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El lenguaje corporal es un poderoso comunicador. Tu postura, la forma en que sostienes tu cuerpo, proyecta confianza. Además de que puede mostrar a los demás si les estás escuchando o incluso expresar si eres tímido, si estás cansado y mucho más, resulta que también puede afectar tu salud.

Los vínculos entre postura y salud son bidireccionales. Una buena postura aporta grandes beneficios y, por el contrario, una mala postura puede ser perjudicial para la salud. Echemos un vistazo a cada elemento de tu postura: lo bueno, lo malo y lo que puedes hacer al respecto.

Postura perfecta

Antes de entrar en materia, ¿qué es exactamente la postura y por qué es buena o mala? Una “buena” postura suele ser fácil para el cuerpo, se trata adoptar posturas que no sobrecarguen ni retuerzan los músculos y las articulaciones. Una “mala” postura, pues, hace lo contrario. (¡Más adelante hablaremos de ello!)

La postura puede dividirse en dos categorías: estática (sin movimiento) y dinámica (en movimiento). Por ahora, vamos a profundizar en la postura estática. Cuando tu cuerpo está en reposo, probablemente estás haciendo una de estas tres cosas: sentado, de pie o tumbado. Veamos cuál es la postura ideal para cada uno de ellos:

  • Sentado: Seguro que lo has oído mil veces: “¡siéntate derecho!”. No es en absoluto un mal consejo, pero se centra únicamente en la columna vertebral, y una buena postura sentado es una actividad de todo el cuerpo. Al sentarte, procura mantener la espalda recta y equilibrada por encima de las caderas. Los hombros deben estar relajados y los pies apoyados en el suelo. Si trabajas en tu computadora sobre un escritorio, coloca el monitor de modo que mires al frente, no ligeramente hacia abajo. Esto ayuda a reducir la tensión ejercida sobre la columna vertebral. En general, una buena postura al sentarse debe ser relativamente neutra: si algo parece tenso o forzado, puede ser una señal para reevaluar la posición sentado.
  • De pie: Al igual que al sentarse, una buena postura de pie empieza por la columna vertebral. Para mantener una posición corporal ideal de pie, concéntrate en mantener la espalda recta hacia arriba y hacia abajo, no de forma rígida, sino en una postura natural y relajada. Los hombros no deben estar encorvados hacia delante, sino echados hacia atrás para que estén equilibrados sobre las caderas. Contrae los músculos abdominales para ayudar a mantener esta posición. Los pies deben estar separados a la anchura de los hombros, con el peso equilibrado sobre las puntas de los pies. Una vez más, intenta evitar inclinar la cabeza en direcciones extrañas: mirar de frente es lo que menos tensa la columna vertebral.
  • Tumbado: La gente puede tener opiniones sorprendentes sobre las posturas para dormir, pero tanto si duermes de espaldas como de lado o boca abajo, una cosa es cierta: debes intentar mantener alineadas las orejas, los hombros y las caderas. Al mantener este eje a través del cuerpo, se reduce la tensión en el cuello y la columna vertebral, lo que, a su vez, puede ayudar a reducir el dolor en el día a día. A veces esto significa ser creativo con la colocación de la almohada. Si duermes boca arriba, una almohada bajo las rodillas puede ayudar a mantener el contorno natural del cuerpo. Y para los que duermen de lado, una almohada colocada entre las rodillas tiene un efecto similar. Las personas que duermen boca abajo deben utilizar una almohada plana para la cabeza (o ninguna almohada). Una almohada adicional debajo de la pelvis también puede ayudar a reducir la tensión sobre la columna vertebral.

Por qué preocuparse — Beneficios de una buena postura

Por regla general, es inevitable sentir un poco de dolor y malestar cada día. Es parte de la vida. Dicho esto, hay medidas que puedes tomar para reducir las molestias que experimentas cada día, y una de ellas es prestar atención a tu postura. Una buena postura puede influir positivamente en la salud:

  • Reducción del dolor de espalda: Sentarse torcido o encorvado puede aumentar la tensión en la columna lumbar (también conocida como parte baja de la espalda). Con el tiempo, esta tensión puede provocar dolor de espalda. Las buenas posturas al sentarse y al estar de pie ayudan a evitar estas molestias innecesarias, reduciendo al mínimo la tensión en la zona lumbar.
  • Alivio de la tensión del cuello y los hombros: Una postura correcta equilibra cómodamente la cabeza sobre la columna vertebral. Esto reduce la cantidad de peso que la cabeza y los hombros tienen que soportar, lo que a su vez reduce la tensión muscular en esas zonas.
  • Disminución de la frecuencia de los dolores de cabeza: Una de las causas más comunes de los dolores de cabeza es la tensión, y como ya se ha mencionado, una buena postura puede reducir la tensión en el cuello y los hombros. Aunque puede que esto no elimine todos los dolores de cabeza que experimentas, sin duda te ayudará a mantenerlos a raya.
  • Aumento de los niveles de energía: Una buena postura consiste en mantener el cuerpo equilibrado y neutro. En otras palabras, se trata de no crear trabajo extra para los músculos estabilizadores. (Ya sabes lo que dicen: trabaja más inteligentemente, no más duro.) Esto puede reducir la fatiga y la tensión muscular, dándote más energía a lo largo del día.
  • Mejor salud de las articulaciones: Las articulaciones sufren un desgaste natural a lo largo de la vida. Al fin y al cabo, se mueven mucho. Algunos movimientos, sobre todo los que no son naturales, desgastan las articulaciones más que otros. Una postura correcta puede ayudarte a evitar muchos de estos movimientos antinaturales, manteniendo tus articulaciones sanas durante más tiempo.
  • Aumento de la capacidad pulmonar: Los pulmones son el centro del sistema respiratorio, por lo que son muy importantes, y para hacer bien su trabajo, los pulmones necesitan espacio para expandirse completamente. Encorvarse puede restringir el espacio de que disponen, dificultando la respiración.

Cómo afectan la salud las malas posturas

La postura va mucho más allá del aspecto físico. Una mala postura puede afectar directamente tu salud física. Algunos de los efectos más comunes de las malas posturas son:

  • Dolores de cuello, hombros y espalda: La postura es cuestión de alineación. Cuando el cuerpo —especialmente el cuello y la espalda— no está alineado, los músculos y las articulaciones pueden sufrir tensiones innecesarias. Con el tiempo, esto puede provocar tensión y dolor.
  • Aumento del riesgo de lesiones en la columna vertebral: Encorvarse desgasta gradualmente la columna vertebral y otras articulaciones. Esto puede no parecer un gran problema, pero años de malas posturas pueden pasarte factura. Cuanto más débil es la columna vertebral, más frágil y propensa es a sufrir lesiones.
  • Disminución de la flexibilidad: Tirar los hombros hacia delante, encorvarse y otras formas de mala postura pueden reducir la amplitud de movimiento con el tiempo. Cuando los músculos se acostumbran a posiciones inusuales o antinaturales, puede resultar difícil volver a una postura neutra. En otras palabras, el abdomen, la espalda y los hombros pueden perder flexibilidad, lo que dificulta la práctica de una buena postura.
  • Mala digestión: Al igual que los pulmones, los órganos necesitan espacio para realizar su trabajo, un espacio que la cavidad abdominal les proporciona de forma natural. Cuando te encorvas hacia delante, puede reducirse este espacio, dificultando que tu cuerpo procese y digiera los alimentos.
  • Dolores de cabeza: La tensión en el cuello y los hombros es uno de los efectos más comunes de las malas posturas. También es una de las causas más comunes de dolores de cabeza. Así que la próxima vez que sientas que tu postura decae, recuerda: te estás preparando, literal y figuradamente, para futuros dolores de cabeza.

Cómo mejorar la postura

No importa en qué punto de tu trayectoria postural te encuentres, los consejos y trucos que te ofrecemos a continuación pueden ayudarte a dejar de encorvarte y a mantener una postura equilibrada y natural:

  • Mantente activo: Una buena postura consiste en mantener el cuerpo en la posición correcta y esto requiere fuerza, no mucha, pero la suficiente para mantener el cuerpo estable y erguido. Un estilo de vida activo puede ayudar a mantener los músculos lo suficientemente fuertes como para mantener una buena postura durante todo el día.
  • Estírate con regularidad: Si te resulta incómodo sentarte con la espalda recta, puede deberse a falta de flexibilidad. Es importante mantener el cuerpo ágil y flexible, lo que requiere estiramientos regulares. En cuanto a la postura, concéntrate en estirar los músculos del cuello, los hombros y la espalda.
  • Mantén fuertes los músculos abdominales: Como ya hemos mencionado, la fuerza es una parte importante de la postura, especialmente la fuerza de la parte central del cuerpo. Los abdominales y los músculos centrales ayudan a mantener el torso erguido y equilibrado, haciendo posible una buena postura. No hay una forma correcta de ejercitar estos músculos: prueba desde abdominales y otros ejercicios para el abdomen hasta natación, yoga, etc.
  • Practica la inversión de curvas: Si has estado encorvado hacia delante durante mucho tiempo, contrarresta y “resetea” tu postura estirándote en la otra dirección. Conocida como “inversión de curvas”, es una buena forma de estirarse o simplemente de recordar que hay que volver a una postura más neutra.
  • Evita las sillas blandas: ¿A quién no le gusta una silla bonita y mullida? Pero como la mayoría de las cosas buenas, las sillas blanditas son mejores con moderación. Si vas a pasar mucho tiempo sentado, lo mejor es que elijas un asiento firme con un buen respaldo que te ayude a mantener una postura correcta. Las sillas blandas y con mucha elasticidad permiten hundirse en los cojines, por lo que mantener el cuerpo erguido cuesta mucho más trabajo.
  • Levanta con las piernas, no con la espalda: Es difícil mantener una buena postura con una espalda débil o lesionada, así que ¡ten cuidado! Cuando levantes objetos pesados, procura mantener la espalda recta. En lugar de agacharte para levantar, dobla las rodillas y utiliza los cuádriceps para elevarte de nuevo.
  • Mantente atento: Puede parecer sencillo, pero uno de los aspectos más importantes de la postura es mantenerte atento a la posición del cuerpo. Si notas que te encorvas hacia delante, tómate un momento para reajustar la postura.
  • Ajusta la altura de la superficie de trabajo: Si tienes un trabajo de oficina, sentarte recto es sólo la mitad de la batalla. También debes asegurarte de que tu superficie de trabajo esté a la altura adecuada para lograr una buena postura del cuello. Intenta colocar el monitor de modo que mires al frente. Si tu escritorio es demasiado bajo, es posible que te encorves de forma natural para alcanzarlo. O si es demasiado alto, puede que los pies no descansen cómodamente en el suelo. Si es así, ajusta tu escritorio para que tus brazos lleguen cómodamente y tus pies queden bien colocados sobre el piso al sentarte con la espalda recta.

A lo largo de tu ajetreado día, intenta ser consciente de tu postura. Con el tiempo, cada vez te resultará más natural mantener el cuerpo erguido, neutro y alineado. Una buena postura beneficiará tu salud e incluso puede que sientas un aumento de la confianza en ti mismo.

Es difícil imaginar una vida sin articulaciones, entran en acción en el momento en que usted se levanta de la cama. Las articulaciones facilitan movimientos cortos como cepillarse los dientes y atarse los zapatos, pero también permiten aplaudir, bailar y jugar.

Agradezca a sus articulaciones el hecho de haberle ayudado a encontrar este artículo. Ya sea desde el escritorio o navegando con el teléfono, las articulaciones hacen posible el movimiento (como teclear y textear).

Las articulaciones tienen una función importante en la vida diaria, pero tal vez no sea fácil saber si están en buenas condiciones de salud. Entonces, haga una pausa para conocer las articulaciones y cómo mantenerlas en buena forma.

El papel de las articulaciones

Las articulaciones son las bisagras que hacen posible el movimiento del esqueleto. En palabras sencillas, una articulación es el área en que se unen o hacen contacto dos huesos, convierten una estructura esquelética rígida en un cuerpo dinámico y flexible.

Los músculos impulsan a las articulaciones para que el cuerpo se mueva. Son dos las formas principales del movimiento articular. Cuando los huesos de una articulación se alejan uno de otro (como cuando extiende los dedos y abre la mano), se llama extensión. La flexión implica el acercamiento de los huesos (cerrar el puño).

Tipos de articulaciones

No todos los lugares en que se conectan los huesos son iguales, hay tres tipos principales de articulaciones. Clasificadas según el rango de movimiento y su composición material, son fibrosas (inmóviles), cartilaginosas (ligeramente móviles) y sinoviales (de movimiento libre).

Fibrosa

Este tipo de articulación puede ser difícil de identificar al principio, pues no se ven ni funcionan como usted piensa que lo haría una articulación. Las articulaciones fibrosas (o articulaciones fijas) son conexiones permanentes entre dos huesos. Las más fáciles de identificar son las suturas del cráneo.

El cráneo está formado por huesos largos y planos que con el tiempo se fusionan, pero no fue siempre sólido como una roca: el del recién nacido es moldeable para que pase sin riesgo por el canal del parto. Los huesos flexibles se deslizan uno hacia otro durante el parto y vuelven a su posición original en los días siguientes al nacimiento.

Luego, con el tiempo, los huesos planos del cráneo crecen y llegan a unirse mediante tejido grueso y fibroso. Esta articulación se llama sutura. Una vez en su sitio permanente, las suturas se osifican (se convierten en hueso). Estas articulaciones son completamente inmóviles.

Los dientes son otro ejemplo de articulaciones fibrosas. También conocidas como gonfosis, las articulaciones entre los dientes y sus alvéolos se sueldan entre sí mediante tejido periodontal.

Cartilaginosa

Como el nombre sugiere, estas articulaciones están hechas de enlaces cartilaginosos, pero no el cartílago blando que conforma las orejas y la nariz, éste, por el contrario, es increíblemente sólido y puede resistir presiones intensas.

El movimiento de una articulación cartilaginosa es limitado. Un ejemplo sería la sínfisis púbica, que conecta los huesos púbicos izquierdo y derecho y que estabiliza la pelvis. Sin embargo, cuando una mujer da a luz, esta articulación permite movimiento suficiente para ampliar la pelvis durante el parto.

También hay articulaciones cartilaginosas entre las vértebras de la columna. Individualmente, las articulaciones entre las vértebras tienen muy poco movimiento, pero en conjunto, cada articulación cartilaginosa ligeramente móvil permite movimientos espectaculares, piense en cómo se dobla para tocarse los dedos de los pies.

Otra de las funciones de este importante tipo de articulación es absorber impactos. Estos discos cartilaginosos amortiguan la columna y mantienen su flexibilidad cuando usted camina, salta y baila.

A diferencia de sus similares fibrosas, las articulaciones cartilaginosas nunca se convertirán en hueso, se mantienen ligeramente flexibles y actúan conjuntamente para ofrecer fuerza y movilidad al cuerpo.

Sinovial

Al pensar en las articulaciones, probablemente la que le venga a la mente sea la de tipo sinovial, que son las conexiones entre huesos que forman los hombros, la cadera, las rodillas y más. Las articulaciones sinoviales tienen movimiento libre y pueden extenderse y flexionarse en varias direcciones.

Hay diferentes tipos de articulaciones sinoviales, siendo las más notables las de bisagra, de pivote y la esférica. Estos nombres describen cómo funcionan en el organismo:

  • Las articulaciones de bisagra están por todas partes; dos ejemplos significativos son la rodilla y el codo. Los huesos largos de brazos y piernas se conectan unos con otros mediante una articulación de bisagra, que balancea los huesos hacia adentro y hacia afuera en una dirección.

También hay muchas articulaciones de bisagra en las manos y los pies. Los huesos de los dedos de las manos y los pies se unen mediante este tipo de articulación. Imagine que cierra el puño o dobla los dedos de los pies: estos movimientos son posibles por el esfuerzo colectivo de muchas articulaciones de bisagra.

  • Al girar la cabeza, usted utiliza una articulación de pivote: las dos primeras vértebras de la columna son articulaciones de pivote que permiten mover la cabeza de lado a lado.

El funcionamiento de este tipo de articulación se debe a la conexión entre el extremo redondeado de un hueso con otro hueso que tiene un anillo de tejido conectivo fibroso. Las articulaciones de pivote no permiten una rotación de 360 grados, pero sí ayudan a que usted pueda moverse mucho.

En la muñeca hay otra articulación de pivote. Los dos huesos del antebrazo (radio y cúbito) rotan uno en torno al otro gracias a una de ellas. Trate de girar la mano para ver la palma y luego el dorso: está poniendo en movimiento este tipo de articulación.

  • Las articulaciones esféricas son las que mayor movimiento tienen en el cuerpo; su rango de movimiento es amplio y pueden dar lugar a movimientos en varias direcciones.

El aspecto de estas articulaciones es exactamente el descrito, una esfera en una cavidad. El extremo esférico de un hueso encaja en el extremo ahuecado de otro; ambos embonan perfectamente y hacen posible que el hueso de extremo redondeado se mueva libremente.

Las caderas y los hombros tienen articulaciones esféricas; facilitan el balanceo de brazos y piernas con movimiento del frente hacia atrás, y hacia afuera, lateralmente. También es posible rotar por completo la cadera y el hombro.

Como estos tipos de articulaciones realizan ese movimiento dinámico, necesitan protegerse de dislocaciones y lesiones, por eso no sorprende que músculos, ligamentos y tendones impulsen y estabilicen el movimiento de estas articulaciones.

Asistentes de las articulaciones: ligamentos y tendones

Las articulaciones son poderosas de por sí, pero necesitan ayuda para permanecer en su lugar. Los asistentes, llamados ligamentos y tendones, son tejidos del organismo que sujetan hueso con hueso y hueso con músculo.

Los tendones ligan el músculo al hueso. También protegen las articulaciones a las que rodean, pero su función principal es empujar y jalar los huesos a los que están unidos.

Los ligamentos unen hueso con hueso. Generalmente, mientras más fuertes sean los ligamentos que rodean a la articulación, más estable será ésta, y eso es bueno: usted necesita máxima estabilidad para prevenir posibles lesiones articulares.

Entre las articulaciones de bisagra de dedos y rodillas hay ligamentos que fortalecen la articulación y evitan que los dedos se muevan peligrosamente hacia atrás. Además, los ligamentos protegen a las rodillas de la hiperextensión (flexión en la dirección equivocada).

Con el tiempo, los ligamentos suelen perder fuerza y elasticidad. Por eso es importante mantener la movilidad de las articulaciones, que para su estabilidad, dependen de los ligamentos. Mantener la flexibilidad favorece la salud articular de largo plazo.

Por otra parte, manténgase alerta ante signos y síntomas de lesión articular. Las tensiones y esfuerzos innecesarios pueden sensibilizar e inflamar hasta las articulaciones más fuertes. La atención adecuada de las mismas implica un uso y descanso regulares. Dé a las articulaciones la oportunidad de recuperarse del trabajo pesado que realizan a lo largo del día.

Siga moviéndose con 5 sugerencias para la salud articular

Joven o viejo, la salud de las articulaciones debe estar a la cabeza de su lista de prioridades. Nunca es demasiado pronto para empezar a pensar en ellas: se esfuerzan mucho para mantener su cuerpo en movimiento, así que trátelas bien.

Las molestias articulares son un sufrimiento, literalmente, pero hay formas sencillas de mantener funcionando las articulaciones y sintiéndose de lo mejor.

Así puede usted defender la salud articular:

  • Mantenga un peso saludable. Cargar con kilos extra aumenta el estrés de las articulaciones. Por ejemplo, al correr, aumenta hasta cinco veces la fuerza en las articulaciones de la rodilla. Esto significa que cada kilo extra de peso corporal que usted carga, equivale a cinco kilos de fuerza que impone a esas articulaciones. Muchas personas experimentan alivio moderado del dolor articular manteniéndose en un peso saludable.
  • Ejercítese regularmente. Mover los músculos que impulsan a las articulaciones ayuda a evitar que se tornen rígidas. Ejercicios de bajo impacto como caminar, nadar y andar en bicicleta son excelentes para mantener sanas las articulaciones, sin dolor ni sensibilidad intensa. Proteja las articulaciones con el equipo de seguridad adecuado (como casco y rodilleras) antes de su sesión de entrenamiento. No tiene más, así que trátelas bien.
  • Mejore la postura. Caminar y sentarse erguido no solo incrementa su confianza, también protege las articulaciones. Encorvarse y dejarse caer impone mucha presión en las articulaciones. Una buena postura ayuda a distribuir equitativamente el peso que cargan las articulaciones.
  • Coma correctamente. Avive músculos y huesos con alimentos saludables que apoyen la salud articular. Enfóquese en consumir calcio, magnesio y vitamina D, además de otros nutrientes para la salud articular que den apoyo a los huesos. Funcionarán los lácteos, sardinas enlatadas en aceite (con huesos), cereales fortificados y jugo de naranja, col china y kale cocinado. Y consuma proteínas magras para mantener la fuerza muscular.
  • Suplemente. La glucosamina y los ácidos grasos omega 3 del aceite de pescado son nutrientes clave para la salud de las articulaciones. Considere incluir estos suplementos en su nutrición diaria para ayudar a la salud articular. Se piensa que ambos se relacionan también con una óptima comodidad para las articulaciones.

Cuide mucho sus articulaciones y disfrute todo lo divertido que hacen posible. Saltar, girar, aplaudir o gatear: las articulaciones lo hacen posible.

Acerca del autor

Sydney Sprouse es una escritora independiente sobre temas de ciencia residente en Forest Grove, Oregon. Tiene una licenciatura en biología humana de la Universidad Estatal de Utah, en donde trabajó como investigadora y escritora en su etapa de pasante. Sydney ha estudiado ciencias toda su vida y su objetivo es traducir las actuales investigaciones científicas tan efectivamente como sea posible. Escribe con particular interés sobre biología humana, salud y nutrición.

Shot of female runner stretching legs before her workout. Woman warming up before outdoor workout with sun flare.

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Con frecuencia no se entiende bien el sistema esquelético y los huesos.  Es mucho el peso que soportan para mantener su cuerpo y darle forma.  Pero eso no es todo, sus huesos hacen mucho más para que su cuerpo se mantenga saludable y fuerte, y están más vivos de lo que usted se imagina.  Aprender acerca de su anatomía ósea es el primer paso para apoyar adecuadamente la salud de sus huesos.

Anatomía ósea básica

Un esqueleto puede hacernos pensar en enfermedad y muerte.  Con frecuencia simboliza peligro o veneno. Pero sus huesos están vivos y coleando, y una buena salud ósea comienza a nivel celular.

Su esqueleto está lleno de células, cada una con una función especial.  Las células de sus huesos crean todo, desde hueso nuevo hasta la sangre que se bombea a través de su corazón.  Sin embargo, nuestro principal enfoque aquí estará en los componentes estructurales de su anatomía ósea.

Existen tres tipos de células que ayudan a mantener la integridad de los huesos.  Sus nombres nos ofrecen información importante acerca de su función. Es importante entender cómo operan las células óseas.  Conocer la manera en la que funcionan sus huesos puede explicar cómo es que los frenillos enderezan los dientes y cómo es que sanan los huesos rotos.

Osteoblastos

Son las células constructoras del hueso (osteo = hueso; blasto = germen, crecer). Su nombre literalmente significa crecimiento óseo. Los osteoblastos hacen hueso nuevo y reconstruyen los huesos viejos o rotos.  Estas células en forma de cubo se apilan como ladrillos.  Cuando los osteoblastos se juntan, secretan un material flexible llamado osteoide.  Los vasos sanguíneos y las células óseas cercanas depositan calcio y otras sales minerales en el osteoide para hacerlo duro y fuerte.  Una vez que se endurece el osteoide, esos osteoblastos se pegan y se transforman en otro tipo de célula ósea: los osteocitos.

Osteocitos

Células óseas maduras (osteo = hueso, cito = célula). Vienen de los osteoblastos que han dejado de producir hueso nuevo.  Los osteocitos desarrollan largos brazos que los conectan con los osteocitos vecinos.  A través de estas conexiones pueden intercambiar minerales y comunicarse a través de vías de señalización celular. Los osteocitos monitorean el hueso y detectan el estrés mecánico. Les dicen a los osteoblastos cuando hay secciones de hueso que necesitan refuerzo.

Osteoclastos

Lo opuesto a los osteoblastos. Los osteoclastos (osteo = hueso, kla = romper) rompen huesos. Sin embargo, esta clase de ruptura ósea no es mala.  Los osteoclastos abren espacio sobre los huesos y dentro de los mismos para los músculos y los vasos sanguíneos.  También reciclan el hueso viejo, de manera que el hueso nuevo y saludable pueda sustituirlo.  Esto mantiene fuertes los huesos y resistentes al estrés mecánico.  Los osteoclastos son células grandes delineadas por un borde ondulado.  Su exterior arrugado se adhiere fuertemente al hueso.  Estas células secretan ácido clorhídrico, el cual extrae minerales del hueso como calcio y fosfato. Este proceso se llama osteolisis (osteo = hueso, lysis = descomposición).

Se trata de un esfuerzo en equipo entre todas estas células para mantener sus huesos saludables.  Los osteoblastos y los osteoclastos desarrollan funciones opuestas, pero trabajan juntos para mantener fuertes sus huesos.  Cuando un hueso se rompe, los osteoclastos eliminan las piezas rotas y liman cualquier borde afilado.  Los osteoblastos añaden hueso nuevo para llenar los huecos.

Es difícil ver células óseas trabajando, pero sus dientes funcionan como funcionan sus huesos, y son un buen ejemplo.

Para enderezar los dientes chuecos, los huesos de sus mandíbulas se rompen y reparan constantemente.  Los frenillos aplican presión a sus dientes y a su mandíbula.  Esta presión estimula los osteoclastos para que se deshagan del hueso que está en el lugar equivocado.  Luego, los osteoblastos colocan hueso nuevo en el lugar adecuado.  El resultado es una hermosa sonrisa con dientes derechos.

El papel de los huesos en el cuerpo

Tal vez haya oído decir que sin huesos seríamos una masa de carne y sangre.  Y es cierto.

El esqueleto ofrece un armazón y apoya la necesidad de su cuerpo de mantenerse rígido y recto.  Los huesos sirven como elementos de fijación de los grupos musculares.  Actúan como palancas y permiten la flexión y extensión de los músculos.  Estos importantes elementos de fijación nos ayudan a caminar, correr, sentarnos y mantenernos de pie.

Los huesos también protegen de daños los órganos vitales.  Pueden absorber el impacto de lesiones y proteger los órganos que están debajo de ellos.  Piense en todos los órganos vitales que protege su caja torácica.  Su cráneo es una caja para su invaluable cerebro.

Además, sin sus huesos, usted sería irreconocible.  Mientras que los músculos de su cara y su cuello son responsables de las expresiones faciales, los huesos que están debajo le dan forma a su cara.  La posición de sus mejillas, su barbilla y su nariz está determinada por su esqueleto.

Anatomía ósea avanzada: Alargamiento y fortalecimiento

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Usted trata de evitar el estrés, la presión y la tensión tanto como le es posible, pero estas tres fuerzas obligan a sus huesos a crecer y a desarrollarse.  Su anatomía ósea hace esto posible.  La estimulación mecánica detona osteoblastos y osteoclastos para reforzar los huesos de su cuerpo.  Este tipo de estrés es bueno, y hace que sus huesos sean más fuertes.

Para alargarse, sus huesos necesitan ser estirados por los grupos musculares a los que están fijados.  Las regiones de hueso llamadas placas de crecimiento están cerca de los extremos de los huesos largos de su cuerpo.  Las placas de crecimiento son secciones de tejido óseo activo.  Cuando sus músculos se estiran en los extremos de los huesos largos, ofrecen el estrés necesario para favorecer el crecimiento del hueso.  Los osteocitos sienten la tensión en la placa de crecimiento e indican a los osteoblastos colocar nuevo tejido óseo.  Cuando esto ocurre con demasiada rapidez en niños, puede provocar un dolor sordo y molesto.  Esta constante incomodidad con frecuencia es conocida como dolores de crecimiento.

Los huesos crecen en longitud, pero también aumentan de grosor.  El ejercicio engrosa los huesos, haciéndolos más fuertes y difíciles de romper.  Los atletas con frecuencia se distinguen porque los huesos de sus piernas son más largos que el promedio. Las piernas de mayor longitud, especialmente los muslos, se pueden ver en los atletas porque constantemente aplican presión a sus huesos como resultado del ejercicio frecuente.

Al final, nuestros huesos dejan de aumentar su longitud cuando las placas de crecimiento disminuyen su actividad.  Para las mujeres, esto ocurre alrededor de los 16 años.  En el caso de los hombres, sucede alrededor de los 19 años.  Entre los 25 y los 30 años, la mayoría de la gente alcanza su máxima masa ósea.  El mantenimiento de la masa ósea después de los 40 años es importante y es parte de un estilo de vida saludable.

Mantenimiento de la salud ósea

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La mejor manera de proteger sus huesos es fortaleciéndolos con hábitos saludables.  La dieta y el ejercicio son dos de las mejores formas de ayudar a mantener la salud de sus huesos.

Por mucho, el mineral más valioso para sus huesos es el calcio. Cuando no hay reservas de calcio, su cuerpo toma el calcio de sus huesos para utilizarlo en algún otro sitio.  Para salvaguardar sus huesos, lleve una dieta rica en calcio.

Este mineral esencial se encuentra en la leche, el yogurt y el queso, pero también en las verduras de hoja verde y en los pescados de huesos suaves.  Algunos alimentos dificultan a su cuerpo la absorción de calcio.  Los refrescos y las bebidas carbonatadas reducen la cantidad de calcio absorbida por los intestinos.  Evalúe su dieta y vea si puede incluir más calcio.  Si tiene dudas, tomar un multimineral y otro suplemento con un componente de calcio siempre es una gran idea.*

Otro componente crítico de la salud de sus huesos es el magnesio.  Además de ser uno de los minerales presentes en los huesos, el magnesio estimula a la tiroides para secretar calcitonina. La calcitonina es una hormona que ayuda a mantener la fuerza de los huesos mediante la canalización del calcio del torrente sanguíneo a los huesos.  El magnesio no solo ayuda a fortalecer sus huesos, este mineral clave puede también ayudar a mantener una sana función muscular.*

La vitamina D también es un elemento crítico de la salud ósea.  La vitamina D permite a nuestro cuerpo absorber el calcio proveniente de nuestra alimentación.  Su cuerpo puede producir su propia vitamina D cuando expone su piel al sol. Y algunos alimentos y productos lácteos están fortificados con vitamina D, de manera que pueden ayudarle a obtener lo que su cuerpo necesita.  Pero quienes no tienen lo suficiente, deberían considerar tomar un suplemento con vitamina D.*

Salud ósea a lo largo de su vida

bone health

Los huesos le dan a su cuerpo fuerza y movilidad a lo largo de su vida.  Mantener estos importantes órganos hará que sus huesos se conserven en funcionamiento en los años por venir.  A pesar de que los huesos dejan de crecer en longitud antes de los 20 años, las células están activamente reparando reemplazándose día a día.

Las células óseas se regeneran a un ritmo bastante excepcional.  Es un mito eso de que solo tenemos un esqueleto a lo largo de nuestra vida.  De hecho, nuestro esqueleto se reemplaza por completo entre cada 2 y cada 12 años, dependiendo de la edad.  Se regenera con mayor rapidez cuando uno es joven, y se desacelera con la edad.  Sin esta regeneración, los huesos debilitados por fracturas previas o por estrés mecánico constante jamás se repararían.  En lugar de eso, estas regiones crecen para mantenerse más fuertes que nunca.

Esta constante regeneración y sustitución debería darle esperanza.  Cada día es una nueva oportunidad de ayudar a su esqueleto.  Así que nunca es demasiado tarde para desarrollar hábitos de alimentación y ejercicio que fortalezcan y protejan su salud ósea.

Más datos divertidos sobre los huesos:

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Vea estos 11 datos sobre la anatomía ósea y compártalos la siguiente vez que alguien diga que los esqueletos son algo macabro.  Les hará pensar que los huesos, más que macabros, son asombrosos.

  1. Sus huesos son vasculares. Esto significa que los vasos sanguíneos van a sus huesos y aportan oxígeno y nutrientes al tejido óseo. Los nutrientes llegan a sus huesos a través del torrente sanguíneo.  Son necesarios para que los huesos estén duros y fuertes.
  2. El número de huesos que hay en nuestro cuerpo de hecho disminuye a medida que envejecemos. Los bebés recién nacidos tienen cerca de 270 huesos en su pequeño esqueleto. A medida que maduran, los huesos más pequeños se fusionan para armar formas más complejas. El cráneo humano está compuesto por 22 huesos que se fusionan a medida que crecemos.  Para la edad adulta, los humanos solo tienen 206 huesos en su cuerpo.
  3. Los glóbulos rojos están constantemente circulando en el torrente sanguíneo. Sin embargo, sus orígenes no son tan bien conocidos. La médula ósea, la sustancia gruesa que está en el centro de los huesos, produce glóbulos rojos. Existen dos tipos de médula ósea: la roja y la amarilla.  La médula ósea roja forma glóbulos rojos, glóbulos blancos, y plaquetas. La médula ósea amarilla se puede convertir en médula ósea roja en caso de una pérdida de sangre severa.
  4. El fémur (el hueso del muslo) es el hueso más largo y más fuerte del cuerpo. Algunos expertos han establecido la hipótesis de que el fémur es más fuerte que una pieza de acero del mismo peso. El hueso más pequeño es el estribo (hueso del oído medio).
  5. Si bien se consideran parte del sistema esquelético, los dientes no son huesos. Los huesos y los dientes tienen mucho en común. Ambos son duros, blancos y están repletos de calcio, pero hay algunas diferencias que los distinguen.  Los dientes no tienen los poderes regenerativos del tejido óseo.  Los dientes no pueden curarse a sí mismos cuando se rompen.  Los huesos, por otra parte, poseen una red de células a su disposición diseñadas para sanar grietas y hacerlos más fuertes.
  6. El colágeno es una proteína presente en los huesos que los ayuda a soportar la presión y la tensión. El colágeno también es una proteína importante de la piel. Le da a la piel elasticidad y ayuda a los huesos a absorber los golpes.
  7. A pesar de que no tienen colágeno, los dientes se las arreglan para ser más fuertes que el hueso. Los dientes son la parte más dura del cuerpo y están hechos primariamente de una proteína llamada dentina. La dentina está cubierta completamente por un esmalte muy duro, y es este esmalte el que hace que los dientes sean tan fuertes.
  8. En el reino animal los esqueletos son muy raros. Cerca de 97 por ciento de la vida animal es invertebrada. Eso significa que carece de columna vertebral.  Los humanos son la minoría.  Es nuestra columna vertebral y las articulaciones fijadas a ésta lo que permite que caminemos erguidos.
  9. De los 206 huesos que hay en nuestro cuerpo, 106 (más de la mitad) están en nuestras manos y pies.
  10. Si podemos hablar, se lo debemos en gran parte a un hueso bastante único. El hueso hioides es responsable de mantener nuestra lengua en su lugar. Podemos sentir nuestro hueso hioides si presionamos suavemente cerca de la parte superior de nuestra garganta. El hueso hioides está completamente rodeado por músculo y por el esófago.  Este hueso es especial porque es el único hueso que no está ligado a otro hueso.
  11. Los huesos se consideran órganos. Tomados de manera conjunta, ofrecen no menos de seis funciones esenciales a nuestro cuerpo. Éstas incluyen: apoyo, movimiento, protección, producción de glóbulos rojos, almacenamiento de nutrientes (principalmente hierro, calcio y magnesio) y producción de hormonas.

Como podemos ver, los huesos son mucho más que elementos estructurales rígidos y estáticos.  Tienen muchas funciones que necesitamos para vivir una vida saludable.  Comience a pensar más acerca de la anatomía ósea y a hacer todo lo que pueda para velar por la salud de sus huesos.

Acerca del autor

Sydney Sprouse es una escritora independiente sobre temas de ciencia residente en Forest Grove, Oregon. Tiene una licenciatura en biología humana de la Universidad Estatal de Utah, en donde trabajó como investigadora y escritora en su etapa de pasante. Sydney ha estudiado ciencias toda su vida y su objetivo es traducir las actuales investigaciones científicas tan efectivamente como sea posible. Escribe con particular interés sobre biología humana, salud y nutrición.

Un estudio publicado en el British Journal of Sports Medicine analizó los efectos de la suplementación con glucosamina en la capacidad funcional y en el dolor crónico de rodilla en individuos con daño al cartílago previo o con osteoartritis.

A los sujetos se les suplementó al azar glucosamina o un placebo durante 12 semanas a una dosis de 2,000 mg por día.  A lo largo del estudio se llevaron a cabo cuatro sesiones de pruebas.  Los cambios en el dolor de rodilla y en el funcionamiento de la rodilla estuvieron determinados por pruebas clínicas y funcionales (palpación en la línea de la articulación, una “caminata de pato” de tres metros y subir repetidas veces una escalera).  Adicionalmente, se aplicaron dos diferentes cuestionarios para evaluar los cambios en el dolor.

Se determinó que el grupo que recibió glucosamina tenía calificaciones significativamente mejores en cuanto a calidad de vida en las semanas 8 y 12 que el grupo que recibió un placebo.  Con base en autoevaluaciones de cambios durante el periodo de 12 semanas de suplementación, 88% del grupo que recibió glucosamina informó cierto grado de mejora en su dolor de rodilla versus sólo 17% en el grupo que recibió un placebo.

Estos resultados sugieren que la suplementación con glucosamina puede ofrecer cierto grado de alivio del dolor y una mejor función en individuos que padecen dolor crónico de rodilla debido a daño previo en el cartílago o a osteoartritis.  Los resultados también sugieren que a una dosis de 2,000 mg por día, la mayoría de las mejoras se hacen aparentes después de ocho semanas.

Br J Sports Med 2003 Feb;37(1):45-9