La capacidad del cuerpo humano es alucinante. Innumerables funciones conscientes e inconscientes te mantienen en movimiento, pensando y… bueno, viviendo. Como una máquina bien engrasada, realiza los mismos procesos críticos día tras día. Claro, tu cuerpo no es una máquina, es un organismo.

Resulta que los humanos somos bastante complejos. Y para entender cómo funciona el cuerpo, tenemos que entender sus partes: ahí es donde entra este artículo.

¿De qué está hecho el cuerpo humano?

El cuerpo humano está compuesto de billones de células. Las células son la parte viva más pequeña del cuerpo humano, compuestas de moléculas que, a su vez, se componen de elementos. En el organismo hay aproximadamente doscientos tipos diferentes de células, y cada una cumple una función distinta. Los glóbulos rojos, por ejemplo, transportan oxígeno, mientras que los glóbulos blancos ayudan a proteger el organismo de las infecciones.

Y aunque parezca extraño, tus células no son permanentes. Miles de millones de células mueren cada día y miles de millones se regeneran. Esta renovación celular es una parte natural de la vida en el organismo humano. Algunas células, como las de la piel, mueren y se regeneran con mucha frecuencia. Otras, como algunas células que se encuentran en los huesos, tienen ciclos de vida mucho más largos.

No todas las células trabajan de forma independiente; algunas lo hacen en grupo para realizar funciones corporales más amplias. Pero hablaremos de ello en la siguiente sección.

Un vistazo más de cerca al organismo humano

Aunque es importante estudiar las células y comprender sus funciones, a veces hay que tener una visión más amplia. La estructura del cuerpo humano puede verse en varios niveles, cada uno ligeramente más alejado que el anterior. Estos niveles incluyen: células, tejidos, órganos, sistemas de órganos, organismo. Vamos a desglosarlos.

  • Las células: Tu cuerpo está formado por billones de células, con más de doscientos tipos distintos que desempeñan una función específica. Como ya se ha mencionado, las células son la pieza viviente más pequeña del cuerpo humano, y miles de millones de tus células mueren y se regeneran cada día.
  • Tejidos: Los tejidos corporales estan compuestos de células similares que se agrupan para realizar una función en conjunto. Los cuatro tipos principales incluyen el tejido conectivo, el tejido epitelial, el tejido muscular y el tejido nervioso. Cada uno desempeña una función general, pero también puede desglosarse en subtejidos específicos con funciones más definidas. El tejido muscular, por ejemplo, se contrae y se expande para mover partes del cuerpo; esa es su función general. Sin embargo, el músculo cardíaco es un tejido que ejerce la función específica de contracción y expansión con el fin de bombear sangre por todo el cuerpo.
  • Órganos: Un órgano es el resultado de dos o más tipos de tejido que se unen para realizar una función específica, aunque la mayoría de los órganos del cuerpo contienen los cuatro tipos de tejido. Los órganos realizan tareas específicas necesarias para el funcionamiento del cuerpo. El corazón, por ejemplo, bombea sangre oxigenada por todo el cuerpo, los pulmones introducen oxígeno en el organismo y expulsan dióxido de carbono y el hígado ayuda a eliminar toxinas.
  • Sistemas de órganos: Los grupos de órganos que funcionan en conjunto forman los sistemas de órganos. Por ejemplo, el cerebro y la médula espinal son dos órganos distintos que contienen nervios que transmiten información a todo el cuerpo—ambos pertenecen al sistema nervioso. El cuerpo humano alberga once sistemas orgánicos: cardiovascular, digestivo, endocrino, inmunológico, integumentario, linfático, musculoesquelético, nervioso, reproductor, respiratorio y urinario.
  • El organismo humano: Todas estas piezas más pequeñas se unen para crear una entidad viva única—el organismo humano. Desde el nivel celular hasta los sistemas de órganos, cada parte de tu cuerpo desempeña funciones con el mismo objetivo final: mantenerte vivo y con salud.

Cinco órganos indispensables para vivir

Aunque cada parte del organismo humano cumple una función integral, algunas son más importantes que otras. El cuerpo humano contiene cinco órganos vitales indispensables para sobrevivir—el cerebro, el corazón, los riñones, el hígado y los pulmones. Aunque lo mejor es abordar la salud y la nutrición de forma holística, estos órganos clave pueden orientarte a medida que estudias el cuerpo humano de manera más profunda. 

Más sobre los sistemas de órganos

Veamos ahora más de cerca los once sistemas de órganos de tu cuerpo. Como ya se ha dicho, cada uno está formado por al menos dos órganos y otros tejidos. A continuación se destacan sus beneficios corporales únicos:

  • Sistema cardiovascular: Formado por tres componentes principales —el corazón, los vasos sanguíneos y la sangre—, este sistema transporta oxígeno, nutrientes y dióxido de carbono por todo el cuerpo. Trabaja en estrecha colaboración con el sistema respiratorio para proporcionar oxígeno y expulsar dióxido de carbono.
  • El aparato digestivo: La boca, el esófago, el estómago y los intestinos grueso y delgado son las partes principales de este sistema, también llamado sistema gastrointestinal. Se necesitan ciertos nutrientes para sobrevivir y, gracias a tu sistema digestivo, tu cuerpo puede absorber alimentos y agua, procesarlos y extraer estos nutrientes vitales.
  • Sistema endocrino: Las glándulas hipotálamo, pituitaria y tiroides liberan hormonas en el organismo para activar cambios y guiar los procesos biológicos. Visualiza a este sistema como una red de comunicación interna que ayuda a regular el crecimiento y el desarrollo, la homeostasis (equilibrio interno constante), el metabolismo, el estado de ánimo, la reproducción, la función sexual y el ciclo sueño-vigilia.
  • Sistema inmunológico: Este sistema proactivo no solo protege al organismo de las enfermedades, sino que tambien lo protege de agentes patógenos. Incluye el bazo, las amígdalas, el timo y los leucocitos (glóbulos blancos).
  • Sistema tegumentario: Formado por la piel, el pelo y las uñas, este sistema se encarga de proteger contra los microorganismos externos y de mantener los líquidos dentro del cuerpo.
  • Sistema linfático: Tres órganos —los ganglios linfáticos, la linfa y los vasos linfáticos—ayudan a proteger el cuerpo contra enfermedades e infecciones.
  • Sistema musculo-esquelético: Como su nombre indica, la función principal de este sistema es utilizar los músculos y el esqueleto para sostener los tejidos blandos del cuerpo y permitir el movimiento. Y quizá te sorprenda que también incluya cartílagos, tendones y ligamentos, que ayudan a conectar huesos y músculos entre sí y con otras partes del cuerpo.
  • Sistema nervioso: Compuesto por el cerebro, la médula espinal, los nervios y los órganos sensoriales (piel, ojos, oídos, lengua y nariz), su función principal es recoger, transferir e interpretar la información sensorial que experimenta el cuerpo. Y, cuando es necesario, alerta a otros órganos y sistemas. Por ejemplo, si ves un automóvil acercándose a ti (un estímulo visual), tu sistema nervioso puede activar tu respuesta de lucha o huida, indicándole a tu corazón que lata más rápido, a tus pulmones que respiren más rápidamente y a tus glándulas suprarrenales que liberen adrenalina.
  • Sistema reproductor: Este sistema vital es el responsable de concebir y dar a luz a la descendencia. Los órganos asociados incluyen los genitales, las trompas de falopio, el útero y la próstata, entre otros. También es responsable de producir gametos (o células sexuales) y hormonas sexuales —estrógeno y testosterona— que desempeñan papeles vitales en el desarrollo y el crecimiento humanos.
  • Sistema respiratorio: Los órganos de este sistema —pulmones, laringe, faringe, tráquea y diafragma— se encargan de introducir aire oxigenado en el organismo y expulsar el dióxido de carbono. Este sistema vital trabaja en estrecha colaboración con el sistema cardiovascular para proporcionar oxígeno al cuerpo, lo que ayuda a las células a producir energía.
  • Sistema urinario: También llamado sistema excretor, utiliza los riñones, la vejiga, los uréteres y la uretra para eliminar el agua y los materiales de desecho del cuerpo y ayudar a mantener el equilibrio del pH.

El cuerpo humano: Un proceso continuo de aprendizaje

El organismo humano es tan complejo que puede parecer imposible de comprender en su totalidad, sobre todo con un solo artículo. Pero aprender su estructura básica es el primer paso para entender cómo funciona tu cuerpo.

Así que no te detengas aquí. Utiliza lo que acabas de leer como motivación para profundizar en una de las mayores maravillas de la naturaleza: el cuerpo humano.

La medicina tradicional lleva siglos utilizando plantas para mejorar la salud y, con el tiempo, muchas de ellas —y sus beneficios para la salud— se han adoptado en todo el mundo, como es el caso del cardo mariano.

El cardo mariano, también conocido como cardo de María o cardo santo, es una planta con flores originaria de los países mediterráneos. Tradicionalmente se ha utilizado para favorecer la salud del hígado y la vesícula biliar, pero, ¿cuáles son sus beneficios y usos reales? Sigue leyendo para saber más sobre el cardo mariano, sus usos más comunes y lo que en investigaciones recientes se ha descubierto sobre esta misteriosa planta.

¿Qué es el cardo mariano?

Relacionado con las margaritas y la ambrosía, el cardo mariano –o Silybum marianum – es originario de Europa. Esta planta endémica tiene flores púrpura y hojas espinosas atravesadas por venas blancas (de ahí el nombre de cardo mariano). Traída a América por los colonizadores, hoy se encuentra en Estados Unidos, Sudamérica, África, Asia y Australia.

El principal ingrediente de interés del cardo mariano es la silimarina, compuesto químico al que se atribuyen propiedades antioxidantes y al que a menudo se recurre para referirse a la planta en sí, lo cual es inexacto, pues es solo una de las muchas sustancias contenidas en la planta. La mayoría de los productos a base de cardo mariano se elaboran con silimarina extraída de las semillas de la planta.

La silimarina favorece la salud del hígado

El hígado es uno de los órganos del cuerpo más esforzados. Sus  tareas son desintoxicar la sangre, metabolizar nutrientes clave, almacenar vitaminas y minerales esenciales y mucho más. El corazón puede latir 80 veces por minuto, pero el hígado lleva a cabo más de 500 funciones vitales diferentes a la vez. El único órgano que más funciones desempeña es el cerebro.

El cardo mariano se ha utilizado tradicionalmente por sus beneficios para la salud del hígado, y la ciencia moderna se enfoca en los de la silimarina:

  1. Antioxidante – Cuando el hígado metaboliza sustancias tóxicas, se pueden producir radicales libres que dañan el hígado. Los antioxidantes potentes, como la silimarina, “buscan” los radicales libres y los neutralizan, fenómeno que puede proteger al hígado de los daños provocados por el estrés oxidante.
  2. Regeneración celular – Se sabe que la silimarina favorece el proceso normal de renovación y regeneración de las células hepáticas. La capacidad del hígado para llevar a cabo este proceso es crucial para su funcionamiento por la intensa interacción con toxinas, radicales libres, fármacos y otras sustancias nocivas.
  3. Desintoxicación – Una de las principales funciones del hígado es el procesamiento y la eliminación de las toxinas del organismo. La silimarina suele propiciar este proceso y hacerlo más eficaz para el hígado.
  4. Protección contra toxinas – La silimarina puede proteger el hígado del estrés oxidante. También puede ayudar a protegerlo de fármacos, contaminantes ambientales y otras sustancias nocivas.
  5. Respuesta inmunitaria equilibrada – La silimarina puede contribuir a la inmunomodulación, proceso que reduce o aumenta la respuesta inmunitaria para mantener la homeostasis (equilibrio).

Beneficios que suelen denominarse efectos hepatoprotectores del cardo mariano, es decir, que influyen en la salud de las células hepáticas en general. Para poder sintetizar proteínas esenciales o eliminar hormonas de la sangre, el hígado depende de células hepáticas sanas, por eso se dice que la silimarina es tan favorable para la salud del hígado.

Otros beneficios de la silimarina

Aunque el hígado es uno de los principales objetivos de la investigación en torno al cardo mariano y la silimarina, también se han hecho evidentes más beneficios para la salud. Otras aplicaciones importantes del cardo mariano son:

  • Vesícula biliar – Este pequeño órgano se encarga de almacenar y liberar bilis en el estómago durante la digestión, concretamente para la descomposición de las grasas, si bien el hígado se ocupa de la producción. El cardo mariano favorece la producción y el flujo de bilis, fenómenos que suelen contribuir al funcionamiento de la vesícula biliar.
  • Salud cardiaca – Se ha demostrado en algunos estudios que el cardo mariano puede contribuir al mantenimiento de niveles saludables de colesterol, importante para que el corazón se mantenga saludable con el paso del tiempo.
  • Control del peso – En un estudio de 2016 se relacionó el consumo de silimarina con la gestión saludable del peso en ratones. Este fenómeno todavía no es evidente en estudios con humanos, pero es un emocionante ejemplo de las posibles aplicaciones del cardo mariano.

Cómo incluir el cardo mariano en la dieta

Ciertas partes de la planta de cardo mariano son comestibles, como raíces, flores y tallos jóvenes. Además, una vez retiradas las espinas, también las hojas son comestibles, ya sea crudas o cocinadas. Dicho esto, cabe aclarar que la mayoría de las personas no incluye la silimarina en su dieta comiendo la propia planta, sino que recurren a suplementos alimenticios.

Como suplemento, el cardo mariano suele ingerirse en forma de extracto. No hay una recomendación estándar de ingesta diaria, pero se ha demostrado en estudios que pueden tomarse tres dosis diarias de hasta 700 miligramos durante un máximo de seis meses.

¿Es seguro consumir cardo mariano?

En general, se considera seguro consumir cardo mariano por vía oral. Incluso en estudios con dosis extremadamente altas fueron muy pocos los efectos secundarios observados, y los casos reportados suelen corresponder a algún tipo de malestar estomacal, como náuseas o inflamación.

Por otra parte, si bien es poco frecuente la alergia a la familia de plantas Asteraceae/Compositae, algunas personas pueden experimentar una reacción alérgica al cardo mariano. En general, se aconseja a las mujeres embarazadas que lo eviten, pues no hay información suficiente sobre su seguridad durante el embarazo.

Como con cualquier suplemento alimenticio, es importante asegurarse de que el cardo mariano no interactuará negativamente con medicamentos prescritos, de tal forma que no es mala idea consultar a un médico antes de incluirlo como suplemento en la dieta.

Conclusiones

Si buscas una forma natural de apoyar y proteger el hígado, puede ser ideal incluir el cardo mariano en tu régimen de suplementos, además de que en ciertos estudios se le relaciona con diversos beneficios para los órganos y el cuerpo, especialmente cuando se utiliza como parte de un enfoque más amplio de salud y bienestar.

No pierdas esto de vista. Es probable que en futuras investigaciones se descubran más aplicaciones de esta antigua medicina tradicional.

El té verde es una de las bebidas más populares del mundo. Es una bebida indispensable en China desde hace miles de años, donde se originó la práctica de remojar las hojas de té. Desde allí se extendió a otros países de Asia oriental y, finalmente, a Europa. El té verde tiene varios beneficios para la salud, y a lo largo de la historia, se ha consumido tanto con fines medicinales como pare su disfrute diario.

El té verde puede presentarse en diversas formas, desde hojas enteras para té o trituradas para obtener polvo de matcha. Sin embargo, este artículo se centrará en una de sus formas en particular—el extracto de té verde.

Productos de todo tipo, desde bebidas energéticas hasta suplementos dietarios, incluyen el extracto de té verde como ingrediente. Y, como consumidor, quizás te preguntes por qué. Sigue leyendo para conocer en detalle qué es el extracto de té verde, sus beneficios para la salud y mucho más.

¿Qué es el extracto de té verde?

Tradicionalmente, el té verde se prepara remojando hojas de té secas en agua caliente. Luego, se cuelan las hojas con una bolsita de té o un colador y se consume el líquido restante, el té. El extracto de té verde procede de esas mismas hojas de té secas, pero se elabora mediante un proceso diferente.

Para producir el extracto de té verde, primero se secan las hojas de té y luego se remojan en solventes para extraer los compuestos activos. Después, el extracto se purifica para eliminar el solvente y cualquier otra impureza. Por último, el extracto puro se seca para luego hacerlo polvo. Este extracto contiene los mismos principios activos que el té verde preparado de forma tradicional, pero en una forma mucho más concentrada. El extracto de té verde suele venderse en polvo, líquido o en comprimidos y cápsulas, y en términos de principios activos, una cápsula equivale a una taza llena de té.

En resumen, el extracto de té verde es una forma concentrada de té verde que contiene muchos de los mismos ingredientes activos que una taza de té verde. Entonces, ¿cuál es el problema? Veamos cuáles son sus ingredientes activos y sus efectos en tu salud.

Extracto de té verde: Ingredientes activos y componentes

Los beneficios del té verde para la salud —y, por extensión, del extracto de té verde— proceden de los polifenoles. Estos compuestos químicos que contienen diversas plantas, son antioxidantes de alta potencia (sustancias que ayudan a proteger el organismo de las toxinas). Se conoce que el té verde está compuesto de varios polifenoles diferentes. Sin embargo, el más importante de ellos—desde el punto de vista nutricional—es el galato de epigalocatequina (EGCG, por sus siglas en inglés).

Además de estos polifenoles, el extracto de té verde contiene otro tipo de sustancias orgánicas: los alcaloides. Entre ellas se encuentran la cafeína, la teofilina y la teobromina.

El té verde también contiene un aminoácido conocido como L-teanina, el cual ha sido objeto de estudios recientes por su impacto en las sustancias químicas cerebrales que favorecen el estado de alerta, la relajación, la concentración, y más.

Beneficios para la salud del extracto de té verde

El té verde ha desempeñado un papel importante en la Medicina Tradicional China durante siglos. Durante la dinastía Ming, por ejemplo, un escritor chino describió el papel que juega el té verde en diversos aspectos de la salud.

Gracias a estudios más recientes, tenemos a nuestra disposición aún más información sobre los beneficios que el extracto de té verde puede aportar a la salud.

Como ya se ha mencionado, el té verde es rico en antioxidantes. También se ha demostrado que el EGCG en particular favorece la eliminación de toxinas del organismo y reduce el estrés oxidante. Los niveles adecuados de antioxidantes en el organismo favorecen la salud a nivel celular.

En algunos estudios, se demostró que el extracto de té verde favorece los procesos normales de oxidación de grasas del organismo, tanto en reposo como durante el ejercicio. La oxidación de las grasas es el proceso mediante el cual el organismo descompone las grasas en sustancias que pueden utilizarse como fuente de energía. Básicamente, es el proceso del cuerpo para quemar grasa. Aunque se requieren más investigaciones para comprender plenamente la manera en que el extracto de té verde favorece la oxidación de las grasas, los estudios actuales sugieren que el té verde puede apoyar el mantenimiento de un peso corporal saludable.

Probablemente ya conoces los beneficios que puede aportar la cafeína: mayor estado de alerta, concentración y energía. La cafeína presente en el extracto de té verde puede tener todos esos beneficios. Sin embargo, ingerirla en exceso puede provocar los efectos secundarios negativos asociados con el consumo de cafeína: nerviosismo, ansiedad e incluso palpitaciones.

Conclusión

Si deseas mejorar tu salud a nivel celular, perder peso o mejorar tu concentración de corto plazo, el extracto de té verde puede ser el suplemento que necesitas. Las propiedades medicinales del té verde se conocen y utilizan desde hace siglos, y cada vez se descubren más de ellas a medida que avanzan las investigaciones.

Cuando se habla de consumo de alcohol y salud, hay una afirmación que se repite una y otra vez: “Un vaso de vino tinto con la cena es bueno para la salud”. Pero, ¿es esto cierto? Investiguemos.

Resulta que el vino tinto contiene el compuesto vegetal resveratrol, que es el factor que está detrás de muchas de las afirmaciones sobre salud atribuidas al vino tinto. Sigue leyendo para saber qué es el resveratrol, cómo se relaciona con tu salud y dónde puedes encontrarlo.

¿Qué es el resveratrol?

Como ya se ha mencionado, el resveratrol es un compuesto vegetal, más concretamente, un polifenol. En otras palabras, es una sustancia natural que se encuentra en diversas plantas. Considerado un antioxidante, el resveratrol ayuda al organismo a eliminar diversas toxinas y a combatir los radicales libres. Este efecto positivo ha llevado a la aplicación de numerosos estudios para explorar sus posibles beneficios para la salud.

Aunque gran parte de la investigación en torno al resveratrol es reciente, no es nuevo en la dieta de la mayoría de la gente. Se encuentra en alimentos comunes como los cacahuates, diversas moras, las uvas y, por extensión, el vino. Tanto el vino tinto como el blanco contienen resveratrol, pero las variedades tintas contienen una cantidad mucho mayor de esta sustancia.

Beneficios del resveratrol para la salud

Ahora que ya hemos expuesto todos los antecedentes, pasemos a la gran pregunta: ¿es bueno el resveratrol? La respuesta sencilla es sí, pero veamos por qué y cómo influye en tu salud.

Algunos de los beneficios del resveratrol para la salud más ampliamente aceptados incluyen:

  • Apoyo antioxidante: Numerosos estudios han observado ciertas formas en las que el resveratrol actúa como antioxidante. Se ha demostrado que ayuda al organismo a eliminar los radicales libres (un tipo de átomo que puede dañar las células) y a reducir y prevenir el estrés oxidante. Básicamente, ayuda a promover la salud a nivel celular.
  • Reducción de la inflamación: En lo que respecta a la inflamación, el resveratrol ayuda al organismo en dos frentes. En primer lugar, ayuda a impedir la producción de sustancias inflamatorias. En segundo lugar, favorece una respuesta inflamatoria saludable, esencial para la salud de órganos y sistemas corporales clave.
  • Salud cardiovascular: El estrés oxidante puede afectar negativamente la salud cardiovascular (el correcto funcionamiento del corazón y los vasos sanguíneos). Y como ya se ha mencionado, se ha demostrado que el resveratrol favorece una inflamación saludable y la reducción del estrés oxidante, razón principal por la que a menudo se relaciona con la salud del corazón. Favorece procesos clave del organismo directamente relacionados con el buen funcionamiento del corazón y los vasos sanguíneos.
  • Función hepática: El hígado desempeña funciones vitales en el organismo, como filtrar la sangre y descomponer las sustancias nocivas, y se ha demostrado que el resveratrol favorece la salud del hígado al ayudar a protegerlo de niveles de toxicidad poco saludables.
  • Envejecimiento cerebral: En algunos estudios se ha demostrado que el resveratrol favorece el envejecimiento saludable del cerebro.

El resveratrol y tu alimentación

Ahora ya sabes que las moras, las uvas y los cacahuates son tres fuentes naturales de resveratrol. En las uvas y las moras, la mayor parte del resveratrol se encuentra en la piel y las semillas, y no en la pulpa de la propia fruta. Otros alimentos comunes ricos en resveratrol son los pistaches, el chocolate oscuro y el cacao.

La forma en que se prepara un alimento afecta el nivel de resveratrol. Por ejemplo, 100 mililitros de vino tinto contienen hasta el doble de resveratrol que una taza de uvas rojas. Y los cacahuates crudos aportan mucho más resveratrol que la mantequilla de cacahuate.

Alimento Porción Contenido total de resveratrol
Cacahuates (crudos) 1 taza (146 gramos) 0.37 mg
Mantequilla de cacahuate 1 cucharadita (16 gramos) 0.0025–0.0081 mg
Uvas rojas 1 taza (151 gramos) 0.24–1.25 mg
Polvo de cocoa 1 cucharadita (7.5 gramos) 0.011–0.017 mg
Vino tinto 5 oz. (148 mL) 0.03–2.15 mg
Vino blanco 5 oz. (148 mL) 0.01−0.27 mg

En la elaboración de una dieta saludable y equilibrada, hay factores importantes que deben tenerse en cuenta, y la ingesta de resveratrol no es uno de ellos. Es decir, no debes cambiar toda tu dieta para centrarte en aquellos alimentos ricos en resveratrol. Si deseas consumir más resveratrol, trata de hacerlo incluyendo en tu dieta actual algunos de los alimentos anteriormente mencionados. Si sueles comer como colación fruta y verdura cruda, compra uvas rojas la próxima vez que vayas al supermercado. Y para satisfacer tu antojo de algo dulce, cambia el chocolate con leche por chocolate oscuro.

Otra forma de aumentar la ingesta de resveratrol es la suplementación. Un vaso de vino tinto, una de las mejores fuentes de resveratrol, suele contener menos de 2 mg de resveratrol por porción, mientras que un suplemento puede proporcionar diez veces esta cantidad, o incluso más.

Efectos secundarios del resveratrol

Si todo tu consumo de resveratrol procede de la dieta y de suplementos de calidad, es poco probable que observes efectos secundarios negativos. El resveratrol no es una sustancia tóxica, y tu cuerpo puede procesar fácilmente hasta cinco gramos al día; sin embargo, en dosis más elevadas, el resveratrol puede causar molestias gastrointestinales. Por eso, como siempre, consulta antes con un médico si decides tomar un suplemento.

Conclusiones

El resveratrol ha demostrado ser un potente antioxidante que contribuye a la salud cardiovascular y neurológica. Puede resultar beneficioso tomarlo como suplemento o consumir alimentos que contengan resveratrol de forma natural; sí, incluso ese vaso de vino tinto del que tanto se habla. Así que ¡salud por ti y por tu salud!

A medida que la neurociencia moderna profundiza en las complejidades del cerebro humano, el ácido gamma-aminobutírico, o GABA, sigue siendo una pieza clave en esta intrincada orquesta bioquímica.

El GABA se ha convertido en un ingrediente popular de los suplementos porque favorece la calma del sistema nervioso y la sensación de relajación. Si tienes curiosidad por saber cómo funciona, estás en el lugar adecuado. Este artículo trata sobre la fisiología del cerebro, el papel del GABA y cómo mantener niveles saludables de GABA en el cerebro.

¿Qué es el GABA?

El GABA es un neurotransmisor aminoácido, lo que significa que transmite mensajes de una célula nerviosa a otra. En concreto, el GABA es un neurotransmisor inhibidor que bloquea los mensajes y controla la velocidad a la que se produce la comunicación en todo el sistema nervioso.

La red cerebral de neuronas que utilizan GABA es el sistema GABAérgico. Al igual que un pedal de freno o un regulador, este sistema puede:

  • Ralentizar el flujo de información
  • Reducir la actividad de otros neurotransmisores
  • Disminuir la estimulación de las células nerviosas del cerebro

Los sentimientos de estrés, ansiedad o miedo están asociados con la hiperactividad y sobreestimulación de las células nerviosas, por eso el GABA es el más conocido por favorecer la relajación y la sensación de calma.

Beneficios del GABA para la salud

La neurociencia puede llegar a ser bastante técnica, así que, vamos a ampliar y hablar sobre el efecto general de GABA en tu cuerpo y tu mente.

Salud mental

Gran parte de tu bienestar mental depende de tu capacidad para procesar de forma organizada toda la información sensorial que tu cerebro recibe constantemente. Esto es exactamente lo que hace el GABA en el cerebro. Cuando los niveles de GABA son saludables, el sistema nervioso puede autorregularse y mantener la mente en calma y equilibrada.

Sueño

El GABA también desempeña un papel clave en la regulación del sueño. A medida que se acerca la hora de acostarse, el sistema GABAérgico aumenta su actividad, calmando el sistema nervioso y promoviendo una sensación de calma. Esto te ayuda a pasar de estar despierto a la primera fase del sueño y así sucesivamente. Las hormonas, como la melatonina, actúan sobre los receptores GABA para aumentar la actividad del sistema GABAérgico y calmar la mente.

Alcohol

Se sabe que el alcohol potencia la actividad GABAérgica, responsable en parte de sus efectos sedantes. Aunque un par de copas pueden provocar sensaciones de relajación, el consumo crónico de alcohol puede alterar el sistema GABAérgico. Con el tiempo, el consumo excesivo de alcohol puede reducir la producción de GABA en el cerebro y en todo el organismo. Estos efectos aumentan el riesgo de padecer problemas de salud mental, problemas de sueño y abuso de alcohol.

Busca suplementarte con GABA

Algunas fuentes alimentarias ricas en GABA son el arroz integral, las espinacas, los boniatos y el brócoli, aunque también hay varios suplementos disponibles. El cuerpo produce GABA de forma natural y su suplementación se considera segura. Se recomienda que las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia consulten a su médico de cabecera antes de tomar GABA.

Los estudios no han demostrado efectos adversos importantes por tomar hasta tres gramos de GABA en un día. La dosis típica en los estudios sobre el uso prolongado de GABA es de unos 120 miligramos. Sin embargo, la dosis específica puede variar según la edad, el sexo y la razón por la que se toma GABA. Lee atentamente las etiquetas de los productos y sigue sus instrucciones, y consulta siempre a tu médico si tienes alguna duda sobre la dosis adecuada para ti.

Un camino hacia la salud mental y emocional sostenida

El GABA es crucial en el intrincado mundo de la neurobiología. Su función como neurotransmisor mantiene el delicado equilibrio entre excitación e inhibición en el sistema nervioso. A medida que los investigadores siguen aprendiendo más sobre el cerebro humano, se sabe que el GABA puede proporcionar una vía hacia la salud mental y emocional sostenida para innumerables personas.

Respira… expira. Normalmente lo haces 22,000 veces al día y, sin embargo, es algo que la mayoría damos por sentado. La realidad es que no tienes que pensar mucho en ello, tu cuerpo simplemente lo hace—primero inhalas y luego exhalas. Sin embargo, aunque respirar pueda parecer sencillo a primera vista, bajo la superficie ocurren muchas cosas.

Si alguna vez te has preguntado sobre la ciencia que hay detrás de tu respiración, estás en el lugar adecuado.

Tu sistema respiratorio

Once (11) sistemas orgánicos desempeñan una amplia variedad de funciones esenciales en tu cuerpo. Y tu sistema respiratorio es el responsable de tu función respiratoria.

Está formado por numerosos órganos y tejidos, entre ellos:

  1. Diafragma: Este músculo en forma de cúpula está situado en la base de la cavidad torácica. Al contraerse, el volumen de la cavidad torácica aumenta, creando una presión más baja dentro del tórax para introducir aire en el cuerpo.
  2. Cavidad nasal y boca: Cada bocanada de aire entra en el cuerpo a través de la nariz o la boca. Los conductos nasales ayudan a filtrar y humidificar el aire antes de que llegue a los pulmones, mientras que la boca sirve de vía alternativa.
  3. Faringe y laringe: La faringe conecta la boca y las fosas nasales con el esófago. La laringe es el órgano muscular que controla las cuerdas vocales. Juntas, estas estructuras sirven como una puerta crucial para permitir que el aire pase a través de su tracto respiratorio inferior.
  4. Tráquea: Este fuerte tubo reforzado por anillos de cartílago permite el paso del aire hacia y desde los pulmones.
  5. Bronquios: La tráquea se divide en dos bronquios que conectan con cada uno de los pulmones, donde a su vez se dividen en numerosos bronquiolos que se asemejan a las ramas de un árbol.
  6. Los pulmones: Sus órganos respiratorios primarios son un par de estructuras esponjosas, de color gris rosado, situadas en la cavidad torácica. Se inflan con aire cada vez que inhalas y se desinflan cuando exhalas.
  7. Capilares: Estas redes de diminutos vasos sanguíneos llevan el oxígeno de los pulmones al torrente sanguíneo.

Trabajando juntos, estos diversos órganos, tejidos y estructuras le permiten respirar, hablar, oler y mucho más. Pero centrémonos en la respiración.

El proceso de la respiración

La respiración consta de dos partes principales—la inspiración y la espiración—y cada una de ellas requiere el esfuerzo coordinado de varios músculos. Antes y durante la inhalación, el diafragma y los músculos circundantes se contraen. El pecho se expande y los pulmones se llenan de aire. Cuando estos músculos se relajan, el pecho se contrae y expulsa el aire de los pulmones, es decir, exhalas.

Tu cuerpo no inhala y exhala por diversión, sino que satisface tu necesidad de oxígeno.

Las células utilizan oxígeno (y glucosa) para generar energía mediante un proceso denominado respiración celular. Sin embargo, para que esto ocurra, el oxígeno tiene que llegar de los pulmones a las células de todo el cuerpo. Aquí es donde entra en juego la sangre.

Intercambio gaseoso en los alvéolos

Los bronquios se ramifican en vías respiratorias más pequeñas, denominadas bronquiolos. Están conectados a los alvéolos, pequeños sacos de aire en forma de uva situados en los pulmones y rodeados de capilares. Aquí es donde se produce el intercambio de gases, uno de los pasos más importantes de la respiración.

Los alvéolos son como globos microscópicos que se llenan de aire cada vez que inspiramos. El oxígeno de este aire es absorbido por la sangre que pasa por los capilares circundantes. Esta sangre recién oxigenada es transportada por todo el cuerpo a través del sistema cardiovascular, perodejemos eso para otro artículo.

La respiración celular genera energía, pero también productos de desecho, como el dióxido de carbono. Este dióxido de carbono está contenido en la sangre desoxigenada. Cuando la sangre pasa por los capilares se produce un intercambio—el oxígeno entra en la sangre (como se ha mencionado anteriormente) y el dióxido de carbono sale de ella, pasando al aire retenido en los alvéolos. A continuación, este aire se exhala para expulsar el dióxido de carbono del cuerpo.

Cómo mantener la salud de tus pulmones

Los pulmones son el centro del sistema respiratorio, y unos pulmones saludables son cruciales para que tu respiración sea eficiente y se matenga saludable. Afortunadamente, hay una serie de medidas que puedes tomar para mantener tus pulmones saludables y felices.

Los pulmones son sensibles al humo y a los contaminantes, y respirar estas sustancias puede ser perjudicial para la salud pulmonar. El humo de los cigarrillos, incluyendo el humo de segunda mano, puede dañar los bronquiolos y alvéolos pulmonares, dificultando el suministro de oxígeno a las células. Para evitarlo, intenta mantenerte alejado del humo de los cigarrillos y del smog. Si vas a estar expuesto a productos químicos agresivos, contaminación atmosférica excesiva u otras sustancias nocivas, utiliza una mascarilla o respirador para filtrar las sustancias nocivas del aire.

El ejercicio regular también puede ayudar a que los pulmones (y el corazón) funcionen con mayor eficacia. Al hacer ejercicio, los pulmones y los músculos asociados a la respiración trabajan más de la cuenta para proporcionar oxígeno al cuerpo. Incluso el ejercicio diario ligero puede fortalecer los pulmones, el corazón y otros músculos. Cuanto más fuertes sean estos órganos y músculos, mejor se llevará a cabo la distribución del oxígeno a las células.

Afecciones respiratorias: Factores de salud que afectan los pulmones

Los factores ambientales, como los contaminantes, no son los únicos que pueden afectar al sistema respiratorio. Las enfermedades y las afecciones crónicas también pueden afectar a la capacidad respiratoria.

La capacidad pulmonar disminuye de forma natural con la edad, lo que significa que a medida que envejecemos los pulmones pierden eficacia. Para las personas mayores, es especialmente importante mantener la salud pulmonar mediante el ejercicio y evitando las sustancias nocivas.

Además, determinadas condiciones de salud pueden requerir evaluación e intervención médica. Ya sea por asma, alergias graves o un resfriado persistente, consultar al médico suele ser un paso importante para mantener la salud del sistema respiratorio. Ciertas enfermedades, como el resfriado común y la gripe, pueden convertirse en infecciones graves e incluso en neumonía. Así que si sientes que tu sistema respiratorio no funciona como debería, merece la pena que vayas al médico.

En resumen: Un cuerpo saludable necesita pulmones saludables

La respiración es una parte vital de la vida. Sin oxígeno tus células no pueden crear energía, y sin que las células produzcan energía, la mayoría de los órganos, tejidos y otras partes del cuerpo no pueden hacer su trabajo. El cerebro sólo puede estar cuatro minutos sin oxígeno antes de sufrir daños permanentes.

Ni que decir tiene que un sistema respiratorio sano es indispensable para un estilo de vida saludable. Así que cuida tus pulmones, sólo tienes dos.

En el ajetreo del mundo actual, la preparación de comidas está de moda. Las redes sociales están llenas de cientos, si no miles, de artículos, blogs y videos con recetas, consejos, trucos y más. Con tanto contenido, es fácil sentirse abrumado, pero nosotros estamos aquí para ayudar.

Si apenas estás comenzando en esto de la preparación de comidas, no te preocupes, lo dividiremos en partes “digeribles” que te darán la confianza y los conocimientos necesarios para prepararlas como todo un profesional experimentado.

Preparación vs. Planificación de comidas: ¿Cuál es la diferencia?

Antes de entrar de lleno en lo que se debe y no se debe hacer en la preparación de comidas, aclaremos una cosa: la preparación de comidas y la planificación de comidas son cosas muy diferentes.

En la planificación de comidas se determinan las comidas de la semana, el mes o cualquier otro periodo de tiempo. Básicamente, estás decidiendo con anticipación qué comer para prepararte y comprar lo necesario. Piensa en un plan de comidas como en un calendario de cocina: muestra lo que vas a hacer y cuándo. Y eso es todo, en la planificación de comidas no hay que picar, hervir a fuego lento ni cocinar.

La preparación de comidas, por otro lado, consiste justamente en “preparar” el trabajo (después de todo, está en el nombre). En un entorno de cocina, se trata de cualquier tarea que pueda realizarse antes de cocinar y montar un plato o comida final. Puede ser algo tan sencillo como picar una cebolla o tan complejo como cocer a fuego lento y sazonar una salsa.

El objetivo de la preparación es reducir el tiempo necesario para cocinar un plato de principio a fin. Cuando preparas una comida, realizas con anticipación algunos de los pasos para preparar un plato. En la siguiente sección se explica más sobre este tema.

La planificación y la preparación de comidas van de la mano. Para empezar a preparar la comida de la semana, tienes que saber qué vas a comer cada día, y eso requiere planificación.

Tipos de preparación de comidas

La preparación de las comidas es un poco diferente para cada persona, pero la mayoría sigue estos tres pasos:

  1. Preparar los ingredientes: Gran parte del tiempo y el trabajo para preparar una comida se dedica a pelar, cortar, trocear, etc. Piensa en la última comida que preparaste y que requería mucho ajo —pelar y cortar cada diente puede llevar un buen rato. Si dispones de poco tiempo por la noche, preparar los ingredientes de antemano te permite preparar comidas frescas cada día sin pasar tanto tiempo en la cocina, y la preparación de comidas también es estupenda para los almuerzos. Después de todo, ¿quién quiere cortar un montón de pimientos a primera hora de la mañana?
  2. Cocinar por lotes: Algunos alimentos se conservan mejor que otros. Las personas que cocinan por lotes como parte de su preparación de comidas se inclinan por estas recetas, cocinando grandes porciones para guardarlas y utilizarlas más adelante. Esto a menudo significa congelar quince raciones de sopa o cocinar suficiente arroz el domingo para guardarlo en la nevera y comerlo a lo largo de la semana.
  3. División de comidas en porciones individuales: Con este método, preparas, porcionas y montas tus comidas. Básicamente, preparas la comida para una semana y la divides en recipientes separados. Cuando termines, tendrás una comida para llevar o una cena preparada para cada día de la semana. Aunque esto puede requerir un poco más de preparación, es lo que más tiempo te ahorrará.

Cómo preparar la comida

Ahora que ya sabes en qué consiste la preparación, ¡empecemos!

En primer lugar, tómate tiempo para elaborar un plan de comidas. Mira tu calendario y decide cuántas comidas preparadas necesitas para cada día. No hay un número correcto, todo depende totalmente de tus necesidades. A continuación, elige qué comidas quieres comer cada día. Para simplificar el proceso de planificación y preparación, piensa en repetir algunos alimentos. Por ejemplo, planifica almorzar la misma comida al menos dos días a la semana.

A la hora de planificar las comidas, es útil pensar en los componentes básicos de la nutrición. Puede parecer complicado, pero es bastante sencillo: cada comida podría contener un cereal (quinoa, por ejemplo), una proteína (la pechuga de pollo a la plancha es una opción popular) y frutas y verduras. Esto crea una base sólida para cada comida que puede personalizarse para lograr variedad. Por ejemplo, puedes preparar suficiente arroz integral, pollo y ensalada para toda la semana, pero cambiar el plato final cada día. El lunes, la comida puede ser pechuga de pollo con arroz y ensalada. El martes, puedes utilizar una salsa de curry para transformar estos mismos ingredientes en un bol de pollo al curry. El miércoles, puedes desmenuzar el pollo y hacer un wrap con el arroz y la ensalada. Y así durante el resto de la semana.

La cantidad de trabajo de preparación depende del método de preparación de comidas al que recurras. Si tus recetas son bastante sencillas, preparar los ingredientes puede ser todo lo que necesites hacer. Por otra parte, las porciones individuales requieren más preparación previa.

La mayoría de la gente opta por preparar todas sus comidas el mismo día —normalmente un sábado o un domingo—, pero no hay una regla fija. Empieza por elegir un día en el que puedas dedicar un par de horas a preparar la comida. Recuerda tener presentes todas las prácticas de seguridad alimentaria que correspondan. Busca una receta (o varias), reúne los ingredientes ¡y comienza a preparar!

Trucos y consejos de preparación

A final de cuentas, la preparación de tus comidas dependerá de tu horario y tus necesidades. Y aunque inevitablemente será necesario un poco de ensayo y error para crear tu sistema, aquí tienes algunos consejos y trucos que te ayudarán a poner en marcha el proceso:

  1. Empieza con recetas sencillas: Las estrategias de preparación de comidas se aplican a prácticamente cualquier receta, pero puede que te resulte más fácil (y útil) empezar con recetas sencillas. El objetivo de la preparación con antelación es reducir el tiempo y el estrés que conlleva la preparación de comidas saludables a lo largo de la semana: cuantas más partes tenga una receta, más tiempo te llevará prepararla y montarla. Las recetas sencillas con pocos ingredientes suelen ser candidatas óptimas para la preparación de comidas.
  2. No escatimes en los recipientes para guardar: La clave de la preparación de comidas es preparar los alimentos —ya sea la comida final o sólo los ingredientes— antes de consumirlos. Esto significa que tus comidas e ingredientes pasan desde uno o dos días hasta una semana entera en el frigorífico. Durante este tiempo, debes mantener tus alimentos lo más frescos posible, y eso significa invertir en recipientes herméticos de alta calidad.
  3. Elige ingredientes que se conserven: Los envases de alta calidad tienen un límite. Al final de cuentas, algunos alimentos simplemente se echan a perder antes que otros. Cuando elijas las recetas que vas a preparar, ten en cuenta los ingredientes que utilizas. Si algo se va a estropear en cuestión de días, planifícalo como corresponda.
  4. No te olvides del congelador: Cuando se trata de conservar ingredientes, o incluso comidas preparadas, el congelador es tu amigo. Muchos alimentos que se estropean tras una semana en el frigorífico pueden conservarse durante meses en el congelador. Las sopas y las salsas suelen ser excelentes candidatos para la congelación, pero asegúrate de investigar bien qué puedes guardar en el congelador y durante cuánto tiempo.
  5. Busca unas cuantas recetas de salsas: La comida sencilla no tiene por qué ser sosa ni aburrida. Aunque las recetas de comida para prepararse con antelación suelen ser básicas, se les puede añadir fácilmente más sabor con una buena salsa. Además, las salsas son una forma estupenda de añadir algo de variedad a comidas que, de otro modo, serían repetitivas. Si acabas de iniciarte en esto de la preparación de comidas, unas buenas recetas de salsas pueden cambiar las reglas del juego.

Regálate un poco de tiempo cada día con tu propio tipo de preparación de comidas. No sólo te quitará las ganas de ir a ese sitio de comida rápida y fácil (pero grasienta y poco saludable) que está camino a tu casa, sino que también encontrarás recetas interesantes, descubrirás nuevos ingredientes y te sentirás mejor.

Una quemadura solar grave puede arruinar incluso los mejores momentos. Entre el dolor y la descamación, pueden pasar días —incluso una semana— antes de que la piel vuelva a la normalidad. Aparte de las molestias, la exposición excesiva a los rayos UV puede dañar el ADN, y eso siempre son malas noticias.

Para evitarlo, lo mejor es ponerse protector solar. Muy fácil, ¿no? Bueno, más o menos.

A la hora de elegir un protector solar, las opciones podrían ser abrumadoras. Entre ingredientes activos, índices de protección solar y mucho más, hay mucho por descubrir. Pero no te preocupes, nosotros te lo explicamos.

Por qué usar protector solar: Los riesgos de los rayos UV

Evitar las molestias de una quemadura solar es todo lo que la mayoría de nosotros necesita para usar protector solar. Pero la protección solar no solo sirve para prevenir las quemaduras solares, se trata de proteger la piel para mantenerla sana y feliz durante toda la vida.

Divertirse al sol tiene muchos beneficios. El sol ayuda a obtener la vitamina D que necesitas, puede mejorar tu estado de ánimo e incluso ayudarte a reducir el estrés. Pero no todos los efectos del sol son positivos. El sol emite dos tipos de rayos ultravioleta (UV) -UVA y UVB- que pueden dañar la piel. Los rayos UVB, cuya longitud de onda es más corta que la de los UVA, son responsables de las quemaduras solares. Los rayos UVA no provocan quemaduras, pero penetran más profundamente en las células de la piel. Ambos tipos causan daños en el ADN que podrían resultar en mutaciones genéticas.

Una breve exposición a los rayos UVA y UVB probablemente no cause daños apreciables en la piel, pero con el tiempo, esos rayos pueden dañar las células cutáneas y envejecer la piel prematuramente. A medida que la piel envejece, pierde elasticidad, de tal forma que se forman arrugas y pliegues y la exposición a los rayos UV puede acelerar este proceso.

¿Cómo evitarlo? Encerrarse en casa no es precisamente práctico, y por suerte no es tu única opción. Con un poco de preparación —y mucho protector solar— puedes disfrutar de los beneficios del sol y al mismo tiempo proteger tu piel.

Tipos de protector solar

Hay dos tipos principales de protector solar en el mercado: minerales (también llamados físicos) y químicos. Ambos protegen la piel de los rayos UV del sol, pero de forma diferente. Así que echemos un vistazo a cada uno de ellos:

  • Protector solar mineral: Los protectores solares minerales o físicos suelen tener uno de dos principios activos: dióxido de titanio u óxido de zinc. Se asientan en la superficie de la piel y bloquean la entrada de los rayos UV. En otras palabras, hacen las veces de barrera física o escudo para proteger la piel. Los protectores solares minerales solían ser espesos, y tras su aplicación dejaban en la piel un brillo blanco visible. Hoy en día, los fabricantes de protectores solares utilizan nanopartículas (partículas grandes fragmentadas) en sus ingredientes para ayudar a reducir este efecto. Algunos protectores solares incluso añaden un tinte para reducir aún más ese brillo.
  • Protector solar químico: En lugar de bloquear los rayos del sol, los protectores solares químicos los absorben. Cuando estás al sol, un protector solar químico deja pasar los rayos UV, pero una reacción química convierte la luz UV nociva en calor que se desprende de la piel. Los ingredientes que suelen encontrarse en este tipo de protector solar son avobenzona, ácido aminobenzoico, octocrileno, octisalato y oxibenzona.

A este respecto, probablemente tengas una gran duda: ¿qué tipo de protector solar debo utilizar? Depende.

Ni el protector solar químico ni el mineral es intrínsecamente mejor que el otro. Ambos logran el objetivo principal del protector solar: evitar que los rayos UV dañen la piel durante un tiempo. Sin embargo, se deben tener en cuenta los pros y contras de cada uno de ellos.

Algunas de las sustancias químicas utilizadas en los protectores solares químicos —especialmente la oxibenzona— son sujeto de prensa negativa por problemas de seguridad. Dicho esto, se necesita investigar más para determinar si estos ingredientes son realmente perjudiciales, pero por ahora siguen autorizados por la FDA.

Otro problema de los protectores solares químicos son las alergias de la piel. En las personas de piel sensible y con determinadas afecciones cutáneas (melasma y rosácea), sus ingredientes pueden provocar reacciones alérgicas o empeorar las afecciones preexistentes. Si experimentas estos efectos secundarios, intenta cambiar a un protector solar químico con ingredientes activos diferentes o a un protector solar mineral. Los protectores solares químicos tampoco ofrecen protección inmediata: tardan entre 20 y 30 minutos en absorberse en la piel antes de proteger la piel del sol.

Si te preocupa exponer tu piel a los ingredientes de los protectores solares químicos, probablemente te convenga más un protector solar mineral. Hace décadas que la FDA aprobó sus dos ingredientes principales, óxido de zinc y dióxido de titanio. Y como se mencionó antes, pueden ser mejores para la piel sensible.

Como se asienta en la piel, el protector solar mineral no tiene que absorberse para resultar efectivo, es decir que tras su aplicación, ofrece protección inmediata contra los UV. Pero esta forma de protección solar también tiene sus inconvenientes. Al asentarse en la piel, puede obstruir los poros y favorecer la aparición de acné o agravar brotes. Y admitámoslo, a nadie le gusta el brillo blanco de los protectores solares, algo mucho más común con los protectores solares minerales.

Qué es el FPS: Desmitificación de la potencia de los protectores solares

Uno de los aspectos de los protectores solares que más se malinterpreta es el “factor de protección solar” (FPS) o SPF, por sus siglas en inglés. Esta clasificación, ese número que aparece en la parte frontal de la mayoría de los envases de protector solar, indica su potencia. Pero, ¿qué significa realmente? Vamos a desglosarlo.

El FPS, o factor de protección solar, mide la eficacia con que determinado producto protege la piel de los rayos UV del sol. Exponerse al sol sin ningún tipo de protección puede considerarse como FPS 0, valor de referencia con el que se miden todos los productos de protección solar. Un protector solar con FPS 15 significa que la piel necesita 15 veces más exposición al sol para quemarse, a diferencia de no utilizarlo.

Es importante tener en cuenta que el FPS no mide el tiempo que se puede pasar al sol sin quemarse, más bien mide el tiempo de exposición al sol necesario para que la piel se queme. Y estos dos supuestos son sutilmente diferentes. Analiza el siguiente ejemplo: un día soleado pasas una hora al aire libre a las 9 de la mañana y al volver bajo techo, no tienes el menor indicio de quemadura. Al día siguiente, pasas una hora al aire libre a las 2 de la tarde y sufres una leve quemadura solar. ¿Cómo es posible? Aunque el tiempo que pasaste al sol fue el mismo, no así el índice UV. A las 2 de la tarde, llegan más rayos ultravioleta del sol a la Tierra, y a tu piel.

Resulta que nuestros ojos no son demasiado buenos para juzgar el índice UV. El clima, la altitud y la ubicación pueden afectar el índice UV, y hacer que los rayos UV sean más o menos intensos, aunque esté nublado. Muchas aplicaciones meteorológicas muestran el índice UV a lo largo del día, así que en caso de duda, cabe una doble verificación. Y ponte siempre protección solar cuando estés al aire libre.

Cómo y cuándo utilizar el protector solar

Cuando se trata de protegerse del sol, es fundamental utilizar correctamente el protector solar. No es tan sencillo como echarse un poco por la mañana y seguir con lo que tienes que hacer durante el día, pero tampoco es complicado. Sigue leyendo para saber cómo utilizar el protector solar y obtener los mejores resultados.

  • ¿Cuánto protector solar es suficiente? Cuando te apliques (o te vuelvas a aplicar) un protector solar, es importante que utilices la cantidad correcta. Los dermatólogos recomiendan aplicar aproximadamente un vasito para “shots” —o 1.5 onzas— de protector solar para el cuerpo y una cucharadita adicional para la cara. Si esto parece mucho, lo es. La mayoría de las personas no se aplica suficiente protector solar y terminan con una cobertura desigual y parcial.
  • ¿Cuándo debo volver a aplicar protector solar? Independientemente del índice de protección solar, debes volver a aplicarlo cuando menos cada dos horas. Si nadas, vuelve a aplicarlo al salir del agua. Y si sudas mucho, asegúrate de aplicar el protector solar con más frecuencia, pues el sudor puede eliminarlo de la piel. Los protectores solares minerales ofrecen protección inmediata, pero en cuanto a los químicos, después de la aplicación conviene esperar 30 minutos antes de volver a exponerse al sol.
  • ¿Cuándo debo utilizar protector solar? Si vas a exponerte al sol, nunca está de más aplicarse protector solar. Muchas empresas de cosmética y cuidado de la piel ofrecen productos con FPS bajo (normalmente en torno a 15) diseñados para uso diario. Y si vas a estar al sol durante un periodo prolongado (a partir de 30 minutos) o tienes previsto salir cuando el índice de rayos UV es más elevado (entre las 10 y las 14 horas), es conveniente aplicarse un protector solar con un factor de protección de cuando menos 30. Ah… ¡y no olvides volver a aplicarlo cada dos horas!

Mitos y conceptos erróneos sobre el protector solar

En el mundo actual, la protección solar es ampliamente utilizada y de uso común,  pero persiste una serie de mitos y conceptos erróneos que deben aclararse.

Uno de los mitos más comunes sobre la protección solar es que provoca quemaduras y aumenta los daños en la piel. No hay manera de probar esta afirmación, pero sí una posible explicación de por qué la gente llega a pensar así, y todo se reduce a no utilizar correctamente el protector solar. La situación es la siguiente: cuando la gente se aplica protector solar, suele pensar que eso le permite pasar por alto otras prácticas recomendadas de exposición al sol. Permanecen al aire libre durante horas sin ropa protectora ni volver a aplicarse el protector. Como ya se dijo, es absolutamente vital volver a aplicar el protector solar al menos cada dos horas. Así que, en este caso, el protector solar no está provocando quemaduras solares, pero sí un comportamiento más arriesgado.

Esto nos lleva directamente a otro mito sobre el protector solar: todo lo que rebase el FPS 50 es realmente perjudicial para la salud. Tampoco en este caso hay pruebas que apoyen dicha conclusión. Los investigadores han observado el mismo patrón de comportamiento riesgoso de quienes se aplican un protector solar con un FPS más alto. Aunque te hayas aplicado un protector solar de 75 FPS, debes volver a aplicarlo al cabo de dos horas o después de nadar.

Conclusión

Si vas a tomar el sol, el protector solar es imprescindible porque protege la piel y la mantiene elástica y sana durante años. Aplícate más protector solar del que consideres necesario y vuelve a aplicarlo cada dos horas. Si notas que el protector solar te provoca brotes en la piel, no lo abandones del todo, más bien prueba a cambiar a un protector solar químico o busca uno formulado para el acné y la piel sensible. Con tantos productos disponibles, merece la pena encontrar el que mejor se adapte a ti, a tu piel y a tu estilo de vida.

La piel, el órgano más grande del cuerpo, es la primera línea de defensa contra las toxinas y las amenazas externas, y también es lo primero que ve la gente, por eso la cuidamos, para tener el mejor aspecto posible. Por suerte, la función y el aspecto de la piel están relacionados.

La piel seca y agrietada es más vulnerable a los efectos medioambientales. Por otro lado, una piel tersa e hidratada funciona como debe, impidiendo la entrada de irritantes y reteniendo la humedad.

Posiblemente no hayas oído hablar de las ceramidas, pero son uno de los componentes más importantes de tu piel. Son maestras en proteger y ayudar a retener la humedad. Recientemente, las ceramidas se han convertido incluso en un ingrediente clave de muchos productos para el cuidado de la piel. Estas cremas y humectantes refuerzan los niveles naturales de ceramidas para ayudar a mantener la salud de la piel.

¿Qué son las ceramidas?

Las ceramidas son lípidos que representan aproximadamente el 50% de la composición de la piel y desempeñan un papel primordial en la función y el aspecto de la barrera cutánea. El resto de la piel está formado por capas de células que siguen un proceso constante de muerte y renovación con células nuevas. Es probable que estés familiarizado con las capas cutáneas que corresponden a la epidermis y a la dermis, pero quizá te sorprenda saber que estas capas de células estrechamente empaquetadas dependen de un “sello” bioquímico para que la piel funcione correctamente. Por ello, las ceramidas son tan importantes para la epidermis como las propias células cutáneas. Piensa en las ceramidas como el pegamento que mantiene unidas las células de la piel para formar una barrera funcional. Cuanto más saludable esté esa barrera, más protege, manteniendo incluso la piel mejor hidratada.

Aplicadas por vía tópica, las ceramidas favorecen los niveles de humectación y mantienen saludable la barrera cutánea. Las ceramidas pueden ser sintéticas (artificiales) o naturales, como las que se encuentran en las capas externas de la piel. Para entender realmente lo que son, analicémoslas desde el punto de vista de la bioquímica, pero no te preocupes, será fácil y rápido.

Todas las ceramidas están formadas por un compuesto llamado esfingosina, una cadena de átomos de carbono con un aminoácido unido a ella. Cuando la esfingosina se une a otros ácidos grasos, forma ceramidas. Existen 12 tipos distintos de ceramidas, denominadas ceramida 1-12, según el tipo de esfingosina que sea y el tipo de ácido graso que se una a ella.

¿Por qué son importantes las ceramidas?

Pueden surgir problemas cutáneos si las ceramidas no funcionan correctamente. La edad y el daño solar pueden reducir la eficacia de tus ceramidas naturales. Con el tiempo, a medida que se agotan los niveles de ceramida, una barrera cutánea debilitada puede dar lugar a una piel más seca y problemática. La métrica que los científicos cosméticos utilizan para medir la hidratación de la piel se denomina “pérdida transepidérmica de agua”. La piel seca o irritada presenta una mayor pérdida transepidérmica de agua y una menor capacidad de retención de agua.

Los productos para el cuidado de la piel ricos en ceramidas ayudan a mantener y equilibrar la piel, y reducen la pérdida transepidérmica de agua, incluso después de que los niveles de ceramidas hayan disminuido.

Los beneficios que ofrecen las ceramidas a la piel en términos de nutrición pueden:

  • Fortalecer la barrera protectora de la piel
  • Ayudar a tu piel a retener la humedad
  • Rejuvenecer el aspecto de tu piel
  • Aportar un aspecto de mayor densidad y tersura a la piel, con menos arrugas y líneas de expresión visibles

Productos a base de ceramidas adecuados para ti

Un envase adecuado mantiene el máximo rendimiento de los productos formulados a base de ceramidas. Cuando busques productos de calidad a base de ceramidas, evita los tarros de vidrio o los envases transparentes. Muchos de los ingredientes “antienvejecimiento” más populares para el cuidado de la piel son sensibles a la oxidación y pueden perder su eficacia cuando se exponen a la luz y al aire. Por lo tanto, busca tubos o frascos opacos con bombas y dispensadores herméticos.

Si un producto contiene ceramidas, aparecerán en la lista de ingredientes. Busca también ingredientes relacionados con las ceramidas, como la fitoesfingosina y la esfingosina. Todos ellos favorecen la producción natural de ceramidas de la piel cuando se aplican por vía tópica. Y puede ser incluso más fácil pues debido a que ofrecen beneficios tan codiciados, muchos productos muestran estos ingredientes en la parte delantera y central del envase.

Las ceramidas son beneficiosas para todo tipo de pieles, incluso las sensibles, porque son un componente natural de la epidermis. Si deseas actualizar tu rutina de cuidado de la piel o todavía eres principiante en el mundo del cuidado de la piel, prueba un producto con ceramidas y experimenta los beneficios de una piel hidratada y de aspecto saludable.

El cuerpo humano es, por decir lo menos, un sistema complicado.  Durante miles de años, las distintas culturas y sociedades han desarrollado su propia concepción del cuerpo humano y de cómo tratar sus diversas enfermedades y dolencias. Uno de los ejemplos más antiguos que existen de estos sistemas de tratamiento es el Ayurveda (también llamado medicina ayurvédica), una forma de medicina tradicional desarrollada originalmente en el sur de Asia.

Tanto este es tu primer contacto con el Ayurveda como si simplemente buscas más información sobre el tema, no te preocupes, estás en el lugar adecuado. En este artículo te daremos detalles de la historia del Ayurveda, sus prácticas habituales y mucho más.

¿Qué es el Ayurveda?

Como ya se ha mencionado, el Ayurveda, o medicina ayurvédica, es una forma de medicina tradicional que tiene raíces en el sur de Asia, concretamente en el subcontinente indio. Basándonos en la antigüedad de varios textos ayurvédicos, el Ayurveda como práctica tiene unos dos mil años, aunque muchos de sus aspectos pueden haber existido antes de estos registros.

La palabra Ayurveda es una combinación de dos palabras sánscritas: “ayur”, que significa “vida”, y “veda”, que significa “conocimiento”. Juntos significan “conocimiento de la vida”. Estas raíces etimológicas son en realidad un gran punto de partida para entender el Ayurveda como sistema medicinal. El Ayurveda no se centra simplemente en el tratamiento de enfermedades, sino en la aplicación de cambios en el estilo de vida que ayuden a prevenir enfermedades, fomenten el equilibrio corporal, mental y espiritual, y ayuden a mantenerse en sintonía con el entorno.

Si te preguntas cómo pueden los medicamentos conseguir todo eso, la respuesta es fácil: no pueden. Pero los tratamientos ayurvédicos se componen de mucho más que medicina. Si bien las hierbas medicinales y otros medicamentos que se ingieren desempeñan un papel en la práctica ayurvédica, son una pieza de un rompecabezas mayor que incluye prácticas como el yoga, la meditación, la terapia con masajes y los ajustes en la alimentación.

Las secciones siguientes desglosan los fundamentos del tratamiento ayurvédico y algunas de las prácticas más comunes de la medicina ayurvédica.

Historia de la medicina ayurvédica — Los tres doshas

Según el Ayurveda, el ser humano está formado por cinco elementos: agua, tierra, fuego, espacio y aire. Estos elementos se combinan en el cuerpo humano para formar tres energías o fuerzas vitales distintas: el Vata dosha, compuesto de espacio y aire; el Kapha dosha, compuesto de agua y tierra; y, por último, el Pitta dosha, compuesto de fuego y agua.

Todo el mundo tiene estos tres doshas en su interior, pero en grados diferentes. Es decir, no hay dos personas que tengan el mismo equilibrio de cada dosha. Cada dosha está relacionado con diversas funciones corporales y se cree que cualquier dolencia tiene su origen en desequilibrios entre los doshas. Como tal, la medicina ayurvédica busca, en parte, tratar los desequilibrios entre los tres doshas. ¡Hablaremos de los detalles más adelante!

Prácticas comunes del Ayurveda — Tratamiento de la mente, el cuerpo y el espíritu

El Ayurveda es un enfoque holístico de la medicina, lo que significa que sus prácticas abarcan todos los aspectos de la vida. No se centra simplemente en una serie de diagnósticos y curas, sino en la naturaleza interconectada de cada aspecto de la vida de una persona. Desafortunadamente, esto significa que las prácticas y los tratamientos ayurvédicos son numerosos y variados: no hay una forma rápida y fácil de convertirse en un experto. Sin embargo, la buena noticia es que hemos desglosado para ti algunos de los elementos más comunes del tratamiento ayurvédico. ¡Sólo tienes que leer la siguiente lista!

  • Panchakarma: Como ya se ha mencionado, la medicina ayurvédica trata del equilibrio del cuerpo, la mente y el espíritu. Uno de los métodos más comunes del Ayurveda para lograr el equilibrio corporal es el panchakarma, un proceso que se cree que ayuda a limpiar el cuerpo de material de desecho. El panchakarma, que suele tardar entre dos y cuatro semanas en completarse, implica varios procesos de purga que incluyen masajes, enemas, ajustes en la alimentación y, a veces, vómitos.
    Los seguidores de la medicina ayurvédica se someten a este proceso bajo la supervisión de profesionales del Ayurveda, a menudo en un retiro o, en la India, en un hospital.
  • Masajes: El cuerpo puede acumular mucho estrés, tanto mental como físico. En el Ayurveda se cree que esta acumulación de estrés altera el equilibrio mental y físico. El masaje ayurvédico busca aliviar y liberar la tensión física y mental para ayudar a restablecer el equilibrio del cuerpo. Durante este proceso, un masajista formado en Ayurveda masajea el cuerpo con diversos aceites y ungüentos de hierbas para liberar las tensiones acumuladas en el cuerpo.
  • Yoga: Aunque el yoga no es un elemento oficial del tratamiento ayurvédico, a menudo se utiliza como sistema complementario en coordinación con el Ayurveda. Tanto la medicina ayurvédica como el yoga existen en la India desde hace miles de años y ambos valoran el equilibrio físico y mental. La naturaleza meditativa del yoga calma la mente, mientras que su carácter físico fortalece el cuerpo; ambos ayudan a conseguir objetivos similares a los del tratamiento ayurvédico.
  • Meditación: El objetivo principal de la meditación —en prácticamente cualquier contexto— es despejar la mente. Lo mismo ocurre en la medicina ayurvédica, donde la meditación se utiliza para establecer y mantener el equilibrio mental y espiritual. Sin embargo, la meditación ayurvédica se distingue por el uso de mantras para tratar desequilibrios específicos relacionados con los doshas. Estos mantras, que cambian de persona a persona y de dosha a dosha, se cantan como parte de la meditación para ayudar a restablecer el equilibrio entre los tres doshas.
  • Medicina herbal: El Ayurveda es más conocido por sus remedios a base de hierbas por una buena razón. La medicina herbal ayurvédica es, en cierto modo, la columna vertebral del Ayurveda y se practica en toda la India y, en los últimos años, en el resto del mundo. Como ya se ha mencionado, en el Ayurveda diversas dolencias se asocian a doshas desequilibrados. Tradicionalmente, se han utilizado diversas hierbas y plantas para tratar esos desequilibrios. Algunas de las hierbas y plantas más utilizadas son la ashwagandha, que se cree que reduce el estrés, la boswellia, que se utiliza para reducir la inflamación, y la brahmi, que también se cree que reduce la inflamación y el estrés. Además, especias comunes como el comino, la cúrcuma y el cardamomo ocupan un lugar destacado en la medicina ayurvédica.

Prácticas ayurvédicas: No es todo o nada

A medida que crece la popularidad de las medicinas tradicionales en todo el mundo, estas se adoptan de formas muy diversas. Con frecuencia, esto significa utilizar medicinas tradicionales en coordinación con otros métodos de tratamiento. Si te interesa el Ayurveda, recuerda que no es todo o nada. Es decir, el Ayurveda no tiene por qué sustituir al sistema medicinal que estés utilizando. En su lugar, evalúa la posibilidad de utilizar los dos en coordinación para un enfoque más holístico de tu salud. Si te sientes estresado, puedes darte un masaje ayurvédico. Ve poco a poco y comprueba lo que te funciona.