Proteja su salud inmunológica evitando estos ‘no’ de la inmunidad

No es divertido sentirse enfermo, por eso es tan importante proteger la salud inmunológica. Hay cosas que podemos hacer todos los días para apoyar al sistema inmunológico (inspírese en esta útil historia). Pero también hay cosas de la inmunidad que usted debe evitar.

Es importante saber qué NO hacer porque puede ayudar a poner límites y formar hábitos. Por eso, revise estas 12 cosas que debe evitar en relación con la inmunidad y conozca qué es lo que sí debe hacer.

No: Escatimar con el agua

Cuando usted empieza a sentir sed, su cuerpo ya está deshidratado. La hidratación es esencial para que el organismo y el sistema inmunológico se mantengan saludables. Sin una buena cantidad de agua, el cuerpo es menos eficiente y lo hace sentir lento y fatigado.

Es difícil defenderse efectivamente de los gérmenes sin agua suficiente. El agua es necesaria para el movimiento de mocos y flemas, que son dos barreras contra virus y bacterias. Como son pegajosos, atrapan a los microbios, de forma que evitan que los gérmenes se difundan hacia las células saludables.

Mantenga hidratado y feliz su organismo bebiendo cuando menos ocho vasos de agua al día. Una buena cantidad de agua mantiene el flujo del moco. El sistema inmunológico necesita ese moco para atrapar a los gérmenes y ayudar a combatir la infección. No olvide proporcionar al organismo agua suficiente para que haga un buen trabajo.

No: Desvelarse

Como dice el proverbio, “Acostarse temprano, levantarse temprano, hace a un hombre saludable, rico y sabio”. Si bien irse temprano a la cama podría no garantizar el éxito financiero, sí puede mantenerlo saludable.

El sistema inmunológico funciona mejor cuando usted duerme lo suficiente. Ocho horas corridas de sueño dan tiempo a que su organismo se regenere y restaure. El sistema inmunológico también tiene tareas importantes que desempeñar mientras usted duerme.

Por eso, que no se le pase la hora de irse a la cama para estar seguro de que duerme lo suficiente. Por otra parte, que la hora previa sea lo más descansada y tranquila posible. Baje la intensidad de la luz, apague la televisión y deje de lado el teléfono. Relájese y medite para ayudarse a conciliar más rápidamente el sueño.

El sueño de calidad no es negociable. Si necesita motivación extra para no estar despierto hasta tarde, piense en el apoyo que una noche de buen sueño proporciona a su sistema inmunológico.

No: Tocarse la cara

Los ojos, la nariz y la boca son las vías favoritas de los gérmenes para entrar al organismo. Si usted quiere echarle la mano a su sistema inmunológico, no se toque la cara.

Aunque parezca inofensivo, al tocarse la cara transporta microbios de las manos al organismo. El hecho de tocarse la cara no es meterse los dedos a la boca. Tallarse los ojos, rascarse la nariz, morderse las uñas, todos esos hábitos molestos introducen gérmenes al organismo.

No será fácil, pero si usted lucha contra tocarse la cara, puede romper con ese hábito. Intente hacerse responsable de su inmunidad. Píntese las uñas para no mordérselas y mantenga las manos ocupadas para resistirse a tallarse los ojos. Prémiese cuando lo logre. Que un miembro de la familia o un amigo se lo recuerde cuando vuelva a caer. Y si tiene que tocarse la cara, lávese antes las manos.

No: Fumar

No hay manera de disfrazarlo: fumar es un hábito peligroso que afecta a todo el cuerpo, incluido el sistema inmunológico.

El humo del cigarrillo destruye el recubrimiento de las células epiteliales protectoras que cubren el interior de la boca, la nariz y la garganta. Esta capa de células se necesita para proteger de los gérmenes las vías respiratorias. Fumar también lesiona el tejido pulmonar, el cual es particularmente vulnerable a infecciones causadas por virus y bacterias.

Para proteger los pulmones y el sistema inmunológico en general, deje de fumar lo más pronto posible.

No: Beber alcohol en exceso

Emborracharse es tan perjudicial para el sistema inmunológico como fumar. Las borracheras crónicas dañan a las células que recubren la boca y la garganta. También limitan el funcionamiento de los glóbulos blancos, que constituyen la fuerza de ataque del sistema inmunológico contra los patógenos.

¿La prueba? Beber en exceso se correlaciona con enfermarse con mayor frecuencia. Por esa razón, el alcohol en exceso parece debilitar el sistema inmunológico e incrementar la susceptibilidad a las enfermedades.

Reduzca el consumo de alcohol para favorecer la inmunidad. El organismo puede tolerar el consumo moderado y responsable de alcohol: una copa al día para las mujeres y dos para los hombres. Solo tenga cuidado y no exagere.

No: Olvidar lavarse las manos

El lavado de manos es la forma más efectiva de protegerse contra patógenos potenciales. Además, es un hábito fácil de adoptar. Recuerde lavarse las manos antes de comer, después de ir al baño y después de haber estado en lugares públicos.

Pero no es tan simple como enjuagarse las manos. La técnica adecuada para lavarse las manos tiene que practicarse. Consulte una guía sobre el lavado de manos para aprender a hacerlo correctamente. Y empiece a lavarse las manos con frecuencia para restarle presión al sistema inmunológico y dejar de propagar gérmenes.

No: Hacer mal uso de sanitizantes y desinfectantes

Sanitizar y desinfectar, así como la limpieza en general, ayudan a limitar la exposición a gérmenes. Pero tampoco exagere. Los productos que usted utiliza para matar gérmenes también pueden ser contraproducentes si se hace mal uso de ellos.

Nunca aplique en la piel ni introduzca a su cuerpo los limpiadores, desinfectantes y sanitizantes para superficies, vidrios, telas o el baño. Estos productos van de irritantes a tóxicos. Utilice el equipo de protección adecuado (como guantes o anteojos protectores) cuando desinfecte áreas de su casa.

Puede parecer obvio, pero nunca beba ninguno de esos limpiadores, ni se aplique aerosoles desinfectantes en el cuerpo, no se exponga a luces UVC sanitizantes que son ultraperjudiciales. Ingerir o inyectarse estos productos puede acabar en una llamada a un centro de control de envenenamiento o en una visita a la sala de urgencias.

Los sanitizantes para manos son la excepción: se han formulado para aplicarse en la piel, y sólo en la piel. Los sanitizantes para manos a base de alcohol (tanto en aerosol como para frotar) son magníficos para la higiene de las manos en caso necesario, pero deben utilizarse según las instrucciones del fabricante. Además, asegúrese de supervisar a los niños cuando los utilicen, para que lo hagan de forma adecuada y efectiva.

No: Descuidar el ejercicio

Cuando usted prefiere el sillón al ejercicio, la condición física no es lo único afectado. Hacer ejercicio moderadamente puede ayudar a mantener saludable el sistema inmunológico.

El ejercicio regular está relacionado con un mejor funcionamiento inmunológico y menos episodios de enfermedad cada año. Esto se debe a que la actividad física mejora la circulación sanguínea y el líquido linfático que conforman el sistema inmunológico. Por otra parte, el ejercicio aeróbico ayuda al fortalecimiento de los pulmones, de modo que sean más eficientes en la obtención de oxígeno para el organismo.

Ejercitarse regularmente favorece la salud de músculos y articulaciones, además de la ventaja adicional de protegerlo contra la enfermedad.

No: Limitar el consumo de frutas y verduras

La alimentación desempeña un papel muy importante para la respuesta inmunológica del organismo. Colme su plato de alimentos que ayuden a mantener saludable el sistema inmunológico. Las frutas y verduras son el punto de partida ideal.

Procure incluir una fruta o verdura en cada comida, pues frutas deliciosas como naranja, manzana, plátano y bayas están llenas de antioxidantes y vitaminas. El cuerpo necesita antioxidantes para ayudar a destruir las estructuras de virus y bacterias antes de que puedan dañar células saludables.

Las verduras surten de minerales a la sangre —como hierro y magnesio— y al cuerpo de beta caroteno y vitamina del complejo B. Ambos son importantes nutrientes favorables para el funcionamiento inmunológico. Mantienen saludables a las células para que el sistema inmunológico pueda enfocarse en la cacería de invasores.

No: Pasar por alto una dosis diaria de vitaminas

Los suplementos son ideales para apoyar al organismo con vitaminas y minerales favorables para la salud inmunológica. Por eso, asegúrese de seguir tomando su multivitamínico.

Busque suplementos con una buena cantidad de vitaminas C, B6 y E. Estos antioxidantes apoyan la inmunidad y ayudan a proteger la salud de tejidos y células, amenazada por microorganismos dañinos. La vitamina C también favorece la producción normal de glóbulos blancos en el organismo, es decir, las células inmunológicas que localizan y destruyen a posibles patógenos.

Un suplemento es una fuente confiable de nutrientes de calidad de la cual puede depender el sistema inmunológico. Combine los suplementos con una alimentación saludable para apoyar adecuadamente la inmunidad.

No: Ir a trabajar estando enfermo

Si usted tiene la opción de quedarse en casa y no ir a trabajar si no se siente muy bien, aprovéchela. Esta práctica permite no poner en riesgo a los demás y a usted le permite recuperarse.

Piense en todos los espacios compartidos y los objetos que toca en la oficina. Al estornudar o toser riega gotitas con gérmenes, los cuales pueden sobrevivir horas o días casi en cualquier superficie. Esto facilita que el bicho que lo enfermó se difunda entre sus compañeros de trabajo.

Piense en las personas con quienes trabaja cuando quiera ir a trabajar y no ceder ante un resfriado: le van a agradecer que se quede en casa a descansar, en vez de poner a prueba sus sistemas inmunológicos. Incluso podría darse cuenta de que quedándose en casa se recupera más rápidamente.

No: Dejarse abrumar por el estrés

Aflojar el paso y minimizar el estrés es mejor para usted y su sistema inmunológico, aunque es más fácil decirlo que hacerlo. Si no se controla adecuadamente, el estrés puede colarse desde el trabajo, la escuela y las responsabilidades familiares y afectar gravemente al sistema inmunológico.

El estrés inhibe casi cualquier función orgánica, incluida la inmunidad. Cuando se acumulan las tareas diarias, el sistema inmunológico tiene que bajar el ritmo para adaptarse. El cortisol (hormona del estrés) inunda el flujo sanguíneo e impacta las respuestas inmunológicas. Como se reduce la producción de glóbulos blancos, usted es blanco fácil del virus del resfriado o la gripe.

El control del estrés es un arte que toma años de práctica, pero usted puede empezar a minimizar el estrés haciendo un inventario de las responsabilidades diarias. Trate de eliminar actividades innecesarias que requieren tiempo y energía. Aprenda a decir no a tareas que no puede hacer. Pida ayuda cuando se vea rebasado.

Aprender a afrontar el estrés protegerá su inmunidad y su salud en general. Dormir, ejercitarse, meditar y someterse a terapia son también excelentes para manejar el estrés. Ponga su bienestar a la cabeza de sus tareas para poder reducir el estrés y vivir más feliz y saludablemente.

Ahora revise lo que tiene que hacer por su salud inmunológica

Ya con una lista de lo que NO debe hacer, ahora puede enfocarse en crear hábitos que puedan ayudar a apoyar el sistema inmunológico.

Póngase como objetivo estar siempre alerta y tomar agua y lavarse las manos. Sea educado y quédese en casa cuando no se sienta bien. Demuestre respeto por su organismo alimentándolo con frutas y verduras enteras y diciendo no al tabaquismo y a beber en exceso.

Aprenda los hábitos favorables para la inmunidad y lo que tiene que evitar. Sus decisiones sobre el estilo de vida pueden marcar la diferencia en cuanto a la salud de su sistema inmunológico.