El eje intestinos-cerebro: Una conexión entre su cerebro y su microbioma
Con frecuencia nos referimos al cerebro como el capitán del cuerpo. Envía mensajes a lo largo de la supercarretera de la información del sistema nervioso central y éste convierte los impulsos eléctricos y los pensamientos en acciones y comportamientos. El cerebro es como el Mago de Oz: es el cabecilla detrás de la cortina, el que dirige los procesos cognitivos y los movimientos del cuerpo.
Sin embargo, en años recientes los científicos han descubierto que el cerebro no actúa de manera tan independiente como alguna vez se creyó. Rigurosos estudios muestran que existe otro jugador importante además del cerebro, y se trata de un jugador bastante curioso. De hecho, este otro jugador no es en absoluto una sola entidad, sino billones de entidades microscópicas. Es un sistema de billones de bacterias y otros bichos, conocidos como el “microbioma” de sus intestinos.
Ésta es otra manera de verlo: Digamos que el cerebro es el director general de la compañía conocida como su cuerpo. Esto convertiría a su microbioma en parte del personal que labora en su compañía. La existencia de una relación laboral buena, caracterizada por la buena comunicación, entre los empleados y el director general produce éxito. Sin embargo, al igual que una compañía que se maneja con cero retroalimentación por parte de su personal, un cuerpo dirigido exclusivamente por el cerebro se pierde de mensajes y señales esenciales que contribuirían a un cuerpo con un funcionamiento ideal.
Para evitar tal tiranía, el cuerpo ha coevolucionado con las bacterias intestinales y otros bichos. Esto hace que la relación entre el microbioma y el cerebro sea una relación entrelazada. Se trata de una sociedad mutuamente benéfica basada en la comunicación regular entre el cerebro y el microbioma. Los dos hablan a través de una variedad de mecanismos para mantener la salud y el bienestar de su cuerpo. Esta comunicación cruzada entre los dos afecta el hambre, la digestión y la saciedad, así como su salud inmunológica y mental.
Para poder apreciar la manera en la que su microbioma puede afectar su cerebro, entendamos primero qué es el microbioma. Luego veremos cómo trabaja de manera conjunta con el cerebro. Primero, enfoquémonos en las bacterias y en otros bichos para poder responder: ¿Qué es exactamente lo que vive en sus intestinos y por qué?
El Microbioma: Las Bacterias Y Otros Bichos De Su Cuerpo
Sus intestinos son el hogar de billones de pequeños bichos conocidos colectivamente como “microbioma”. Estos microorganismos (incluyendo bacterias, hongos, virus, protozoos y otros bichos) constituyen la comunidad que ahí reside.
Con frecuencia se utiliza el término “microbiota” de manera intercambiable con el de “microbioma”. Usted verá que aquí usaremos más el término “microbioma” porque incluye mucho más que solo los bichos mismos. El término “microbioma” incluye a toda la comunidad de microorganismos, junto con su funcionalidad y actividad en el intestino.
Muchas de las funcionalidades del microbioma de su intestino ocurren ahí, en sus intestinos. Sin embargo, existen interacciones entre esos bichos y otras partes del cuerpo que actúan como mecanismos de comunicación entre el microbioma y el cerebro. Conozcamos más acerca de estas interacciones que constituyen el eje intestinos-cerebro.
Cómo Operan Los Bichos – Principios básicos sobre el eje intestinos-cerebro
Como se mencionó anteriormente, su cerebro y su microbioma se comunican constantemente. A este enlace con frecuencia se le denomina “eje intestinos-cerebro”. La comunicación a través de esta línea es esencial para mantener la homeostasis —o equilibro— en sus intestinos y en cualquier otra parte del cuerpo. Existen varias rutas de comunicación que constituyen el eje intestinos-cerebro, pero la más prominente es el nervio vago. El nervio vago está involucrado en la digestión y en una saludable respuesta inmunológica de los intestinos, entre otros procesos y reacciones corporales.
Digestión
El nervio vago es un nervio craneal que nace en el tallo cerebral y corre hacia abajo hasta el intestino. Este nervio abarca tanto terreno dentro del cuerpo que no es de sorprender que sea responsable de regular diversas funciones internas. Entre estas funciones está la digestión, el ritmo respiratorio, el ritmo cardiaco, la presión arterial, algunas respuestas inmunológicas y diversos reflejos internos (por ejemplo, estornudar y tragar).
La digestión es lo primero que abordaremos.
Las investigaciones han mostrado que el intestino no solo es el sitio en donde se lleva a cabo la digestión y la absorción de nutrientes. También es el mediador entre su microbioma y el cerebro. Básicamente, el intestino atestigua el procesamiento de los alimentos que usted consume. Luego reporta la información relevante de ese proceso al cerebro a través del nervio vago.
Por ser el sitio en donde se digieren los alimentos, el intestino tiene inmediato conocimiento de lo que se está consumiendo. Recaba información acerca del contenido energético y de nutrientes. El nervio vago se asegura de mantener al cerebro al tanto de esta información sensorial, como las señales de apetito o las sensaciones de saciedad.
Este conocimiento es importante para el cerebro porque así puede determinar:
- Cómo activar los impulsos relacionados (por ejemplo, decirle a su cerebro que el estómago está lleno y que por lo tanto es necesario dejar de comer).
- Cómo cambiar el estado de ánimo (por ejemplo, si tiene hambre, puede sentirse irritable).
- A qué lugar es más necesario enviar energía (por ejemplo, cuando tiene frío, se envía energía para calentar sus órganos más vitales).
Transmisión de reflejos inmunológicos
El nervio vago también comunica al cerebro otros sucesos que ocurren en el estómago. Junto con los alimentos ingeridos hay alérgenos y otros microbios que pueden activar respuestas inmunológicas normales en el tracto gastrointestinal. Si bien son respuestas comunes y saludables, estas reacciones pueden, ocasional y temporalmente, interponerse en el camino del funcionamiento intestinal regular.
Su cerebro necesita estar al tanto de estos inconvenientes menores. Así, esta información es “percibida” por el estómago y llevada al cerebro por el nervio vago en la supercarretera de la información del eje intestinos-cerebro. La dirección de la información descrita arriba es conocida como vía “aferente”. Eso significa que los mensajes viajan del intestino al cerebro.
La comunicación en el eje intestinos-cerebro ayuda a darle a su cerebro —y finalmente al resto de su cuerpo— la información que necesita para crear y mantener una respuesta adecuada y saludable. Las comunicaciones desde el cerebro hacia el estómago se llevan a cabo a lo largo de lo que se conoce como vías “eferentes” (que trabajan en dirección opuesta de las vías aferentes). Trabajan cuando las fibras eferentes del cerebro envían señales de regreso a través del nervio vago para ayudar a mantener y apoyar una respuesta inmunológica saludable y normal.
Somos Lo Que Comemos
Es importante considerar cómo mantener sanos los intestinos y el cerebro para mantener una comunicación de calidad entre ambos a lo largo del eje intestinos-cerebro. La manera más fácil de lograrlo es a través de los alimentos y la nutrición, y usted tiene al menos tres oportunidades al día para influir en lo que llega a su estómago.
Su microbioma actúa como el factor mediador entre elecciones relacionadas con el estilo de vida —como la dieta— y el mantenimiento de la salud. Lo que usted come entra a su cuerpo y puede alterar las bacterias que están en su estómago. Los efectos de esto pueden ser positivos o negativos en procesos como la digestión, y los cambios a estos procesos pueden ya sea mantener u obstaculizar su salud. Veamos esto más de cerca.
Las dietas ricas en proteína y fibra de origen vegetal tienden a incrementar la abundancia de bacterias como Bifidobacteria y Lactobacillus. Éstas son bacterias benéficas que tienden a mantener la salud de su estómago y sus intestinos. En contraste, las dietas ricas en proteína de origen animal y grasas saturadas podrían incrementar la abundancia de Bacteroides y Alistipes, que se piensa están asociados con problemas cardiovasculares e intestinales.
Adicionalmente, hay estudios que muestran que quienes consumen más vegetales y menos grasas tienden a tener un microbioma más diverso en el que hay muchas bacterias benéficas diferentes. Y quienes llevan una dieta alta en grasas tienden a carecer de diversidad bacteriana en el estómago, lo cual no es bueno para su salud digestiva.
Si bien la comunidad de bacterias presentes en su estómago e intestinos es compleja, mantenerla saludable puede ser bastante sencillo. Las bacterias benéficas prefieren comer ciertos tipos de alimentos que tienden a etiquetarse como “saludables” o “más saludables”. Lo opuesto es cierto en el caso de las bacterias malas: prefieren comer esas cosas de las que usted debería comer pequeñas cantidades, como las grasas saturadas. Así pues, la próxima vez que se siente a comer, pregúntese a quiénes prefiere alimentar, ¿a las bacterias buenas o a las malas?
Aquí le damos algunos consejos a considerar:
- Minimice su consumo de grasas saturadas. Las grasas insaturadas como el aceite de oliva y los aguacates favorecen la presencia de bacterias más benéficas, como Bifidobacteria y Las grasas saturadas tienden a incrementar los Bacteroides, que son los bichos que influyen de manera negativa en la salud estomacal.
- Aumente su consumo de vegetales ricos en fibra. Estos alimentos contienen muchos almidones complejos y fibra que su cuerpo no puede descomponer completamente por sí solo. Por el contrario, su cuerpo depende de las bacterias del sistema digestivo para descomponer parte de la fibra. En el proceso, las bacterias crean ácidos grasos de cadena corta que apoyan la salud del estómago. Estos alimentos ricos en fibra actúan como prebióticos, alimentando su microbioma.
- Considere incluir alimentos probióticos en su dieta. Los probióticos apoyan un equilibrio saludable de bacterias benéficas en su sistema digestivo. Busque un yogurt rico, que le guste, ¡y así mantener sano su intestino será un deleite! Si los lácteos no son lo suyo, usted puede probar alimentos fermentados como el sauerkraut, kimchi o masa fermentada. Además, los suplementos probióticos también son una excelente manera de ayudarle a lograr un equilibrio benéfico de bacterias intestinales.
Cuide Su Microbioma
Su microbioma es un sistema complejo preparado para ayudarle a vivir su vida lo mejor posible, y lo hace principalmente a través de procesos digestivos, pero también transmitiendo mensajes importantes al cerebro. El hecho de mantener felices sus intestinos permite que siga fluyendo la comunicación a lo largo del eje intestinos-cerebro. Así, este poderoso dúo ayuda a dar apoyo a su salud general.
Acerca del autor
Jenna Templeton es educadora en temas de salud y escritora independiente en temas de ciencia, reside en Salt Lake City, Utah. Después de recibir su título en ciencias con especialidad en química en Viginia Tech, Jenna pasó cinco años como investigadora científica en la industria nutricional. Este trabajo estimuló su interés por el bienestar personal, lo que la llevó a estudiar una licenciatura en promoción y educación en temas de salud en la Universidad de Utah. Fuera de su trabajo, Jenna disfruta la música en vivo, la jardinería, todo lo que tenga que ver con comida y jugar en las montañas Wasatch.
Referencias
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