin, incluso afirma que se trata de una emoción positiva.

Pero ¿qué es lo que en realidad está pasando? El hambre no siempre está acompañada de un bajón emocional, entonces ¿qué genera esta reacción extra? Investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill encontraron dos factores de determinan el mal humor por tener hambre: el contexto y la consciencia de uno mismo. Los investigadores llevaron a cabo dos estudios para demostrar esto.

En el primer experimento, a los participantes se les preparó para que estuvieran en un estado de ánimo específico exponiéndolos a imágenes curadas relacionadas con emociones positivas, neutrales o negativas. Las imágenes les fueron mostradas para inducir el estado de ánimo correspondiente. Inmediatamente después de prepararlos, a los participantes les fue mostrada una imagen ambigua y se les pidió que la calificaran. También se les pidió que evaluaran qué tanta hambre sentían.

Los resultados mostraron que después de ver imágenes negativas, los participantes que tenían más hambre se mostraron más propensos a calificar la imagen ambigua como negativa. Los participantes proyectaron su sensación negativa de hambre en la evaluación subjetiva de la imagen. Tener una experiencia en cierto modo negativa cuando se tiene hambre puede sesgar sus percepciones, llevándolo a juzgar la imagen con mayor negatividad. Así pues, el contexto importa.

El segundo experimento estuvo enfocado en explorar otro factor de influencia del mal humor por hambre: la consciencia de uno mismo. Los investigadores solicitaron a la mitad de los participantes que ayunaran. La otra mitad podía comer como lo haría normalmente. A algunos participantes se les pidió que cumplieran una tarea, acerca de la cual reflexionaron y pusieron por escrito sus emociones.

Luego, a todos los participantes se les asignó una tarea tediosa que debían hacer utilizando una computadora. Durante la actividad, el programa ejecutó una falla planeada para generar frustración. Los coordinadores del estudio atribuyeron la falla a los participantes para así encolerizarlos todavía más. Por último, a todos los participantes se les pidió contestar una encuesta para evaluar su experiencia e identificar sus emociones.

Los investigadores determinaron que los pacientes que habían ayunado, que no hicieron la reflexión y no pusieron sus emociones por escrito antes de realizar el trabajo en la computadora presentaron más sentimientos negativos. Incluso informaron sentir odio hacia los coordinadores, quienes los culparon por la falla en la computadora. Los resultados demostraron que la consciencia de las propias emociones desempeña un papel en el mal humor por hambre.

Así que, si usted está consciente de su intensa hambre a medida que ésta se va produciendo, tiene menores probabilidades de verlo como una experiencia emocional negativa. Por otro lado, si no revisa su estado emocional y le da hambre, está más propenso a estallar en ira producida por el hambre ante una situación frustrante.

Gánele al hambre, transite hacia la saciedad

Solo porque estar de mal humor por hambre es una posibilidad real, eso no significa que usted necesite pasar por eso. Ármese de herramientas y prepárese para evitar pasar hambre excesiva, y un potencial mal humor por hambre, juntos. Son tres las medidas importantes que usted puede tomar hoy mismo:

  1. Entender cómo funciona el índice glicémico

El índice glicémico es un valor asignado a un alimento con base en qué tan rápido su cuerpo puede convertir ese alimento en energía útil, o glucosa. Los carbohidratos simples (piense en el azúcar refinado o en el pan blanco) caerían en el extremo superior del índice glicémico. Ello se debe a que el cuerpo puede hacer uso inmediato de la energía que tienen. Los carbohidratos más complejos, como los granos enteros y los vegetales, liberan glucosa de forma lenta y constante, de manera que caen en el extremo inferior del índice. Ello se debe a que tienen más fibra y hacen que el proceso de digestión sea más lento.

Esos son los principios básicos. Puede ir más a fondo si lo desea, ¡pero debe familiarizarse lo suficiente con este concepto para poder usarlo a su favor! Aquí le damos algunas ideas.

  • Busque alimentos que estén en el extremo inferior del índice glicémico. Estos alimentos tardan más en descomponerse, lo que significa que usted evita una brusca subida de energía seguida por un bajón repentino. Ello se debe a que los alimentos de bajo índice glicémico aportan más energía constante a lo largo del tiempo.
  • Combine los alimentos de alto índice glicémico con algo que esté en el extremo inferior. Por ejemplo, si está consumiendo una comida con un elevado contenido de carbohidratos, agregue una colorida ensalada como acompañamiento. Evite los corazones de lechuga romana y opte por vegetales de color verde más intenso. Decore su ensalada con otros vegetales coloridos, como pimientos, zanahorias o betabeles. Esta explosión de vegetales aportará una saludable dosis de fibra para ayudar a que la digestión de carbohidratos simples sea más lenta. O bien, agregue algunas grasas saludables o proteína para demorar todavía más la digestión de carbohidratos.
  1. Inicie bien su día

Como probablemente ya lo ha oído, el desayuno es muy importante. Cuando usted omite el desayuno, prácticamente está comprando un boleto sin regreso al mal humor por hambre. Mantenga su estómago lleno y su mente ágil consumiendo una comida balanceada al comienzo del día. Si sus mañanas son ocupadas, considere empacar una colación saludable la noche previa. Así, si el hambre lo ataca antes de la hora del almuerzo, tendrá de qué echar mano contra el mal humor por hambre.

  1. La proteína es buena contra el mal humor por hambre

La proteína ayuda a que usted sienta una mayor saciedad por más tiempo. Así que es buena idea analizar qué tipos de comidas y colaciones come normalmente. Si encuentra que sus comidas tienen poca proteína, o no incluyen proteína alguna, póngase creativo.

  • No suponga que la proteína significa carne. En el mercado existen muchas alternativas a la carne. Ya sea tofu, seitan, tempeh o una mezcla de proteínas de origen vegetal, las opciones son muchas. Si estas fuentes alternativas de proteína son nuevas para usted, documéntese y considere incluir en su dieta una o dos de ellas para tener más variedad.
  • Si usted come carne, busque fuentes variadas. Considere un nuevo tipo de carne o de pescado. Si ya hay variedad en su dieta, entonces busque hacer cambios en el modo de preparación. Por ejemplo, si le gusta el pavo, pídale al carnicero que muela la carne y prepare sus propias hamburguesas. En su mercado debe haber muchos carniceros que conozcan bien los diferentes cortes, estilos de preparación e incluso ideas de recetas. Si no, siempre hay manera de lograr esto en casa.
  • Acompañe una colación saludable de mediodía, como zanahorias, manzanas o apio, con una mantequilla de algún tipo de nueces. Puede ofrecerle la mezcla perfecta de sabor dulce y salado, y al mismo tiempo aportarle una porción de proteína.

Si estos consejos son nuevos para usted, comience poco a poco, porque si se entusiasma demasiado, es probable que le parezca más difícil adoptar estos nuevos hábitos. En lugar de eso, seleccione uno que crea que puede hacer y comience con eso. Una vez que haya incorporado exitosamente ese nuevo hábito, trate de incorporar uno más.

Mal humor por hambre: no el día de hoy

Pretty Chinese woman relaxing at home on the sofa.

“Lamento lo que te dije cuanto tenía hambre”. Si usted jamás ha dicho esto, seguramente lo ha pensado. Los momentos de incomodidad producidos por el hambre, incluso el mal humor por tener hambre, son comunes. Pero usted puede evitarlos. Entendiendo cómo funcionan sus hormonas, algo de autoconsciencia y planeando sus comidas, puede iniciar cada día sintiéndose bien alimentado y dando muestra de buenas maneras.

Acerca del autor

Jenna Templeton es educadora en temas de salud y escritora independiente en temas de ciencia, reside en Salt Lake City, Utah. Después de recibir su título en ciencias con especialidad en química en Viginia Tech, Jenna pasó cinco años como investigadora científica en la industria nutricional. Este trabajo estimuló su interés por el bienestar personal, lo que la llevó a estudiar una licenciatura en promoción y educación en temas de salud en la Universidad de Utah. Fuera de su trabajo, Jenna disfruta la música en vivo, la jardinería, todo lo que tenga que ver con comida y jugar en las montañas Wasatch.

No hay nada peor que saborear una comida casera y después tener dolor de estómago. La hinchazón y el malestar son señales de indigestión, y las malas opciones de comida que le producen pesadez pueden convertir su almuerzo en una tarde de cansancio y agobio.

Esa incómoda y desagradable sensación que queda después de comer en demasía alimentos no saludables tiene muchos nombres. La indigestión es un término general que incluye las sensaciones de hinchazón, gases, aletargamiento y pesadez que se experimentan cuando uno se ha excedido con la comida.

Sin embargo, la indigestión no solo es producida por comer de más. Ciertos alimentos pueden producir malestar estomacal más que otros, y de eso leerá más adelante. Una comida bien balanceada, con las porciones adecuadas, se digiere fácilmente. Sin embargo, cuando los carbohidratos simples o las grasas saturadas son lo que predomina en su plato, puede estar seguro de que necesitará aflojarse el cinturón.

Una alimentación no saludable puede producirle una sensación de cansancio y agotamiento. Sin embargo, hacer cambios positivos y tomar decisiones saludables puede ayudarle a sentirse bien de nuevo. Son muchos los alimentos que pueden dificultar su digestión, la buena noticia es que también hay muchas opciones que lo dejarán satisfecho sin producirle pesadez.

Primero, señalemos algunas de las fuentes comunes de dolor de estómago y los alimentos que producen pesadez. Comenzaremos con los villanos más obvios, y luego seguiremos con las fuentes ocultas de malestar. Recuerde, comer en demasía de cualquier alimento puede producirle un malestar estomacal que le arruinará el día y lo dejará con una sensación de pesadez.

La carga que representan los alimentos con alto contenido de grasa

Esto como que no tiene mucha ciencia, pero los alimentos que tienen un alto contenido de grasa definitivamente producen pesadez.

Los alimentos con muchas grasas saturadas tienden a ser muy pesados y pueden hacerlo sentir incómodamente lleno. Con frecuencia se añaden grasas (saturadas y trans) para potenciar el sabor de los alimentos, pero todo ese sabor tiene un precio.

Los alimentos con alto contenido de grasa por lo general tienen un bajo contenido de fibra. Esto representa un problema porque la fibra es muy buena para la digestión. Añade volumen a las heces y las empuja a través del sistema digestivo. Las dietas con alto contenido de grasa con frecuencia están acompañadas de estreñimiento. Sin fibra que ayude a la digestión, los alimentos grasosos dejan sus intestinos con una sensación de pesadez.

Los alimentos fritos son especialmente complicados para su cuerpo. Carecen de fibra y tienen un bajo contenido de nutrientes esenciales, vitaminas y minerales que le ayudan a mantenerse con energía. Es difícil combatir la pesadez y la fatiga cuando se recurre a alimentos fritos, densamente grasosos, a manera de combustible.

Alternativa: grasas saludables no saturadas

Es imposible comer saludablemente sin incluir grasas en la alimentación. Las grasas son un macronutriente esencial, pero no todas las grasas son iguales. Tenga cuidado con el exceso de grasas saturadas en su alimentación y haga todo lo posible por evitar las grasas trans. En lugar de eso, concéntrese en las saludables grasas insaturadas (mono y poliinsaturadas) como parte de una alimentación balanceada.

Entre los ejemplos de alimentos con un alto contenido de grasas insaturadas están el aguacate, el aceite de oliva, las nueces y el pescado. Estos alimentos son ricos en nutrientes y contienen grasas que apoyan una saludable función cerebral. Sustituya parte de sus alimentos ricos en grasas saturadas con grasas saludables.

Granos procesados

Cuando llega la hora del almuerzo, lo último que usted debe hacer es atiborrarse de granos procesados. Se encuentran ocultos en el pan blanco, el arroz blanco y la pasta. Estos carbohidratos son famosos por verter azúcar en el torrente sanguíneo y crear un bajón de energía poco después.

Los granos refinados carecen de componentes clave como el salvado y el germen. El salvado aporta fibra, que ayuda a estabilizar la energía por horas después de una comida. Cuando en la ecuación falta el salvado, con toda seguridad habrá un desplome de energía después de comer granos procesados.

Los alimentos como el pan blanco además carecen de germen. Esta parte del grano es rica en vitaminas del complejo B. Su cuerpo necesita vitaminas del complejo B para aprovechar la energía de los alimentos que usted consume.

Si en el almuerzo usted consume muchos granos procesados a manera de combustible para tener una tarde productiva, es probable que en lugar de eso necesite dormir una siesta.

Alternativa: granos integrales

Una solución simple para la fatiga que producen los granos procesados es cambiarlos por sus contrapartes integrales. Los granos integrales son una opción mucho más saludable cuando está pensando qué comer.

Ello se debe a que los granos integrales tienen un alto contenido de fibra y gracias a eso liberan energía de manera constante, ayudando a evitar las subidas bruscas y luego el desplome en los niveles de azúcar. La fibra también favorece el tránsito de los productos de desecho de la digestión a través de los intestinos. Con energía confiable y un estómago feliz, los granos integrales son parte importante de una comida y una alimentación saludables.

No permita que lo ataque la somnolencia y la incomodidad estomacal que producen los granos refinados y procesados. Mejor incluya en el menú granos integrales. Busque pan de trigo integral, así como cereales integrales, arroz integral y pasta integral para completar su alimentación.

Los alimentos con un bajo contenido de calorías pueden producir pesadez

Es difícil creer que los alimentos bajos en calorías no siempre son la mejor opción cuando necesita una colación. Las calorías son la divisa energética de su cuerpo y usted necesita mantener el flujo de calorías para tener la energía necesaria que le permita cumplir sus tareas.

El problema surge cuando se recurre mucho a estas opciones bajas en calorías a lo largo del día. Una ingesta insuficiente de calorías producirá en su cuerpo una sensación de falta de energía, y es difícil concluir sus tareas si su tanque de combustible está vacío. Además, con frecuencia estas colaciones consisten en alimentos preempacados y procesados con poco valor nutricional, de manera que representan un doble revés para su cuerpo.

El consumo restringido de calorías también puede resultar contraproducente y puede llevarlo a comer más de lo que debería en su siguiente comida. Luego, el ciclo de malestar continúa porque comer de más le produce aletargamiento e hinchazón, y lo que comió de más literalmente le producirá pesadez. Ello se debe a que silenciar el hambre excesiva con una comida súper abundante además puede llevarlo a subir de peso.

También pueden producirse cambios en el metabolismo y en el equilibrio hormonal si la restricción calórica se convierte en un hábito. Estos cambios metabólicos pueden dificultar el mantenimiento de un peso saludable. Además, los cambios hormonales pueden producir un mal estado de ánimo y una menor sensación de bienestar.

Alternativa: colaciones saludables en las porciones adecuadas

Atiborrarse de algún alimento tiene el potencial de hacerlo subir de peso, pero optar por alimentos bajos en calorías en lugar de consumir una colación saludable puede producir el mismo efecto. Cuando esté pensando en qué comer mientras llega la hora de la siguiente comida, le aconsejamos evitar etiquetas que digan “bajo en calorías”, “lite” y “cero calorías”.

Elija colaciones que sean naturalmente bajas en calorías, como moras, melón y pepino. Este tipo de colaciones lo dejarán satisfecho y le darán a su cuerpo las vitaminas y los minerales que tanto necesita.

Si le preocupa la ingesta de calorías, busque las fuentes ocultas de calorías. Las bebidas carbonatadas, el alcohol y los jugos están repletos de calorías. Estas bebidas no satisfacen su hambre. Mejor beba agua y coma alimentos integrales y saludables para cubrir sus requerimientos diarios de calorías.

Las bebidas carbonatadas no siempre suben sus niveles de energía

Si después de comer tiene gases e hinchazón, tal vez la culpa sea de la bebida que eligió. Las bebidas carbonatadas—como las sodas— son populares, pero estas bebidas burbujeantes no dejan de hacer burbujas después del primer sorbo. Por el contrario, siguen produciendo gas después de que las ha bebido. Y si bien no le producen una sensación de pesadez, tampoco producen un efecto posterior deseable.

Primero, revisemos qué es lo que produce en estas bebidas carbonatadas sus características burbujas. Las bebidas burbujeantes contienen grandes cantidades de dióxido de carbono, que es un gas. Estas burbujas de gas explotan en su tracto digestivo. Así, las divertidas burbujas de su bebida se traducen en gas e hinchazón en su estómago.

Otra fuente de gas en las bebidas carbonatadas es el endulzante. Las bebidas dietéticas contienen sustitutos de azúcar que tienen un sabor dulce como el azúcar real. Sin embargo, el cuerpo conoce la diferencia y le puede ser difícil digerir esos endulzantes.

Limite los alimentos y bebidas que contienen alcoholes de azúcar como el sorbitol, el xilitol y el manitol. Esto sustitutos de azúcar viajan hasta el intestino grueso antes de que comience su descomposición, y el resultado de esta fermentación y digestión puede ser gas. De manera que, no tiene que evitar totalmente estos alcoholes de azúcar, pero recurra a ellos con moderación.

La hinchazón y el gas son consecuencias que sin duda lo dejarán fuera de juego, pues es difícil estar cómodo cuando se siente inflado y pesado.

Alternativa: ¡agua, agua y agua!

Elimine el gas adicional de su alimentación bebiendo agua. El agua es la bebida favorita de su cuerpo, y está libre de burbujas y endulzantes que después alteran su estómago.

Si lo que le gusta de las bebidas burbujeantes es el sabor, trate de darle sabor a su agua con ingredientes naturales. Puede lograr el sabor deseado con rebanadas de limón amarillo, limón verde, moras y pepino. Dé rienda suelta a su creatividad y añádale hierbas también. La albahaca, el romero y la menta son opciones populares. Los tés herbales también pueden ser una opción buena sin cafeína.

Evite también el agua carbonatada. Incluso si no contiene azúcar añadida, esta burbujeante bebida puede ocasionarle malestar intestinal. En lugar de eso, beba agua en su forma más pura. Simple, en las rocas o con unas gotas de limón, usted estará recurriendo a una opción saludable si bebe H2O.

Los lácteos pueden echarle a perder el día

Ocasionalmente, un viaje al pasillo de los lácteos puede acabar con su día o —peor todavía— hacerlo salir corriendo al baño. Ello se debe a que la lactosa (un azúcar presente en casi todos los productos lácteos) puede ser difícil de digerir para sus intestinos.

Por lo general, el principal delincuente es la leche. La leche de vaca tiene un alto contenido de lactosa y puede producir dolorosos gases y diarrea en personas que carecen de lactasa, una enzima digestiva. Si su cuerpo sufre para digerir la lactosa, probablemente usted ya lo sabe. Cerca de 65% de la población a nivel mundial tiene problemas para digerir la lactosa.

La hinchazón y la fatiga por lo general es lo que sigue después de un ataque de lactosa, y esta reacción a la lactosa hace que para su cuerpo sea difícil absorber los nutrientes que ofrece la leche. Recuerde, la leche tiene un alto contenido de calcio, que es bueno para fortalecer los huesos. Y entonces, ¿cómo puede obtener los nutrientes de la leche y evitar incomodidad estomacal y la sensación de pesadez?

Alternativa: yogurt, queso y otros productos lácteos fermentados

Esta es la pista: lácteos fermentados. Algunos de sus productos lácteos favoritos ya han pasado por la descomposición de la lactosa. El yogurt y el kéfir están hechos con enzimas que atacan la lactosa de la leche antes de que llegue a su intestino. Estas alternativas son fabulosas fuentes de calcio y probióticos que favorecen todavía más la digestión.

Y si está buscando un sustituto de la leche, pruebe la leche de almendra. Ésta y otras leches a base de nueces pueden ser más bondadosas con su sistema digestivo, están repletas de cosas buenas como calcio y vitamina D y también tienen un delicioso sabor.

Si su sensibilidad a la lactosa es especialmente fuerte, consulte a un médico. El médico sabe cuáles son las mejores maneras de consumir el calcio que usted necesita sin poner en riesgo su comodidad.

Haga cambios

Ahora usted ya sabe cuáles son los alimentos (y también las bebidas) que le producen pesadez, así que sea proactivo y elimínelos de su alimentación. Sustituya los alimentos pesados con opciones ricas en fibra. Equilibre su plato con granos integrales y diversos grupos de alimentos. Impóngase el reto de beber más agua. (Y cuando piense que ya ha bebido suficiente H2O, sírvase otro vaso.)

Busque alternativas a los alimentos que le producen una sensación de pesadez y que impiden que esté en su mejor nivel. Limite o evite los alimentos que están en la columna de la izquierda y tome como colación las opciones más saludables de la columna de la derecha:

Producen pesadez

Alimentos fritos

Repostería preempacada

Grasas trans

Carnes rojas

Pan blanco

Pasta

____ bajo en calorías

____ de dieta

Bebidas gaseosas

Helado

Aportan energía

Aguacate

Aceite de oliva

Pescados grasos

Verduras rostizadas

Proteína magra

Pan de trigo integral

Arroz integral

Nueces

Moras

Melón

Pepino

Agua con infusión de sabor

Yogurt griego

Acerca del autor

Sydney Sprouse es una escritora independiente sobre temas de ciencia residente en Forest Grove, Oregon. Tiene una licenciatura en biología humana de la Universidad Estatal de Utah, en donde trabajó como investigadora y escritora en su etapa de pasante. Sydney ha estudiado ciencias toda su vida y su objetivo es traducir las actuales investigaciones científicas tan efectivamente como sea posible. Escribe con particular interés sobre biología humana, salud y nutrición.

Todo es rápido. Ahora la vida necesita ser 5G, supercargada y exprés, pero comer no debería ser un sprint. De hecho, comer más lentamente podría potenciar sus esfuerzos por controlar su peso.

Trate de pensar cuándo fue la última vez que se tomó 20 minutos o más para comer. Si no fue recientemente, podría estar “devorando” su comida con demasiada rapidez. Ello se debe a que esa marca de los 20 minutos es importante.

La ciencia demuestra que se requieren 20 minutos para que su cerebro reciba el mensaje de que usted ya está satisfecho. Comer más despacio puede ayudarle sentirse satisfecho más pronto. Esto elimina esas calorías extras accidentales que se consumen después de que usted, de hecho, ya está satisfecho, pero no lo sabe.

Así que, en lugar de invertir mucho tiempo pensando en la combinación adecuada de macronutrientes o contando calorías, solo tómese más tiempo para comer. Este sencillo enfoque es solo una de sus opciones, por supuesto. Los dietistas recurren a cientos de métodos diferentes para tratar y reducir la ingesta de alimentos. Sin embargo, comer con más lentitud puede ser algo valioso en sí mismo, o en combinación con la dieta de su elección.

¿Se está preguntando si comer más despacio puede en realidad ayudarle a controlar su peso? No está solo. Investigadores de todo el mundo tienen gran interés en el tópico de comer más despacio. Veamos lo que han encontrado.

Y el estudio sobre comer más despacio dice…

Han surgido muchos resultados promisorios de las investigaciones sobre comer más despacio y el control de peso. Algunas investigaciones han mostrado que comer más despacio puede ayudar a reducir la ingesta de alimentos, lo cual es fabuloso para el control de peso.

No es necesario que usted mismo busque todas las investigaciones. Un metaanálisis (un estudio de los estudios) publicado en el American Journal of Clinical Nutrition en 2014 hizo esa tarea por usted. El estudio analizó las diferencias entre el ritmo del consumo de la comida y su influencia en la ingesta de energía y el apetito.

Los investigadores analizaron y combinaron las evidencias de 22 estudios. Calcularon las diferencias promedio en la ingesta de alimentos entre un consumo rápido y un consumo lento, y las posibles diferencias en el apetito.

La evidencia combinada mostró que comer más despacio está asociado con un menor consumo de calorías que cuando se come con prisa. Esto resultó cierto sin importar el tipo de manipulación utilizada para alterar el ritmo de alimentación. Sin embargo, la rapidez en la ingesta no evidenció un impacto en el apetito.

Esta revisión apoya la idea de que la velocidad a la que se come sí afecta la ingesta de energía. Comer más despacio ayudará a reducir la ingesta de comida y limita el consumo en exceso, sin importar el método utilizado para reducir la velocidad a la que se come. Más adelante conocerá algunos de esos métodos.

¿Cómo es que el hecho de comer más despacio ayuda a bajar de peso?

Las investigaciones en torno al ritmo de alimentación han encontrado correlaciones entre un menor índice de masa corporal y el hecho de comer más despacio. Eso es interesante. Pero, ¿cómo sucede esto?

Un menor consumo de calorías en el caso de las personas que comen lentamente es, obviamente, una parte clave. Comer menos calorías es probablemente el consejo más arraigado para controlar el peso. Y usted ya ha visto cómo comer más despacio está relacionado con una menor ingesta calórica.

Si usted come más despacio, tiende a comer menos. Ello se debe principalmente al hecho de que usted se siente saciado antes de haber comido de más. Retomemos el dato interesante del que hablamos antes. Su cerebro necesita 20 minutos para saber si usted ya está satisfecho o cuán satisfecho está en verdad. De manera que, si come toda una comida en 10 minutos, y sigue comiendo durante cinco minutos más, entonces consumió muchas calorías adicionales.

Sin embargo, las investigaciones sugieren que la relación entre el peso y comer más despacio es más profunda que las simples matemáticas de las calorías.

El hábito de zamparse la comida posee una clara relación con problemas metabólicos. Esto gira en torno a cuán rápido reacciona a la comida el cuerpo de quienes comen rápido, e incluye problemas de tolerancia a la glucosa y de resistencia a la insulina. Estas conexiones no son ninguna sorpresa. El mantenimiento de su salud metabólica y mantenerse en un peso saludable van de la mano.

Además, comer despacio puede ayudarle a que su metabolismo y la quema de grasas funcionen normalmente, y también puede ser de ayuda para consumir menos calorías en general. Esta es una buena combinación para el control de peso. Como bono, en un estudio llevado a cabo en Japón se determinó que comer despacio le ayuda a digerir mejor los alimentos.

La velocidad adecuada para alimentarse

Hay muchos más estudios sobre las razones para comer despacio que sobre cuál es el ritmo adecuado al que uno debe comer para bajar de peso. No es fácil determinar cómo clasificar la manera de comer: demasiado rápido, demasiado lento o justo como debe ser.

Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Rhode Island asignó un número a la velocidad a la hora de comer:

  • Comer a un ritmo rápido: alrededor de 3.1 onzas por minuto
  • Comer a un ritmo medio: alrededor de 2.5 onzas por minuto
  • Comer a un ritmo lento: alrededor de 2 onzas por minuto

Los números son de gran ayuda, pero no es necesario que pese todo lo que come y luego lo divida en porciones de dos onzas. Existen maneras más fáciles de determinar el ritmo adecuado para ralentizar el flujo de alimento que va a su estómago.

La solución más sencilla es usar la masticación como su mecanismo para establecer el ritmo.

Mientras más mastique, más lentamente comerá. Contar el número de veces que mastica cada bocado, tratando de que sean entre 15 y 20, le ayudará a dar en el blanco y a comer más despacio.

También puede medir el tiempo que mastica. Un estudio determinó que 30 segundos de masticación ayudó a los participantes a comer la mitad de los dulces que se habrían comido si mastican normalmente.

No importa cómo determine el ritmo adecuado para usted, recuerde el número mágico de los 20 minutos. Coma pausadamente para prolongar el tiempo de la comida lo suficiente, de manera que su cerebro entre en sintonía con su boca.

Cómo comer más pausadamente

Ser pausado es un buen consejo, pero es un poco vago, ¿no? Es necesario tener algunas referencias prácticas para lograr el ritmo adecuado.

De hecho, esas referencias existen. Está a punto de leer seis recomendaciones para comer despacio. Estas recomendaciones pueden ayudarle a comer más pausadamente para controlar su peso. Sin embargo, incluso podrían ayudarle con su digestión y hacer que disfrute más sus comidas.

  1. Mastique con un propósito. En la sección anterior que hablaba sobre el ritmo leyó también acerca de la masticación. Pero vale la pena repetirlo: masticar más cada bocado, y hacerlo lentamente, ayuda a ajustar el ritmo adecuadamente. Intente masticar cada bocado al menos 20 veces. Hágalo despacio y prepare mejor sus alimentos para la digestión. Si prefiere medir el tiempo que mastica en lugar de contar las veces que mastica, trate de que sean 15 segundos o más.
  2. Coma bocados más pequeños. Masticar despacio es muy bueno, pero si su comida se la come en siete u ocho bocados, incluso así su ritmo será acelerado. Reducir el tamaño de sus bocados, combinado con una masticación con propósito, le ayudará a comer más despacio.
  3. Aplique todos sus sentidos. El gusto es el sentido que más se asocia con la comida. Sin embargo, tomarse el tiempo para verdaderamente disfrutar cómo se ve su comida, y prestar atención a su textura (cómo se siente), también puede ayudarle a desacelerar el ritmo al que come. No obstante, lo más importante podría ser el olfato. El gusto y el olfato son compañeros. Sentir el olor y disfrutar los aromas mejora su experiencia como comensal y hace que coma pausadamente.
  4. Descanse entre un bocado y otro. Hacer pausas intencionalmente entre cada bocado reduce el ritmo al que consume sus comidas. Hágalo dejando sobre la mesa su tenedor o cuchara entre cada bocado, o poniendo la comida en el plato, si es que la toma con la mano.
  5. Escuche a su cuerpo. El hambre es algo físico, puede sentirla, y existen señales cuando usted necesita comida y señales diferentes cuando ya comió suficiente. Tómese el tiempo para escuchar lo que su cuerpo le dice, y no desestime esas señales por el hecho de que haya más comida en su plato.
  6. Cambie su mentalidad respecto a la comida. La comida es muchas cosas. En su nivel más básico, se trata de combustible. Sin embargo, la comida también es emoción y familia y placer y estimulación intelectual y mucho más. Así que, no trate la comida solo como la gasolina que le pone a su auto para poder ir por la calle. Concéntrese en cada bocado. Saboréelo. Hable de él. Y verdaderamente abrace y disfrute la experiencia completa que es comer.

Cuando se tiene sed, es difícil pensar en algo que no sea una bebida bien helada, pero esa gaseosa o limonada tan tentadora podría no ser la mejor opción: en las bebidas endulzadas se esconden azúcares agregados y calorías vacías. Usted necesita una bebida que sea refrescante y buena para su organismo.

Mantenerse hidratado es clave en un estilo de vida saludable, por eso es importante elegir bebidas que mantengan a raya la sed sin arruinar su dieta. Responda este cuestionario sobre bebidas y aprenda cómo diferenciar entre buenas y malas, además de conocer nuevas formas para estar feliz e hidratado.

 

Usted quiere comer bien pero no sabe por dónde empezar, así que de repente se encuentra navegando en Internet, buscando ejemplos de alimentos “buenos” y alimentos “malos”. Tener una lista de opciones saludables es esencial para pavimentar el camino hacia una alimentación saludable. Sin embargo, las listas ayudan poco a que usted entienda por qué los alimentos buenos son, de hecho, buenos para usted.

Puede seleccionar mejores ingredientes para preparar platillos más saludables si usted entiende la manera en la que los alimentos que come producen energía en su cuerpo que sea aprovechable. El índice glicémico sencillamente puede ser la herramienta que usted necesita para entender mejor cómo funcionan los alimentos en su cuerpo.

Usted ya sabe que los alimentos que come se convierten en energía, pero aprender cómo usar el índice glicémico puede ayudarle a saber cuánta energía puede obtener de ciertos alimentos, y también puede decirle mucho acerca de la calidad y confiabilidad de esa energía.

Glucosa—Derivada de los alimentos para activar el cuerpo

La divisa energética del cuerpo es la glucosa. Este azúcar simple es un carbohidrato abundante en su alimentación. No todos los carbohidratos que usted consume son en forma de glucosa, pero pueden transformarse para aportar este combustible. Mediante la digestión, [link to digestive tract overview] los carbohidratos complejos se descomponen en moléculas individuales de glucosa que serán utilizadas para dar energía o que no serán digeridas y serán utilizadas para ayudar a eliminar los desechos.

La glucosa, una vez que está en su forma pura, viaja por el torrente sanguíneo, aportando energía celular que puede aprovecharse de inmediato. Sin embargo, no toda la energía se necesita de inmediato. En ocasiones, esta energía es almacenada en el hígado y en los músculos como glucógeno. Es el páncreas el que ayuda a su cuerpo a tomar la decisión acerca de cuándo usar o almacenar la glucosa.

Y se trata de decisiones importantes. El mantenimiento de los niveles de azúcar en sangre dentro del rango normal y saludable hace que sea más fácil para su cuerpo administrar toda la energía que recibe a través de la dieta.

Índice glicémico

El índice glicémico ofrece un medio para ayudar a predecir el potencial que posee un alimento para elevar la glucosa en sangre. Es una manera de medir el índice al cual los carbohidratos se descomponen y aparecen en la sangre como azúcares simples. En general, mientras más refinado y procesado esté el alimento, más rápido se descompone y mayor es su índice glicémico.

Algunos alimentos pueden hacer que llegue mucha azúcar al torrente sanguíneo en muy poco tiempo. Los alimentos que incrementan rápidamente los niveles de glucosa son conocidos como alimentos de alto índice glicémico. Otros liberan pequeñas cantidades de glucosa en el curso de varias horas. Estos se conocen como alimentos de bajo índice glicémico.

Veamos cómo se calcula el índice glicémico. El estándar de comparación es el azúcar mismo. Tiene un índice glicémico de 100. El hecho de que el índice glicémico de la glucosa sea 100 es increíblemente significativo. Representa lo rápido que el alimento puede convertirse en glucosa en sangre.

Para determinar el índice glicémico de todos los demás alimentos, deben compararse con el índice glicémico de la glucosa. Un panqueque, una naranja y un puño de cacahuates tienen índices glicémicos muy diferentes. Ello se debe a que se digieren a diferentes velocidades y provocan una respuesta diferente en los niveles de azúcar en sangre.

Alimento Índice glicémico
Glucosa 100
Panqueque 67
Naranja 42
Cacahuates 18

(Para consultar una tabla más completa, visite estas páginas: The University of Sydney, Linus Pauling Institute, y Research Gate.)

Cuando usted se come un panqueque, una naranja, cacahuates u otro alimento, aumenta su nivel de azúcar en sangre. Un panqueque de tamaño medio crea una respuesta de glucosa en sangre que es 67% la respuesta a la glucosa pura. Una naranja tiene 42% de esa respuesta, mientras que los cacahuates tienen una influencia muy baja sobre la glucosa en sangre comparada con la glucosa misma: solo 18%.

Básicamente, cuando usted conoce el índice glicémico de un alimento, sabe que generalmente tendrá un efecto en los niveles relacionados con la glucosa. Las tablas de índices glicémicos listan cientos de alimentos. Algunas se dividen en índice glicémicos alto, moderado y bajo. Así es como están integradas estas categorías:

  • IG Alto >= 70. Las papas, las hojuelas de maíz, las gomitas, la sandía y el pan blanco son alimentos con un alto índice glicémico.
  • IG Moderado 56-69. El arroz, el plátano y la piña son alimentos con un índice glicémico moderado.
  • IG Bajo < 55. Las lentejas, las zanahorias, las manzanas, las naranjas y las peras son alimentos de bajo índice glicémico.

El índice glicémico tiene muchas fortalezas. Pone de relieve la capacidad de los alimentos para elevar los niveles de azúcar en sangre y permite establecer una comparación entre los alimentos en cuanto a la respuesta de la glucosa en sangre. Sin embargo, el índice glicémico no considera la cantidad que se está consumiendo de ese alimento.

Los valores en cuanto al índice glicémico son los mismos para todos los alimentos, sin importar cuánto coma. Pero eso no significa que comer mucho de un alimento con un alto índice glicémico tenga el mismo efecto en el nivel de azúcar en sangre que comer solo un poco. De hecho, ocurre lo opuesto.

Así pues, ¿cómo puede usar el índice glicémico para tomar decisiones inteligentes respecto a lo que come? Es difícil juzgar la diferencia en la calidad de los alimentos cuando los pretzels, el pan blanco y las galletas saladas tienen un índice glicémico similar al de la sandía y la piña. Afortunadamente, hay una solución.

Carga glicémica

La pista es la carga glicémica: una manera consistente, cualitativa y cuantitativa de usar la información que ofrece el índice glicémico para entender la manera en la que los alimentos afectan los niveles de azúcar en sangre.

La carga glicémica corresponde a la cantidad del alimento en cuestión. La carga glicémica representa el potencial para elevar la glucosa en sangre que tiene una cantidad de determinado alimento que usted coma. Se puede calcular la carga glicémica de un alimento determinado dividiendo el índice glicémico entre 100 y luego multiplicando la cantidad resultante por la cantidad de carbohidratos disponibles en una porción.

CGalimento = (IGalimento / 100) x (gramos of carbohidratos – gramos de fibra)

*Recuerde, la fibra es el material de los alimentos que no es completamente digerido por el cuerpo. De manera que, cuando determine la cantidad de carbohidratos disponibles que contiene su colación favorita, reste los gramos de fibra del total de gramos de carbohidratos.

Los valores asociados con la carga glicémica son mucho menores al índice glicémico:

  • CG Alta >= 20.
  • CG Moderada 11-19.
  • CG Baja < 10.

La carga glicémica toma en consideración la cantidad de carbohidratos digeribles presentes en cada porción de alimento. Esto es importante porque en ocasiones los alimentos que tienen índices glicémicos similares poseen conteos de carbohidratos radicalmente más elevados.

Para demostrar la manera en la que la carga glicémica representa el contenido de carbohidratos, veamos un ejemplo. Una taza de sandía y una taza de hojuelas de maíz tienen índices glicémicos muy similares. Ambos son alimentos con un alto índice glicémico. Sin embargo, las hojuelas de maíz y la sandía tienen cargas glicémicas muy diferentes.

La carga glicémica de una taza de hojuelas de maíz es de 20, lo que la convierte en un alimento de alta carga glicémica. La carga glicémica de la sandía es de solo 8. Estos números nos dicen que hay muchos más carbohidratos en una porción de hojuelas de maíz que en una de sandía. Para ser exactos, una taza de hojuelas de maíz tiene 26 gramos de carbohidratos, mientras tanto, la misma cantidad de sandía solo tiene 11.

Debido a que la sandía tiene menos carbohidratos, también tiene menos calorías por porción. La sandía es una mejor opción que las hojuelas de maíz si lo que se busca es una colación rápida. Es menos densa en calorías, pero igualmente efectiva para aportar la energía que usted necesita para llegar a su siguiente horario para comer.

¿Y si en lugar de una taza de sandía se come dos? La carga glicémica refleja el tamaño de la porción de sus alimentos. Puede decirle que la cantidad de alimento que usted come también influye en sus niveles de azúcar en sangre.

Por lo general, los alimentos con una baja carga glicémica tienen menos calorías que los alimentos que tienen una alta carga glicémica. Así pues, los alimentos altos en calorías no son la única opción cuando usted necesita aumentar sus niveles de energía. Los alimentos que tienen una baja carga glicémica están equipados para darle combustible a su cuerpo con un menor riesgo de comer de más y subir de peso.

Cómo usar el índice glicémico y la carga glicémica para crear una dieta saludable

Usted ya sabe que los alimentos que tienen un alto índice glicémico actúan rápidamente para influir en los niveles de azúcar en sangre, aportando energía rápidamente. Sin embargo, esta energía por lo general tiene una vida corta y pronto regresa el apetito, lo que potencialmente podría ocasionar que usted coma de más y suba de peso.

Los alimentos con un bajo índice glicémico afectan los niveles de azúcar en sangre de manera más lenta y constante. Estos alimentos dejan una mayor saciedad y aportan energía más consistente y duradera, lo que facilita comer menos (y mantener el peso).

Se requiere práctica para saber cuáles son los alimentos que tienen alto índice glicémico/alta carga glicémica y los que tienen bajo índice glicémico/baja carga glicémica. Afortunadamente, existen reglas sencillas con las que puede asegurar su éxito.

  1. Prepare platillos con muchos alimentos que tengan un índice glicémico y una carga glicémica moderados. Limite el consumo de alimentos de alto índice glicémico/alta carga glicémica que tengan muchas calorías y que provoquen el aumento súbito de los niveles de azúcar en sangre.
  2. Busque frutas y verduras que no contengan almidones. Las manzanas, las moras, las peras, los frijoles, el brócoli y la coliflor son alimentos de bajo índice glicémico y de baja carga glicémica. Aportan mucha energía de manera continua debido a su elevado contenido de fibra.
  3. Cuando tenga dudas, recurra a los granos integrales. La avena, el arroz integral, la cebada y el trigo entero son excelentes opciones. De nuevo, un elevado contenido de fibra natural significa energía por más tiempo.
  4. Evite los alimentos empacados y procesados que tienen un bajo contenido de proteína, fibra y grasas. Este tipo de alimentos por lo general tiene un alto contenido de carbohidratos simples y un bajo contenido de otros macronutrientes importantes, lo que hace que tengan valores más elevados en cuanto a índice glicémico y carga glicémica.
  5. La moderación cuenta. Sin importar el índice glicémico o la carga glicémica, coma de manera sensata. Haga su mejor esfuerzo por escuchar a su cuerpo y las señales que le da. Cuando se sienta cansado y necesite algo de energía, busque una colación saludable. Cuando esté satisfecho, deje de comer y párese y póngase en movimiento.

Hay muchas maneras de tomar decisiones de alimentación que sean saludables. Estar consciente de la manera en la que los alimentos que usted come afectan sus niveles de azúcar es solo otra manera de mantener una buena nutrición y una buena salud.

Acerca del autor

Sydney Sprouse es una escritora independiente sobre temas de ciencia residente en Forest Grove, Oregon. Tiene una licenciatura en biología humana de la Universidad Estatal de Utah, en donde trabajó como investigadora y escritora en su etapa de pasante. Sydney ha estudiado ciencias toda su vida y su objetivo es traducir las actuales investigaciones científicas tan efectivamente como sea posible. Escribe con particular interés sobre biología humana, salud y nutrición.

“¿PUEDES OLER ESTO?” Probablemente ya le han hecho antes esta pregunta. Y si no ha sido usted quien la ha planteado, entonces definitivamente era el receptor.

Con esos refrigeradores que son enormes, puede ser fácil olvidarse de lo que hay en el fondo de los mismos y, a medida que van corriendo los días, las fechas de vencimiento de esos alimentos cuestionables se van acercando.

Sin embargo, los alimentos que ya han caducado son apenas los culpables más obvios y los que se pueden evitar con mayor facilidad si hablamos de una adecuada seguridad de los alimentos y de cómo prevenir las intoxicaciones por el consumo de alimentos. Existen muchos más inconvenientes, y cometer errores al momento de preparar, manejar y cocinar los alimentos puede provocar que usted pase la noche en el baño.

Intoxicación Alimentaria: Información Básica Sobre Bichos Malos

Una seguridad alimentaria deficiente puede provocar intoxicación alimentaria o enfermedades causadas por los alimentos. Estos problemas son resultado del consumo de alimentos contaminados, y esa contaminación puede ocurrir cuando sus alimentos son expuestos a ciertas bacterias, virus, parásitos y/o sustancias químicas, y no son debidamente manejados o tratados.

Más adelante le diremos cómo lograr el manejo seguro de los alimentos. Primero, hablemos de los tres contaminantes bacterianos más comunes: Salmonella, Campylobacter y E. coli. Eche un vistazo más de cerca a estas bacterias, conozca cómo pueden entrar en contacto con sus alimentos y cómo protegerse.

Salmonella

Los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos calculan que más de un millón de estadounidenses padecen infecciones por Salmonella cada año. Decenas de miles son hospitalizados. Los niños pequeños, los adultos de edad avanzada, y quienes tienen un sistema inmunológico débil son especialmente vulnerables cuando entran en contacto con la Salmonella. La comida es la fuente de casi todas las infecciones por Salmonella.

Fuentes alimentarias que pueden estar contaminadas con Salmonella:

  • Aves/carne
  • Huevos
  • Leche y queso sin pasteurizar
  • Frutas y verduras sin lavar, y el jugo de las mismas
  • Algunas nueces y especies

La Salmonella con frecuencia se encuentra en los intestinos y, por lo tanto, en las heces de los animales, especialmente de los reptiles. Debido a que la materia fecal con frecuencia contamina el entorno en el que viven los animales (por ejemplo, un gallinero), la totalidad de la superficie del animal puede contaminarse. Así es como los huevos y la carne del pollo pueden llegar a infectarse.

Si usted entra en contacto con la Salmonella de manera inadvertida, puede experimentar síntomas que incluyen fiebre, diarrea y dolor o malestar abdominal. Estos síntomas pueden durar hasta una semana, lo que puede ser una experiencia dolorosa para cualquiera.

Tome precauciones para protegerse de enfermedades ocasionadas por la Salmonella. Lávese siempre las manos meticulosamente después de manipular animales. Cocine bien la carne y los huevos para asegurarse de que las bacterias queden destruidas. Consuma productos pasteurizados cuando estén disponibles, este proceso mata las bacterias de Samonella.

Campylobacter

Estas bacterias nocivas afectan a más de un millón de personas en Estados Unidos cada año, y a todavía a más personas alrededor del mundo. De nuevo, los niños pequeños, los adultos de edad avanzada y aquellas personas cuyo sistema inmunológico está debilitado son más vulnerables a las enfermedades severas como consecuencia de una infección por Campylobacter.

Los órganos de los animales (por ejemplo, los intestinos y el hígado) son el hogar más común de las bacterias de Campylobacter. Cuando los animales son sacrificados para obtener su carne, las bacterias pueden diseminarse, infectando las partes del animal que más se consumen. La Campylobacter también puede diseminarse a través de la materia fecal que entre en contacto con otras partes del animal, con productos agrícolas que estén cerca o con las fuentes de agua.

Los síntomas de las infecciones por Campylobacter incluyen fiebre, calambres abdominales, vómito y diarrea (frecuentemente con sangre). Estos síntomas pueden durar solo un par de días o hasta más de una semana.

Tome medidas para evitar las infecciones por Campylobacter cocinando bien la carne, especialmente las aves, a las temperaturas seguras mínimas. En el caso de las aves, la temperatura mínima segura es de 165 grados Farenheit o 74 grados Celsius.

E. coli

Existen muchas cepas inofensivas de E. coli… pero también hay unas cuantas que pueden ponerlo bastante mal. Las cepas dañinas se pueden encontrar en animales, principalmente vacas, ovejas y cabras. Las bacterias se transmiten fácilmente de estos animales a su entorno, lo que puede provocar la contaminación del cuerpo exterior del animal y potencialmente sus fuentes de agua. Estas fuentes de agua contaminada también pueden diseminar la E. coli (u otras bacterias) a los vegetales. Eso ocurre cuando los animales infectan el agua y ésta es utilizada para irrigar los cultivos.

Los síntomas de infección por E. coli incluyen vómito, dolor abdominal y diarrea (frecuentemente con sangre). Una infección por E. coli puede complicarse y convertirse en un problema de salud alarmante conocido como síndrome urémico hemolítico (SUH). Este puede afectar los glóbulos rojos y, subsecuentemente, los riñones. Si se llega a desarrollar el SUH, entonces es necesario buscar atención médica.

Es posible tomar precauciones fáciles y adecuadas para protegerse de una infección por E. coli. Puede evitarla lavándose rutinariamente las manos (antes de preparar sus alimentos, después de ir al baño o de cambiarle el pañal a un bebé y cuando haya estado en contacto con vacas, ovejas, cabras o con su entorno). También es de ayuda cocinar adecuadamente la carne de res y otros tipos de carne. Y el evitar el consumo de leches y quesos no pasteurizados lo protegerá de la E. coli.

Medidas De Seguridad Sencillas

Tal vez haya notado un punto en cuanto a las medidas de seguridad discutidas arriba. Existen cuatro pasos clave en la compra, preparación, manejo, almacenamiento y cocinado de sus alimentos. Estos son: Limpie, separe, cocine y enfríe.

  1. Limpie

Arriba leyó acerca de la importancia de lavarse las manos. Además de eso, no se olvide de las superficies sobre las que manipula sus alimentos y los recipientes que utiliza para almacenarlos. Esto es especialmente cierto en el caso de productos de origen animal, como las carnes y los quesos.

Mantener limpias sus manos y las superficies también es un tema de tiempo. Asegúrese de lavarse las manos inmediatamente después de tocar carne cruda. Lo mismo aplica para las superficies y otros utensilios de cocina que se utilicen: límpielos inmediatamente después de usarlos. Las bacterias pueden vivir en esas superficies durante algún tiempo. Sin una limpieza rápida y adecuada, su cocina (y sus manos) pueden convertirse en un terreno de reproducción bacteriana.

  1. Separe

Una vez que se haya lavado las manos y que haya lavado las superficies, sigue existiendo posibilidad de que los gérmenes y las bacterias dañinas se diseminen. Separar los alimentos es lo que evita que ocurra la contaminación cruzada.

Mantenga los productos que no son de origen animal separados de los productos de origen animal. Eso significa que las frutas y las verduras deben manejarse por separado (y con utensilios separados) de la carne de vacuno, los pescados y mariscos, las aves y los huevos.

La separación de los alimentos comienza en la tienda de productos comestibles. Cuando vaya de compras, empaque las carnes y otros productos de origen animal aparte de otros productos alimenticios. Quienes empacan sus compras por lo general cuidan este detalle, pero no está mal prestar atención extra.

Una vez que esté en casa preparando sus alimentos, use utensilios separados (cuchillos, espátulas, etc.) para los productos de origen animal. Y lo mismo es aplicable para el almacenamiento de los alimentos. Guarde la carne y otros productos de origen animal aparte de otros alimentos. Esto es especialmente importante si se trata de carne cruda.

  1. Cocine

Las bacterias se sienten como en casa en sus alimentos si estos están a entre 40 y 140 grados Farenheit, o a entre 4 y 60 grados Celsius. Es en este rango de temperaturas en el que las bacterias pueden multiplicarse con mayor facilidad. Para mantener su comida a salvo, asegúrese de calentarla muy por arriba de este rango. ¿No está seguro de cuál es la temperatura adecuada? Consulte la tabla que presentamos a continuación antes de cocinar su siguiente comida:

Comida o producto alimenticio Temperatura interna mínima
grados F grados C
Res, cerdo, ternera y cordero (con hueso) 145 63
Jamón 145 63
Pescados y mariscos 145 63
Pescado picado (croquetas de pescado) 158 70
Carnes sin hueso, molidas o picadas 160 71
Huevo 160 71
Todas las aves 165 74
Sobrantes 165 74
Cacerolas 165 74
Rellenos (carne) 167 75

Con frecuencia, cuando se come en grupos grandes, uno se sirve de una olla común y se sienta a comer. Es importante recordar que parte de la seguridad alimentaria consiste en mantener calientes los alimentos preparados hasta que sean almacenados en el refrigerador. Asegúrese de que sus ollas de comida se mantengan a 140 grados Farenheit (60 grados Celsius) o más antes de sentarse a disfrutar de su comida.

  1. Enfríe

Pueden crecer bacterias en sus alimentos si no son debidamente enfriados en un término de dos horas después de haberlos preparado o cocinado. Así pues, es importante almacenar debidamente —y rápidamente— sus alimentos. El consejo de dejar que los alimentos se enfríen antes de meterlos al refrigerador es un mito. No espere para poner en refrigeración los alimentos.

Una vez que haya acabado de comer, asegúrese de almacenar sus alimentos por separado (como corresponda; ver arriba) y de meterlos al refrigerador o al congelador en un plazo de dos horas. Hacer porciones más pequeñas de una porción muy grande también ayudará a asegurarse de que sus alimentos se enfríen rápido.

¿Y qué decir de lo contrario? Existe el error común de creer que la carne y otros alimentos pueden descongelarse sin riesgo alguno sobre la encimera y a temperatura ambiente. Esto no es así. ¡No es seguro! La temperatura ambiente es un rango que invita a las bacterias a crecer. Descongele la carne congelada y otros alimentos con anticipación pasándolos del congelador al refrigerador. Y si de verdad tiene prisa, considere meterla en un tazón con agua fría o métala al horno de microondas para descongelarla más rápido.

Recomendaciones Finales

Ahora ya puede meterse a la cocina. Ya se deshizo de alimentos vencidos o cuestionables. Ya aprendió acerca de los patógenos de los alimentos que debe evitar. Y ya está armado de conocimientos acerca de seguridad alimentaria. Pero antes de que entre al modo gourmet, revisemos algunos consejos útiles para que se mantenga saludable en la cocina:

  • Lave minuciosamente todas las frutas y las verduras. Pueden contaminarse incluso antes de llegar a su casa, ya sea durante la cosecha o el envío.
  • Considere comprar tablas separadas para picar vegetales y carne. En algunas tiendas se venden paquetes con varias tablas de picar de diferentes colores o con imágenes del uso adecuado para cada una de las tablas impreso en cada una de ellas.
  • Invierta en un termómetro de alimentos. Armado con la tabla de temperaturas internas mínimas que está arriba, usted sabrá cuando ya estén listos sus alimentos para comerlos.
  • Cuando compre carne, envuélvala en una bolsa de plástico una vez que se la entregue el carnicero. Así, si sus compras acaban en la misma bolsa, ya hay una segunda barrera.
  • Vaya lavando. Ir limpiando y lavando cuando esté cocinando hace que sea más rápida la limpieza después de la comida. También evitará la contaminación cruzada de otras superficies o utensilios de manera inadvertida.

Buen Provecho

¡Es momento de cocinar! Ya tiene los conocimientos, ahora solo necesita la inspiración. Eche un vistazo a algunas recetas saludables para despertar su creatividad en la cocina. ¡Disfrute cocinar!

Acerca del autor

Jenna Templeton es educadora en temas de salud y escritora independiente en temas de ciencia, reside en Salt Lake City, Utah. Después de recibir su título en ciencias con especialidad en química en Viginia Tech, Jenna pasó cinco años como investigadora científica en la industria nutricional. Este trabajo estimuló su interés por el bienestar personal, lo que la llevó a estudiar una licenciatura en promoción y educación en temas de salud en la Universidad de Utah. Fuera de su trabajo, Jenna disfruta la música en vivo, la jardinería, todo lo que tenga que ver con comida y jugar en las montañas Wasatch.

Le llega el olorcito de algo tentador y usted se pregunta de inmediato qué será. Tiene que identificar el olor. Antes de lo que se imagina, ese aroma ha empezado un tango entre su cerebro y su estómago. Cuando por fin llega a un restaurante de hamburguesas, una pastelería o cualquier lugar donde sirven alguno de sus favoritos, es difícil deshacerse del antojo.

Esto les sucede a todos, incluso con el estómago lleno, y se debe a que todos tienen vínculos fuertes con distintos alimentos, es parte de la vida diaria en un mundo lleno de posibles adicciones a algún alimento. Sí, son reales, y las adicciones a los alimentos son difíciles de romper.

Pero, ¿exactamente cómo sabe usted cuando es adicto a algún alimento o bebida? La respuesta se la daremos más adelante. Ya se enterará de cómo sus opciones más sabrosas se registran consistentemente en su memoria y pueden provocar la adicción a la comida. Esto conlleva las acostumbradas batallas, por ejemplo, cómo controlarse o limitarse ante tan deliciosas adicciones. También le ofrecemos sugerencias para emprender tan ardua tarea.

¿Qué es la adicción a la comida?

A usted se le antoja una variedad de alimentos, nada de qué avergonzarse. Se ha comprobado científicamente que la adicción a la comida es algo que algunas personas enfrentan todos los días, de manera que si a usted le pasa, no es el único.

Podría pensarse que la adicción a la comida empieza en un estómago ronroneante, pero en realidad, la adicción a la comida empieza en el cerebro, el cual se percata de que los alimentos o bebidas cargados de grasa, azúcar o sal, son de los más gratificantes y agradables para ciertas partes del cerebro.

Algunos estudios han relacionado las sustancias químicas liberadas en el cerebro cuando se ingieren ciertos alimentos con aquéllas liberadas en presencia de una droga adictiva. La sustancia más directamente responsable de esto se llama dopamina.

Lo anterior resulta en que supuestamente la dopamina es una de las sustancias químicas con mayores repercusiones, y de las más decisivas, del organismo. Es uno de los mensajeros entre las células del cerebro (también conocidos como neurotransmisores). Por otra parte, la dopamina desempeña una función directa en la forma en que usted desplaza, aprende y digiere información, y también, cómo digiere los alimentos. [link to digestion story] Esta sustancia química cerebral es la que lo mantiene a usted en funcionamiento y le ayuda a seguir decidido a resolver lo que sea que le pongan enfrente.

Pero también desempeña una función clave en las adicciones a la comida y los antojos. Así funciona la dopamina en cuanto a antojos y adicciones con la comida: Poco después de que usted ingiere ciertos alimentos, llega este mensajero químico del cerebro. La dopamina incrementa la estimulación de los centros del placer del cerebro, de modo que el cerebro quiere provocar esta reacción una y otra vez. Por eso, el cerebro ansía esas experiencias agradables, gratificantes. Y ciertos alimentos son una forma de que el cerebro reciba su dosis de recompensa.

Los humanos no están solos en esto. En estudios en que se alimentaba a ratas con una dieta rica en alimentos chatarra y colaciones nada saludables, los sujetos adoptaban comportamientos similares a los de consumidores habituales de drogas. Las ratas querían más comida que no les hacía ningún bien desde una óptica nutricional para sentir el alivio del torrente de dopamina. Incluso, se negaban a comer opciones más saludables una vez acostumbradas a los alimentos ricos en azúcar, grasas, sal y carbohidratos. El estudio de 2009 mostró que algunas ratas llegaban a la inanición esperando por la comida chatarra que tal vez nunca llegaría.

Es un ejemplo alarmante. Entonces, ¿cuáles son los alimentos y bebidas que tradicionalmente desencadenan este proceso y pueden influir en su cerebro? Desafortunadamente, son muchos.

¿Cuáles son algunos de los alimentos más adictivos?

En general, los de mejor sabor, lo cual es desesperante. Una investigadora de la adicción a la comida presentó un informe detallado en un estudio reciente. Los resultados mostraron que los alimentos procesados ricos en grasas y de carga glicémica alta eran los que “con mayor frecuencia se relacionaban con comportamientos alimentarios de tipo adictivo”. A continuación, algunos de los alimentos más adictivos:

  • Pizza: Obviamente, esta deliciosa combinación de carbohidratos, sal y grasa está cerca del primer lugar de la lista. Tal vez usted ha llegado a preguntarse: “¿Cuántas rebanadas debo comerme?” La respuesta: una, si acaso, pero es difícil resistirse a la pizza. No está bien, porque suele llevar muchos ingredientes procesados. También tiene más grasa por bocado que la mayoría de las comidas saludables. Combínela con la sal y tendrá una receta perfecta para una inundación de dopamina que lo pone en el camino de otra rebanada. Usted sabe que no la necesita, pero su cerebro la quiere.
  • Dulces: Chocolate, galletas, pastel y helado están tan hasta el tope de azúcar y grasa, que fácilmente convencen al cerebro de que usted necesita más. Es común compensar lo salado de la comida con un postre dulce, pero, en realidad, no es una opción saludable. Esos azúcares pueden llevar a cuestas un plato principal no saludable y hacerlo comer de más cuando no lo necesita, además de que también ingiere muchas calorías, grasas y azúcares adicionales.
  • Alimentos fritos: A partir de lo que ya sabe, no le sorprenderá lo que sigue. Las papas a la francesa y las papitas fritas son saladas, y en general, las hornean o fríen con aceites que no le hacen ningún bien a su organismo ni a su cerebro. Por más deliciosos que sean los platillos fritos, a veces, son la receta perfecta para tomar decisiones adictivas y nada saludables.

Como con todo en la vida, la moderación es la clave. Si se va a tomar una copa de vino tino con la cena para la salud del corazón, tómese una, no cuatro. Si un día a la semana va a hacer trampa, haga lo posible por cumplir. No se abra camino hacia la cocina todos los días para saquear el cajón de las botanas. Además, no estaría nada mal prescindir de un cajón de botanas.

¿Y las bebidas gaseosas?

Las bebidas gaseosas son tan adictivas como los alimentos grasosos y salados. Por otra parte, el consumo de bebidas gaseosas se correlaciona directamente con efectos negativos en cuanto a salud y nutrición, así como con el aumento de peso. En un estudio de 2007 se encontró un vínculo obvio entre el consumo de bebidas gaseosas y un creciente consumo de energía, en otras palabras, más calorías al día. El consumo de bebidas gaseosas también se relacionó con un menor consumo de calcio y otros nutrientes. Quienes toman este tipo de bebidas corren un mayor riesgo de tener problemas médicos más adelante.

Entonces, ¿por qué son tan adictivas las bebidas gaseosas? Bueno, no es tan difícil responder a esto. Las bebidas gaseosas que no son de dieta contienen una importante cantidad de azúcar, y a veces, combinan lo dulce con niveles elevados de cafeína.

Usted podría contraatacar con un “¿y las de dieta, qué?”. Resulta que se ha demostrado en investigaciones que las bebidas gaseosas de dieta también favorecen el aumento de peso. Los endulzantes artificiales están diseñados para provocar en el cerebro reacciones similares a las del azúcar normal, y en un estudio se sugiere que quienes consumen regularmente endulzantes artificiales tal vez ansíen más dulce, opten por alimentos dulces a expensas de alimentos nutritivos y que las opciones más saludables, como la fruta, les parezcan menos atractivas. Esto suele conllevar aumento de peso.

Cómo superar la adicción a la comida

Esta es la parte difícil, pero usted no tiene que sentirse culpable de que, repentinamente, se le antoje algún alimento o una bebida gaseosa. Les pasa a todos, y castigarse por esos antojos no es una manera productiva de enfrentar las adicciones a la comida. El primer paso es entender qué provoca esas adicciones, pero hay más cosas que usted puede, y necesita, hacer.

Empiece por planear con anticipación cómo manejar lo que consume. El consejo de los expertos es sencillo: anticípese a esos impulsos, es decir, deshágase del cajón de las botanas y surta su casa de opciones saludables.

Por suerte, también puede engañar a sus antojos. Si quiere un dulce, váyase por los azúcares naturales y coma fruta. Si lo que busca es algo más llenador, planee una comida que sabe que le llenará: la fibra dietaria y las proteínas son un buen principio.

Un plan de preparación de comidas para quienes luchan con la adicción implica distribuir las comidas a lo largo del día: de cuatro a cinco horas entre cada una. Debe incluir fruta y verduras frescas en tantas colaciones como sea posible.

No obstante, usted puede romper con el ciclo de adicción a la comida. Se necesita concentración, determinación y planeación todos los días. Una rutina diaria ideal sería algo así:

  1. Inicio sólido: Tal vez los alimentos saludables no tengan el mismo peso en su banco de recuerdos como el tipo de alimentos que lo llevaron a luchar contra la adicción a la comida, pero de todas formas, son un buen sustituto. Por ejemplo, los alimentos para el desayuno que tienen que estar en su lista son, entre otros, huevos, granola, plátano y fresas. Claro, llevará más tiempo prepararlos, pero suena como un sabroso principio, en vez de una Pop Tart o un rollo de canela.
  2. Incluya cosas frescas. Encuentre el momento para las frutas y verduras. Hacerse el hábito de incluir verduras y fruta cuando menos en dos de las comidas del día es un buen principio. Esto le ayudará a recurrir a frutas y verduras de forma regular. Que sea un hábito le ayudará a luchar contra la adicción a los alimentos no saludables.
  3. Anticípese: Entienda sus antojos y trate de planear de antemano. Si sabe que le encantan las cosas fritas, busque una opción más saludable —tal vez camote asado en vez de papas a la francesa— y téngalo listo. Que una decisión saludable sea más práctica, puede ayudar a sacarle la vuelta a sus antojos antes de que lo atrapen.
  4. Aprenda a engañar a su cerebro: También se puede liberar dopamina con alimentos benéficos para el estómago y la salud en general, a largo plazo. De hecho, alimentos saludables como espinaca, sandía, aguacate, y hasta el tofu, pueden generar respuestas neurológicas gratificantes. Si busca alternativas para las colaciones grasosas o saladas, la zanahoria o el hummus funcionan, igual que la mantequilla de maní y las rebanadas de manzana.

Gane la batalla, porque sí puede

Superar la adicción a la comida puede ser un proceso largo y penoso, tiene que ser comida a comida, día a día. Pero hay esperanza. Usted puede. Y su actitud es parte importante de la batalla. Usted sabe que puede, así que empiece por medidas sencillas y construya a partir de ellas.

Agregue este artículo a sus favoritos como recordatorio de la ciencia que hay detrás de las adicciones a la comida, cómo se presentan, y como una guía detallada para vencerlas. Empiece por identificar los detonantes y luego sustitúyalos por opciones saludables. Pronto tendrá el poder para decir “no” a sus antojos, pues habrá descubierto alternativas saludables que disfruta y también entenderá lo riesgosos que pueden ser los alimentos de preparación rápida.