Salud ósea – Conozca su anatomía ósea

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Con frecuencia no se entiende bien el sistema esquelético y los huesos.  Es mucho el peso que soportan para mantener su cuerpo y darle forma.  Pero eso no es todo, sus huesos hacen mucho más para que su cuerpo se mantenga saludable y fuerte, y están más vivos de lo que usted se imagina.  Aprender acerca de su anatomía ósea es el primer paso para apoyar adecuadamente la salud de sus huesos.

Anatomía ósea básica

Un esqueleto puede hacernos pensar en enfermedad y muerte.  Con frecuencia simboliza peligro o veneno. Pero sus huesos están vivos y coleando, y una buena salud ósea comienza a nivel celular.

Su esqueleto está lleno de células, cada una con una función especial.  Las células de sus huesos crean todo, desde hueso nuevo hasta la sangre que se bombea a través de su corazón.  Sin embargo, nuestro principal enfoque aquí estará en los componentes estructurales de su anatomía ósea.

Existen tres tipos de células que ayudan a mantener la integridad de los huesos.  Sus nombres nos ofrecen información importante acerca de su función. Es importante entender cómo operan las células óseas.  Conocer la manera en la que funcionan sus huesos puede explicar cómo es que los frenillos enderezan los dientes y cómo es que sanan los huesos rotos.

Osteoblastos

Son las células constructoras del hueso (osteo = hueso; blasto = germen, crecer). Su nombre literalmente significa crecimiento óseo. Los osteoblastos hacen hueso nuevo y reconstruyen los huesos viejos o rotos.  Estas células en forma de cubo se apilan como ladrillos.  Cuando los osteoblastos se juntan, secretan un material flexible llamado osteoide.  Los vasos sanguíneos y las células óseas cercanas depositan calcio y otras sales minerales en el osteoide para hacerlo duro y fuerte.  Una vez que se endurece el osteoide, esos osteoblastos se pegan y se transforman en otro tipo de célula ósea: los osteocitos.

Osteocitos

Células óseas maduras (osteo = hueso, cito = célula). Vienen de los osteoblastos que han dejado de producir hueso nuevo.  Los osteocitos desarrollan largos brazos que los conectan con los osteocitos vecinos.  A través de estas conexiones pueden intercambiar minerales y comunicarse a través de vías de señalización celular. Los osteocitos monitorean el hueso y detectan el estrés mecánico. Les dicen a los osteoblastos cuando hay secciones de hueso que necesitan refuerzo.

Osteoclastos

Lo opuesto a los osteoblastos. Los osteoclastos (osteo = hueso, kla = romper) rompen huesos. Sin embargo, esta clase de ruptura ósea no es mala.  Los osteoclastos abren espacio sobre los huesos y dentro de los mismos para los músculos y los vasos sanguíneos.  También reciclan el hueso viejo, de manera que el hueso nuevo y saludable pueda sustituirlo.  Esto mantiene fuertes los huesos y resistentes al estrés mecánico.  Los osteoclastos son células grandes delineadas por un borde ondulado.  Su exterior arrugado se adhiere fuertemente al hueso.  Estas células secretan ácido clorhídrico, el cual extrae minerales del hueso como calcio y fosfato. Este proceso se llama osteolisis (osteo = hueso, lysis = descomposición).

Se trata de un esfuerzo en equipo entre todas estas células para mantener sus huesos saludables.  Los osteoblastos y los osteoclastos desarrollan funciones opuestas, pero trabajan juntos para mantener fuertes sus huesos.  Cuando un hueso se rompe, los osteoclastos eliminan las piezas rotas y liman cualquier borde afilado.  Los osteoblastos añaden hueso nuevo para llenar los huecos.

Es difícil ver células óseas trabajando, pero sus dientes funcionan como funcionan sus huesos, y son un buen ejemplo.

Para enderezar los dientes chuecos, los huesos de sus mandíbulas se rompen y reparan constantemente.  Los frenillos aplican presión a sus dientes y a su mandíbula.  Esta presión estimula los osteoclastos para que se deshagan del hueso que está en el lugar equivocado.  Luego, los osteoblastos colocan hueso nuevo en el lugar adecuado.  El resultado es una hermosa sonrisa con dientes derechos.

El papel de los huesos en el cuerpo

Tal vez haya oído decir que sin huesos seríamos una masa de carne y sangre.  Y es cierto.

El esqueleto ofrece un armazón y apoya la necesidad de su cuerpo de mantenerse rígido y recto.  Los huesos sirven como elementos de fijación de los grupos musculares.  Actúan como palancas y permiten la flexión y extensión de los músculos.  Estos importantes elementos de fijación nos ayudan a caminar, correr, sentarnos y mantenernos de pie.

Los huesos también protegen de daños los órganos vitales.  Pueden absorber el impacto de lesiones y proteger los órganos que están debajo de ellos.  Piense en todos los órganos vitales que protege su caja torácica.  Su cráneo es una caja para su invaluable cerebro.

Además, sin sus huesos, usted sería irreconocible.  Mientras que los músculos de su cara y su cuello son responsables de las expresiones faciales, los huesos que están debajo le dan forma a su cara.  La posición de sus mejillas, su barbilla y su nariz está determinada por su esqueleto.

Anatomía ósea avanzada: Alargamiento y fortalecimiento

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Usted trata de evitar el estrés, la presión y la tensión tanto como le es posible, pero estas tres fuerzas obligan a sus huesos a crecer y a desarrollarse.  Su anatomía ósea hace esto posible.  La estimulación mecánica detona osteoblastos y osteoclastos para reforzar los huesos de su cuerpo.  Este tipo de estrés es bueno, y hace que sus huesos sean más fuertes.

Para alargarse, sus huesos necesitan ser estirados por los grupos musculares a los que están fijados.  Las regiones de hueso llamadas placas de crecimiento están cerca de los extremos de los huesos largos de su cuerpo.  Las placas de crecimiento son secciones de tejido óseo activo.  Cuando sus músculos se estiran en los extremos de los huesos largos, ofrecen el estrés necesario para favorecer el crecimiento del hueso.  Los osteocitos sienten la tensión en la placa de crecimiento e indican a los osteoblastos colocar nuevo tejido óseo.  Cuando esto ocurre con demasiada rapidez en niños, puede provocar un dolor sordo y molesto.  Esta constante incomodidad con frecuencia es conocida como dolores de crecimiento.

Los huesos crecen en longitud, pero también aumentan de grosor.  El ejercicio engrosa los huesos, haciéndolos más fuertes y difíciles de romper.  Los atletas con frecuencia se distinguen porque los huesos de sus piernas son más largos que el promedio. Las piernas de mayor longitud, especialmente los muslos, se pueden ver en los atletas porque constantemente aplican presión a sus huesos como resultado del ejercicio frecuente.

Al final, nuestros huesos dejan de aumentar su longitud cuando las placas de crecimiento disminuyen su actividad.  Para las mujeres, esto ocurre alrededor de los 16 años.  En el caso de los hombres, sucede alrededor de los 19 años.  Entre los 25 y los 30 años, la mayoría de la gente alcanza su máxima masa ósea.  El mantenimiento de la masa ósea después de los 40 años es importante y es parte de un estilo de vida saludable.

Mantenimiento de la salud ósea

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La mejor manera de proteger sus huesos es fortaleciéndolos con hábitos saludables.  La dieta y el ejercicio son dos de las mejores formas de ayudar a mantener la salud de sus huesos.

Por mucho, el mineral más valioso para sus huesos es el calcio. Cuando no hay reservas de calcio, su cuerpo toma el calcio de sus huesos para utilizarlo en algún otro sitio.  Para salvaguardar sus huesos, lleve una dieta rica en calcio.

Este mineral esencial se encuentra en la leche, el yogurt y el queso, pero también en las verduras de hoja verde y en los pescados de huesos suaves.  Algunos alimentos dificultan a su cuerpo la absorción de calcio.  Los refrescos y las bebidas carbonatadas reducen la cantidad de calcio absorbida por los intestinos.  Evalúe su dieta y vea si puede incluir más calcio.  Si tiene dudas, tomar un multimineral y otro suplemento con un componente de calcio siempre es una gran idea.*

Otro componente crítico de la salud de sus huesos es el magnesio.  Además de ser uno de los minerales presentes en los huesos, el magnesio estimula a la tiroides para secretar calcitonina. La calcitonina es una hormona que ayuda a mantener la fuerza de los huesos mediante la canalización del calcio del torrente sanguíneo a los huesos.  El magnesio no solo ayuda a fortalecer sus huesos, este mineral clave puede también ayudar a mantener una sana función muscular.*

La vitamina D también es un elemento crítico de la salud ósea.  La vitamina D permite a nuestro cuerpo absorber el calcio proveniente de nuestra alimentación.  Su cuerpo puede producir su propia vitamina D cuando expone su piel al sol. Y algunos alimentos y productos lácteos están fortificados con vitamina D, de manera que pueden ayudarle a obtener lo que su cuerpo necesita.  Pero quienes no tienen lo suficiente, deberían considerar tomar un suplemento con vitamina D.*

Salud ósea a lo largo de su vida

bone health

Los huesos le dan a su cuerpo fuerza y movilidad a lo largo de su vida.  Mantener estos importantes órganos hará que sus huesos se conserven en funcionamiento en los años por venir.  A pesar de que los huesos dejan de crecer en longitud antes de los 20 años, las células están activamente reparando reemplazándose día a día.

Las células óseas se regeneran a un ritmo bastante excepcional.  Es un mito eso de que solo tenemos un esqueleto a lo largo de nuestra vida.  De hecho, nuestro esqueleto se reemplaza por completo entre cada 2 y cada 12 años, dependiendo de la edad.  Se regenera con mayor rapidez cuando uno es joven, y se desacelera con la edad.  Sin esta regeneración, los huesos debilitados por fracturas previas o por estrés mecánico constante jamás se repararían.  En lugar de eso, estas regiones crecen para mantenerse más fuertes que nunca.

Esta constante regeneración y sustitución debería darle esperanza.  Cada día es una nueva oportunidad de ayudar a su esqueleto.  Así que nunca es demasiado tarde para desarrollar hábitos de alimentación y ejercicio que fortalezcan y protejan su salud ósea.

Más datos divertidos sobre los huesos:

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Vea estos 11 datos sobre la anatomía ósea y compártalos la siguiente vez que alguien diga que los esqueletos son algo macabro.  Les hará pensar que los huesos, más que macabros, son asombrosos.

  1. Sus huesos son vasculares. Esto significa que los vasos sanguíneos van a sus huesos y aportan oxígeno y nutrientes al tejido óseo. Los nutrientes llegan a sus huesos a través del torrente sanguíneo.  Son necesarios para que los huesos estén duros y fuertes.
  2. El número de huesos que hay en nuestro cuerpo de hecho disminuye a medida que envejecemos. Los bebés recién nacidos tienen cerca de 270 huesos en su pequeño esqueleto. A medida que maduran, los huesos más pequeños se fusionan para armar formas más complejas. El cráneo humano está compuesto por 22 huesos que se fusionan a medida que crecemos.  Para la edad adulta, los humanos solo tienen 206 huesos en su cuerpo.
  3. Los glóbulos rojos están constantemente circulando en el torrente sanguíneo. Sin embargo, sus orígenes no son tan bien conocidos. La médula ósea, la sustancia gruesa que está en el centro de los huesos, produce glóbulos rojos. Existen dos tipos de médula ósea: la roja y la amarilla.  La médula ósea roja forma glóbulos rojos, glóbulos blancos, y plaquetas. La médula ósea amarilla se puede convertir en médula ósea roja en caso de una pérdida de sangre severa.
  4. El fémur (el hueso del muslo) es el hueso más largo y más fuerte del cuerpo. Algunos expertos han establecido la hipótesis de que el fémur es más fuerte que una pieza de acero del mismo peso. El hueso más pequeño es el estribo (hueso del oído medio).
  5. Si bien se consideran parte del sistema esquelético, los dientes no son huesos. Los huesos y los dientes tienen mucho en común. Ambos son duros, blancos y están repletos de calcio, pero hay algunas diferencias que los distinguen.  Los dientes no tienen los poderes regenerativos del tejido óseo.  Los dientes no pueden curarse a sí mismos cuando se rompen.  Los huesos, por otra parte, poseen una red de células a su disposición diseñadas para sanar grietas y hacerlos más fuertes.
  6. El colágeno es una proteína presente en los huesos que los ayuda a soportar la presión y la tensión. El colágeno también es una proteína importante de la piel. Le da a la piel elasticidad y ayuda a los huesos a absorber los golpes.
  7. A pesar de que no tienen colágeno, los dientes se las arreglan para ser más fuertes que el hueso. Los dientes son la parte más dura del cuerpo y están hechos primariamente de una proteína llamada dentina. La dentina está cubierta completamente por un esmalte muy duro, y es este esmalte el que hace que los dientes sean tan fuertes.
  8. En el reino animal los esqueletos son muy raros. Cerca de 97 por ciento de la vida animal es invertebrada. Eso significa que carece de columna vertebral.  Los humanos son la minoría.  Es nuestra columna vertebral y las articulaciones fijadas a ésta lo que permite que caminemos erguidos.
  9. De los 206 huesos que hay en nuestro cuerpo, 106 (más de la mitad) están en nuestras manos y pies.
  10. Si podemos hablar, se lo debemos en gran parte a un hueso bastante único. El hueso hioides es responsable de mantener nuestra lengua en su lugar. Podemos sentir nuestro hueso hioides si presionamos suavemente cerca de la parte superior de nuestra garganta. El hueso hioides está completamente rodeado por músculo y por el esófago.  Este hueso es especial porque es el único hueso que no está ligado a otro hueso.
  11. Los huesos se consideran órganos. Tomados de manera conjunta, ofrecen no menos de seis funciones esenciales a nuestro cuerpo. Éstas incluyen: apoyo, movimiento, protección, producción de glóbulos rojos, almacenamiento de nutrientes (principalmente hierro, calcio y magnesio) y producción de hormonas.

Como podemos ver, los huesos son mucho más que elementos estructurales rígidos y estáticos.  Tienen muchas funciones que necesitamos para vivir una vida saludable.  Comience a pensar más acerca de la anatomía ósea y a hacer todo lo que pueda para velar por la salud de sus huesos.

Acerca del autor

Sydney Sprouse es una escritora independiente sobre temas de ciencia residente en Forest Grove, Oregon. Tiene una licenciatura en biología humana de la Universidad Estatal de Utah, en donde trabajó como investigadora y escritora en su etapa de pasante. Sydney ha estudiado ciencias toda su vida y su objetivo es traducir las actuales investigaciones científicas tan efectivamente como sea posible. Escribe con particular interés sobre biología humana, salud y nutrición.