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Ácidos grasos de cadena corta y dónde encontrarlos

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La grasa tiene mala fama en el mundo de la nutrición. En algún momento, la sociedad decidió que la grasa es mala y, por extensión, que los alimentos grasos son malos. Por ejemplo, cuando lees el término “ácidos grasos de cadena corta”, tu reacción instintiva probablemente sea algo negativo, pero, como te dirá cualquier nutricionista que se precie, no es así.

Deja a un lado tus prejuicios y sigue leyendo para saber qué son los ácidos grasos de cadena corta y por qué son cruciales para tu salud.

¿Qué son los ácidos grasos de cadena corta?

Existen muchos conceptos erróneos sobre la grasa, así que antes de entrar en materia, aclaremos algunas de ellas. Lo primero que hay que recordar es que las grasas no son intrínsecamente malas. De hecho, las grasas desempeñan un papel crucial en la nutrición del organismo. Las grasas alimentarias, es decir, las grasas que se obtienen de los alimentos, aportan energía al organismo, almacenan y absorben nutrientes y ayudan a las células a funcionar correctamente.

Cuando se ingieren grasas alimentarias, el organismo las descompone en ácidos grasos. Piensa en ellos como los componentes básicos de las grasas. Los ácidos grasos son moléculas con una cadena de átomos de carbono unidos a átomos de hidrógeno.

El término “cadena corta” se refiere a la cadena de átomos de carbono. Los ácidos grasos de cadena corta son simplemente ácidos grasos que tienen un pequeño esqueleto de carbono. (Los ácidos grasos con más de seis átomos de carbono se clasifican en cadena media, cadena larga o cadena muy larga).

A diferencia de muchos de los ácidos grasos, la mayoría de los ácidos grasos de cadena corta de hecho no se encuentran en los alimentos, sino que son un subproducto que se crea en el colon cuando el cuerpo digiere la fibra. Por lo tanto, cuanta más fibra se incluya en la dieta, más ácidos grasos de cadena corta producirá el cuerpo.

Si esto no parece gran cosa, no hay por qué preocuparse: en la sección siguiente se explica por qué.

Ácidos grasos de cadena corta y salud

Los ácidos grasos de cadena corta se producen a partir de la fibra digerida principalmente en el intestino grueso, concretamente en el colon. Para ver el papel que desempeñan los ácidos grasos de cadena corta en el organismo, no hay que mirar muy lejos.

A medida que las bacterias buenas del intestino, es decir, el microbioma, descomponen la fibra para crear ácidos grasos de cadena corta, estos ácidos grasos proporcionan energía a las células y favorecen una inflamación saludable del colon. Básicamente, los ácidos grasos de cadena corta ayudan a que el intestino grueso funcione sin problemas, y eso nunca es malo.

Si el control del peso es uno de tus objetivos de salud, los ácidos grasos de cadena corta contribuirán a tu éxito. El acetato, uno de los tres ácidos grasos de cadena corta más comunes en el organismo, se ha relacionado con el aumento del metabolismo (la capacidad del cuerpo para digerir los alimentos), así como con la disminución del apetito. Juntos, estos dos factores pueden ayudar a mantener un peso saludable.

El eje intestino-cerebro: los ácidos grasos de cadena corta y el sistema nervioso central

Seas consciente de ello o no, tu intestino alberga billones de bacterias, hongos, virus y otros microorganismos. Esta animada comunidad, conocida como bioma intestinal, es responsable de varias funciones corporales vitales (como la producción de ácidos grasos de cadena corta a partir de la fibra).

Para que el microbioma haga su trabajo con eficacia, tiene que comunicarse con el cuerpo y, más concretamente, con el cerebro. El problema es que estos microorganismos son residentes de tu cuerpo, no una parte de él. ¿Cómo puede el cuerpo comunicarse con ellos?

La respuesta es sencilla: a través de los intestinos. Los estudios han señalado los intestinos como la principal línea de comunicación entre el sistema nervioso central (el cerebro) y el microbioma residente. Esta conexión, conocida como “eje intestino-cerebro”, es crucial para mantener el equilibrio en el intestino y en el organismo en su conjunto.

Entonces, ¿dónde entran en juego los ácidos grasos de cadena corta?

Los ácidos grasos de cadena corta contribuyen a la salud del colon y del intestino, lo que indirectamente ayuda a mantener la comunicación fluida a lo largo del eje intestino-cerebro. Considerando que el intestino es el mediador entre el microbioma y el cerebro, un intestino sano es quizá la parte más importante del eje.

Pero resulta que los efectos de los ácidos grasos de cadena corta sobre el eje intestino-cerebro podrían no acabar ahí. Estudios recientes han demostrado que los ácidos grasos de cadena corta pueden atravesar la barrera hematoencefálica. Esto significa que los ácidos grasos de cadena corta pueden desplazarse desde el colon, donde se producen, hasta el cerebro. El impacto exacto de este movimiento aún no se ha explorado por completo, pero se especula que los ácidos grasos de cadena corta ayudan a mantener la salud de la barrera hematoencefálica, lo que a su vez contribuye a promover el equilibrio del sistema nervioso central.

Aunque existe mucha información sobre el microbioma, los investigadores apenas han explorado lo más básico sobre el eje intestino-cerebro. Cuanto más sepamos sobre la comunicación entre los microorganismos de nuestro cuerpo y nuestro cerebro, más aprenderemos sobre nuestra salud.

Ácidos grasos de cadena corta y dieta

Como ya se ha mencionado, no se obtienen muchos ácidos grasos de cadena corta de los alimentos, al menos no directamente. Si lo que se busca es aumentar el nivel de ácidos grasos de cadena corta en el cuerpo, hay que intentar aumentar el consumo de fibra.

Entre los alimentos ricos en fibra relacionados con la producción de ácidos grasos de cadena corta se encuentran las frutas, las verduras y las legumbres. Estas categorías son bastante amplias, así que hay muchas opciones. Ya sea que comas alcachofas, manzanas o cualquier otra cosa, estarás dando a tu cuerpo un buen aporte de fibra. En lo que respecta a los ácidos grasos de cadena corta, una manzana al día mantiene feliz al colon.