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El estrés influye en el peso

Su reunión de trabajo se atrasó. Su auto no quería arrancar. Camino a casa le tocaron todos los semáforos en rojo. Se da cuenta de que no tiene comestibles cuando el hambre apremia.

Sin duda ha tenido una noche de esas y no supo enfrentarla con elegancia. Y eso se debe a que, sometido a estrés —por insignificante que sea—, las exigencias de la mente y el cuerpo superan los recursos para afrontarlas. Es difícil lidiar con los estresores ante una encrucijada de ocho diferentes escenarios frustrantes.

Noches como ésta son inevitables, pero para mantenerse saludable, bien e íntegro,  es importante conocer las negativas repercusiones de largo plazo del estrés.

Una preocupación común relacionada con el estrés mal manejado es su impacto en la capacidad para conservar un peso saludable. Son muchos los factores que explican cómo influye el estrés en el peso. Las respuestas del organismo al estrés —las hormonas que libera— pueden influir en el almacenamiento de grasa. El estrés puede provocar cambios en el microbioma, y por si fuera poco, lo que se come para enfrentar el estrés, es decir, esos alimentos reconfortantes y poco saludables, puede complicar el problema.

A continuación encontrará explicaciones detalladas sobre esas respuestas del organismo y sobre el círculo vicioso del estrés. Pero antes de explorar su impacto, analicemos los diferentes tipos de estrés y la respuesta del organismo ante éste.

Tipos de estrés

El estrés de corta duración aparece de repente y dura poco; puede deberse a congestionamientos de tráfico o filas largas en la tienda cuando hay prisa. Un estresor de corto plazo puede ser poco importante y manejable sin gran dificultad.

El estrés de largo plazo es una batalla constante contra los estresores: pueden ser situaciones o condiciones repetitivas o duraderas que parecen insalvables. Por ejemplo, muchas personas enfrentan deudas agobiantes o un trabajo que odian. Este tipo de estresores amenazantes pueden durar meses, incluso años.

El organismo enfrenta estos estresores de manera diferente. En la respuesta al estrés pueden suceder muchas cosas, desde vías químicas hasta cambios de comportamiento. Exploremos la respuesta del organismo a los estresores para entender mejor cómo mantenerse saludable mientras se superan los obstáculos de la vida.

Respuesta al estrés de corta duración

El estrés de corta duración se presenta cuando el organismo reacciona ante un riesgo, ya sea real o supuesto. Digamos que, estando solo en casa, oye un ruido extraño que su cerebro podría procesar como riesgo, y usted, suponer que se trata de un intruso, aun cuando el ruido no lo sea.

Antes de determinar que el ruido provenía de la lavadora, el organismo entra en modo de “lucha o huida” y las glándulas suprarrenales secretan las hormonas epinefrina y norepinefrina.

Estas hormonas hacen que el organismo se prepare para el modo de supervivencia, por si llegara a ser necesario. El incremento en los niveles hormonales eleva el ritmo cardiaco, la presión sanguínea y la velocidad a la cual se descomponen las grasas y los carbohidratos en el sistema. Básicamente, estas hormonas cambian el metabolismo para alimentar ese estado de exaltación y estar listo para luchar o huir. Una vez que la amenaza desaparece, el organismo puede volver a su estado normal.

Respuesta al estrés de larga duración

Como durante el estrés de larga duración la exposición al “riesgo” —también en este caso supuesto o real— se prolonga, el organismo puede estar física y psicológicamente tenso. En lugar de picos de corta duración de las hormonas de lucha o huida, las glándulas suprarrenales secretan cortisol, principal hormona del estrés.

La presencia de cortisol en el organismo no causa estragos. La tensión se deriva de la elevación de los niveles durante lapsos prolongados. El organismo se acostumbra a esos niveles y establece una nueva base de referencia de la tolerancia. Por consiguiente, si persisten los niveles de estrés, las secreciones seguirán incrementándose.

Los niveles elevados de cortisol estimulan el apetito, y por si fuera poco, pueden influir para que aumente el nivel de insulina, la cual se encarga de regular el azúcar de la sangre. Conforme se incrementan los niveles de insulina, se reducen los del azúcar de la sangre, lo cual puede dar lugar a ansias por consumir alimentos especialmente ricos en calorías para recuperar un nivel razonable de azúcar en la sangre.

Círculo vicioso del estrés y aumento de peso

A primera vista, la secuencia de eventos antes mencionada podría no parecer muy perjudicial. Sin embargo, si el cortisol sigue presente en el organismo durante días, semanas y hasta meses, se crea un círculo vicioso. El cortisol elevado lleva a incrementos en los niveles de insulina que conducen a menos azúcar en la sangre, y en última instancia, al ansia de consumir azúcar.

No sorprende que, de no reducirse la carga de estrés, usted recurra a “alimentos reconfortantes” para mantenerse. Y es la mejor manera de llamarlos: a menudo proporcionan mucha energía en forma de azúcar refinada, y para rematar, son ricos en grasa, de manera que estos alimentos hacen que el cerebro experimente un efecto tranquilizador.

De algún modo, los alimentos reconfortantes representan un breve respiro de la respuesta al estrés, el cual definitivamente refuerza el consumo frecuente de los mismos. Cuando usted experimenta ese alivio, probablemente busque alimentos similares la siguiente vez que esté estresado y con hambre. Si ese círculo dura mucho tiempo, se relacionará con aumento de peso.

Pero hay algo más que ese círculo vicioso de comer por estrés. El cortisol activa la lipoproteína lipasa (LPL), enzima responsable de depositar y almacenar grasa. Un grupo de investigadores encontró una correlación entre los niveles elevados de cortisol y la acumulación de grasa central (distribución de grasa en torno a la sección media).

El mencionado grupo estudió a mujeres en reposo y las sometió a pruebas de estrés. Se midió el nivel de cortisol y las respuestas psicológicas de las participantes antes de cada reposo o sesión de pruebas. Los investigadores encontraron que esas correlaciones respaldaban la hipótesis existente de que el estrés de largo plazo y la “capacidad de reacción al estrés” pueden dar lugar a mayor acumulación de grasa central.

Impacto del estrés en el microbioma

Un estudio reciente con ratones reiteró que el estrés tiene también implicaciones físicas, no solo psicológicas. Los investigadores tomaron un grupo de ratones y proporcionaron a la mitad de los machos y hembras una dieta rica en grasas; posteriormente expusieron a todo el grupo a un estrés moderado durante un periodo prolongado.

El hallazgo más notable se dio en el grupo de ratones hembra que no formaban parte del grupo de la dieta rica en grasas. Después del periodo de estrés, la microbiota del intestino había cambiado. Si bien no ingerían una dieta rica en grasas, el microbioma contaba una historia diferente. Con el tiempo, las bacterias del intestino habían cambiado y se parecían a las de los ratones sometidos a una dieta rica en grasas.

Si bien este estudio se llevó a cabo en ratones, las lecciones e implicaciones son obvias. Primero, los efectos biológicos del estrés son trascendentales porque influyen en cómo se siente usted emocionalmente, pero el estrés también da lugar a cambios fisiológicos en el organismo. Segundo, la conclusión implica también que comer bien no basta para mantener al organismo tan sano como sea posible. Si la dieta es importante, también lo es la respuesta al estrés.

Sugerencias de manejo frente a afrontamiento del estrés

Si bien puede sonar parecido, manejar y afrontar el estrés son dos comportamientos muy diferentes. El manejo implica planear de antemano y crear sistemas de apoyo antes de que los estresores sean abrumadores. El afrontamiento implica un sentido de supervivencia o de nada más irla pasando durante un episodio de estrés.

Hacer un plan de manejo del estrés no tiene que ser estresante, ¡puede ser sencillo! Se necesita cierta previsión y planeación, pero una vez instituido, puede ayudar a superar un día difícil. Analice la lista siguiente y piense cómo adaptarla a su vida personal.

  • Cree un sistema de apoyo. Es probable que ya cuente con una red de familiares y amigos, pero es útil identificar exactamente quién de esa red puede ayudar, y cuándo. Y no nada más los nombres, escríbalo. Es más fácil pedir apoyo teniendo a la mano un nombre y un número.
  • Reserve tiempo para estar solo. Esto realmente significa pasar tiempo solo, sin distracciones ni visitantes. Se recomienda reservar físicamente esos periodos en su agenda, también. De esta forma, ni colegas ni familiares pueden irse sobre su tiempo para recuperarse. Si es usted una persona ocupada, no lo ceda si no tiene una hora libre. Incluso cinco minutos para usted pueden ayudar.
  • Priorice las tareas. Siempre es gratificante tachar elementos de una lista de pendientes, pero, a menudo, las tareas más fáciles se eliminan antes y quedan las más extensas e importantes para el final. Sea honesto consigo mismo al hacer y priorizar esa lista.
  • Haga tiempo para cuidar de sí mismo. Esto no necesariamente significa consentirse con baños de burbujas y bombones, significa cuidar realmente de uno mismo con comidas balanceadas, durmiendo bien y haciendo ejercicio, por ejemplo. Cuidar del propio cuerpo no debe ser un lujo, por eso, haga del cuidado de sí mismo un elemento prioritario.
  • ¡Actívese! El ejercicio puede intimidar a algunos, pero si se adapta a los propios intereses, puede ser disfrutable. Una caminata relajada o un vigoroso juego de futbol son opciones válidas para poner el cuerpo en movimiento. Se ha demostrado en investigaciones que el ejercicio puede reducir los niveles de cortisol y fomentar las endorfinas.

Acerca del autor

Jenna Templeton es educadora en temas de salud y escritora independiente en temas de ciencia, reside en Salt Lake City, Utah. Después de recibir su título en ciencias con especialidad en química en Viginia Tech, Jenna pasó cinco años como investigadora científica en la industria nutricional. Este trabajo estimuló su interés por el bienestar personal, lo que la llevó a estudiar una licenciatura en promoción y educación en temas de salud en la Universidad de Utah. Fuera de su trabajo, Jenna disfruta la música en vivo, la jardinería, todo lo que tenga que ver con comida y jugar en las montañas Wasatch.

Referencias

Bridgewater LC, et al. Gender-based differences in host behavior and gut microbiota composition in response to high fat diet and stress in a mouse model. Nature Scientific Reports. 2017; 7(1):10776.

Epel ES, et al. Stress and body shape: Stress-induced cortisol secretion is consistently greater among women with central fat. Psychosomatic Medicine. 2000;(62):623-32.

Maglione-Garves, CA et al. Cortisol Connection: Tips on Managing Stress and Weight. ACSM’S Health & Fitness Journal. 2005; 9(5):20-23.

Montes M and Kravitz L. Unraveling the Stress-Eating-Obesity Knot: Exercise can significantly mitigate the effects of stress and weight gain. IDEA Fitness Journal. 2011; 8(2):44-50.

https://adaa.org/living-with-anxiety/managing-anxiety/exercise-stress-and-anxiety

http://www.apa.org/helpcenter/manage-stress.aspx

https://www.sciencedaily.com/releases/2017/10/171016142449.htm

understanding calories

Cómo funcionan las calorías

El misterio de una dieta saludable

Hay mucha información acerca de lo que es una dieta saludable. La hay en internet, abarrota los estantes de las librerías y pasa de una mano a otra entre amigos y familiares. Con tanta información disponible, se podría pensar que convertirse en experto en salud debería ser fácil. Sin embargo, la sobrecarga de información puede resultar bastante confusa y hasta abrumadora. Tal vez esto se deba a que la media más básica de la dieta —la caloría— también está envuelta en misterio. Siendo así, entender las calorías es el primer paso para tomar decisiones saludables basadas en información.

Cuando usted se sienta a comer, tal vez tiene demasiado apetito como para preocuparse de si la comida está balanceada o no. O tal vez se deja llevar por la mentalidad de “el que vive ignorante, vive tranquilo”. En cualquier caso, el conocimiento es poder. Aprender los principios básicos de los macronutrientes y la cantidad de calorías que aportan puede ayudarle a preparar comidas bien balanceadas. Armarse con información nutrimental precisa le permitirá vivir su vida de lo más saludable.

Entienda cómo funcionan las calorías de sus alimentos

Dicho en términos simples, una caloría es una unidad de energía. Las calorías indican el contenido energético de los alimentos y las bebidas que consumimos, de manera que entender cómo funcionan puede ayudarle a tomar decisiones informadas acerca de su dieta y ejercicio.

Existen tres principales fuentes de energía en la dieta humana, vienen de los tres macronutrientes: carbohidratos, grasas y proteínas. Los carbohidratos son la fuente principal. Aportan cuatro calorías por gramo. Las grasas están en segundo lugar y aportan más del doble de las calorías: 9 calorías por gramo. Las proteínas son la tercera fuente, y aportan cuatro calorías por gramo. (Algunos países usan kilojoules en lugar de calorías para medir la energía de los alimentos. En este artículo utilizamos calorías y aquí está la tasa de conversión que necesita: 1 caloría = 4.2 kilojoules.)

Una pregunta común es si todas las calorías son iguales. Sobre papel, es difícil argumentar por qué no serían iguales, recordemos que las calorías son una medida, de manera que una caloría de grasa debería aportar la misma cantidad de energía que una caloría derivada de la proteína. Sin embargo, en realidad esta pregunta deberíamos planteársela a los intestinos.

Nuestros intestinos absorben casi todas las calorías de los carbohidratos, las proteínas y las grasas que comemos. Sin embargo, nuestros intestinos tratan la fibra (un tipo de carbohidrato) de manera diferente a los demás macronutrientes. En lugar de absorber todas las calorías que la fibra aporta, el intestino solo absorbe la mitad. Esto se debe a que es difícil para el intestino digerirla completamente.

Además de eso, la fibra absorbe agua fácilmente. Este proceso puede ayudarnos a sentir mayor saciedad por más tiempo, y eso ayuda a reducir la cantidad de calorías que consumimos, o al menos las que absorbemos. Combinado con los otros beneficios para la salud que tiene la fibra, no es ninguna sorpresa que la American Heart Association recomiende a los adultos consumir 25 gramos de fibra diariamente.

Nuestro cuerpo en reposo

La mayoría de las personas están familiarizadas con la idea de que el ejercicio quema calorías. Sin embargo, nuestro cuerpo también gasta calorías por el simple hecho de existir.

La cantidad de calorías que nuestro cuerpo consume en reposo se conoce como “tasa metabólica basal”, o TMB, y da cuenta del 33% de las calorías que quemamos todos los días.

Es una cantidad considerable porque el metabolismo requiere mucha energía. El metabolismo incluye procesos como la regulación de la temperatura corporal, la circulación de la sangre y el crecimiento de las células, solo por nombrar algunos. Nuestro cerebro consume, por sí mismo, alrededor del 20% de nuestras calorías —unas 450 para una dieta promedio— al día.

Si está contando calorías, puede pensar en esto como una cortesía. Entender las calorías que nuestro cuerpo quema solo para mantenerse le ayudará a planear mejor su dieta y sus rutinas de ejercicio.

¿Cuántas calorías deberíamos comer?

Necesitamos consumir cierta cantidad de calorías todos los días para que nuestros procesos metabólicos se lleven a cabo debidamente y para que nuestro cuerpo funcione adecuadamente. Para los hombres, esta cifra es de unas 2500 calorías al día. Las mujeres necesitan aproximadamente 2000 calorías al día.

Estos requerimientos diarios fluctúan depeniendo de unos cuantos factores: edad, sexo, peso y nivel de actividad.

  • Edad: Los bebés y los niños requieren menos calorías que los adultos. A medida que los adultos envejecen, los requerimientos de energía disminuyen. Esto se debe, en parte, a que los niveles de actividad de los adultos de más edad tienden a disminuir con la edad.
  • Peso: Las necesidades de calorías son una función del cuerpo. Una persona de mayor tamaño necesita más calorías porque cargar más peso requiere más esfuerzo y más energía, y también tienen más tejido vivo que mantener. Lo anterior es cierto a la inversa, mientras más pequeña es la persona, menos calorías requiere.
  • Sexo: Típicamente los hombre requieren más calorías por día en promedio debido a que su TMB es más alta.
  • Nivel de actividad: Los atletas son un gran ejemplo de los efectos del nivel de actividad en las necesidades de calorías. Las calorías que se queman a través de actividad física intensa necesitan ser recuperadas para asegurar que el metabolismo corporal pueda continuar sin sufrir afectaciones. Por esa razón los atletas consumen más calorías y se mantienen en forma.

Cuando determine sus necesidades individuales de calorías, considere si lo que está tratando de hacer es bajar de peso, mantenerse o subir de peso. (Este tema se tocará más a fondo en una sección posterior.) Imagine que lo que desea es bajar de peso. Bajar una libra (453.5 gramos) de grasa corporal es el equivalente a quemar 3,500 calorías. De manera que, si quema o deja de consumir 500 calorías diarias, bajaría una libra en una semana.

A continuación le damos otras ideas sobre cómo ser más consciente acerca de su ingesta de calorías:

  1. Incluya más fluidos en sus comidas. Tal vez pueda comenzar con una sopa o aumentar su consumo de agua. De cualquier manera, consumir más fluidos puede ayudarlo a sentirse más satisfecho.
  2. Aumente su consumo de fibra. La fibra no se digiere fácilmente y, como resultado, el intestino solo absorbe la mitad de las calorías de la fibra. Además, la fibra le dejará una sensación de saciedad por más tiempo.
  3. Agregue proteínas a su desayuno (si esto no es todavía parte de su rutina). La proteína le ayudará a sentirse satisfecho por más tiempo. Asimismo, la proteína también puede ayudar a apoyar la masa corporal magra, la cual ayudará a aumentar su TMB.
  4. Limite las calorías vacías siempre que sea posible. Éstas por lo general se encuentran en los azúcares añadidos y las grasas sólidas. Si bien estos alimentos aportan energía, carecen de nutrientes importantes.
  5. Lea las etiquetas de nutrientes para conocer el contenido de macronutrientes y de calorías. Preste atención al número de porciones que incluye cada paquete. La información nutrimental corresponde solo a una porción.

Cómo funcionan las calorías y el ejercicio

Ahora que ya está familiarizado con las calorías de su dieta, exploremos cómo es que se relacionan las calorías con el ejercicio.

Usted ya sabe que el ejercicio es la mejor manera de quemar calorías. Y quemar calorías es una manera de controlar su peso corporal. El ejercicio vigoroso puede quemar hasta 20 calorías por minuto.

Pero este tipo de esfuerzo es difícil de mantener por un periodo largo. La buena noticia es que la actividad sostenida y moderada es la que más calorías quema.

De hecho, un documental de la BBC demostró esto mediante una pequeña comparación entre tres familias. Si bien no se trató de un estudio científico, los hallazgos de la comparación son interesantes y dignos de atención.

Una familia se mantuvo en el sedentarismo. Otra hizo trabajo en casa por algunas horas. La tercera participó en una sesión de ejercicio físico breve y vigorosa. La familia que hizo el trabajo en casa quemó más calorías que la familia que se ejercitó vigorosamente. Si bien el trabajo en casa no fue una actividad intensa, la familia invirtió mucho más tiempo en ella.

Así que no se preocupe por sudar mucho. Si no tiene energías para un entrenamiento intenso, enfóquese en mover su cuerpo durante un periodo constante de tiempo.

Saber que está quemando calorías es diferente que estar consciente de la cantidad exacta que ha quemado. Calcular las calorías quemadas es útil porque puede hacer más fácil el logro de sus metas en cuanto a su peso, ya sea que quiera bajar de peso, mantenerse, o subir de peso.

Muchas máquinas para hacer ejercicio que hay en los gimnasios y varios monitores de actividad portátiles hacen que el cálculo de las calorías que se queman sea una tarea que no requiere esfuerzo alguno. Aun así, puede haber ocasiones en las que usted se ejercite sin una máquina o sin eluso de tecnología inteligente.

La buena noticia es que hay información publicada sobre diversos ejercicios y cuántas calorías se queman con cada uno. El Compendio de Actividades Físicas es un buen punto de partida. Ofrece categorías de actividades listadas por velocidad o por intensidad. Al lado de cada tipo de actividad está el valor MET correspondiente, o Equivalente Metabólico de Actividad.

  • Por debajo de 2.9 MET: actividad ligera (jardinería o pesca)
  • Entre 3.0 y 5.9 MET: actividad moderada (podar el césped o caminar con raquetas para nieve)
  • Más de 6.0 MET: actividad intensa (apalear la nieve o jugar soccer)

Con un cálculo simple, los MET pueden convertirse en calorías quemadas. Las únicas otras variables que necesita proporcionar son su peso corporal en kilogramos (kg) y la duración de la actividad (en horas).

(Valor en MET de la actividad) x (Peso corporal en kg) x (Tiempo en horas) = Calorías quemadas

Digamos que usted pesa 150 libras, es decir, 68 kilogramos. Consulte la lista que está abajo para ver cuántas calorías quemaría haciendo diferentes actividades durante 30 minutos:

  • Ciclismo (esfuerzo ligero) = 119 calorías
  • Ciclismo (esfuerzo moderado) = 231 calorías
  • Caminata (esfuerzo ligero) = 102 calorías
  • Correr (esfuerzo moderado) = 282 calorías
  • Correr (esfuerzo intenso) = 374 calorías
  • Nado estilo libre (esfuerzo de ligero a moderado) = 197 calorías
  • Aerobics en el agua = 187 calorías
  • Entrenamiento por circuitos (esfuerzo moderado) = 146 calorías

Relación entre calorías y peso corporal

Entender las calorías de nuestra dieta (las que entran) y las que quemamos (las que salen) hacen del control de peso un asunto de matemáticas simples. Sigue habiendo mucho esfuerzo, pero el tema es equilibrar las calorías que entran y las calorías que salen.

Cómo funcionan las calorías

Uno puede controlar su ingesta de calorías prestando atención a la alimentación. Y puede cambiar las calorías que quema incorporando en su estilo de vida una gama de actividades físicas.

Si está consumiendo menos calorías de las que requiere diariamente, probablemente bajará de peso. Si está igualando el requerimiento diario, debería mantener su peso actual. Y si está consumiendo significativamente más calorías de lo que requiere su línea basal, es probable que suba de peso.

Bajar de peso: Calorías que entran – Calorías que salen < 0

Mantenimiento de peso: Calorías que entran – Calorías que salen = 0

Aumento de peso: Calorías que entran – Calorías que salen > 0

Recuerde los factores que influirán en sus necesidades diarias de calorías (edad, peso, sexo y nivel de actividad). Estos afectan las calorías que “entran” y, en consecuencia, cuántas calorías necesita gastar para lograr su objetivo.

Existen en línea varias calculadoras de calorías que toman en cuenta estos factores. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos ofrece un Planificador de Peso Corporal que puede ayudarle a determinar los cambios de actividad y las calorías que necesita para controlar su peso.

¿Cuál es el lado más importante de la ecuación del equilibrio de calorías?

Como puede ver arriba, con el ejercicio solo se queman entre 100 y 400 calorías por 30 minutos de actividad, o entre 200 y 800 calorías por hora. Mientras que la persona promedio necesita consumir aproximadamente 2,250 calorías al día. Probablemente el lado más fácil de la ecuación que debemos afectar inmediatamente son las calorías que “entran”. Es muy difícil quemar 500 calorías a través del ejercicio, pero es bastante fácil bajar el tenedor —o dejar de comer calorías vacías derivadas de la comida chatarra— y consumir 500 calorías menos cada día.

Esto no pretende subestimar los beneficios para la salud que ofrece el ejercicio. Todos deberíamos hacer al menos 30 minutos de ejercicio al día, cuatro días a la semana. Esto ayudará a experimentar los beneficios para la salud que produce hacer ejercicio.

La manera más fácil de influir en el peso es comenzar poco a poco a consumir menos calorías. Si le es difícil restringir su consumo de calorías al principio, intensifique de manera correlativa su rutina de ejercicio. Pero para lograr cambios más rápido en su peso, trabaje en ambos lados de la ecuación del equilibrio de calorías. Haga una combinación de todo y coma menos, tome decisiones saludables respecto a sus alimentos e incremente su rutina diaria de ejercicio.

Eche mano de todo

Desarrollar un régimen saludable de comidas balanceadas y ejercicio puede parecer abrumador. Pero entender cómo funcionan las calorías puede ser de mucha ayuda. Además, afortunadamente hay muchos recursos disponibles para facilitar este proceso. Comience por conocer cuánta energía necesita con base en su edad, sexo, peso y nivel de actividad. Con esto tendrá un muy buen punto de partida.

Obtenga de los empaques de los alimentos toda la información que pueda para tomar decisiones informadas con base en las etiquetas. Esto le ayudará a satisfacer sus requerimientos diarios de calorías cuando prepare sus colaciones y comidas. Luego, con base en sus metas de control de peso, puede decidir cuántas calorías debería estar consumiendo en comparación con sus requerimientos de energía basal.

Por último, determine cuántas calorías puede quemar con base en las actividades físicas que disfruta. Esto le dará una idea de durante cuánto tiempo y qué tan seguido debe hacer ejercicio para lograr sus metas de control de peso.

Entender cómo funcionan las calorías puede ser el primer paso para gozar de un yo más saludable. No importa cuáles sean sus metas de salud y acondicionamiento físico, ahora tiene los elementos para tomar decisiones con más seguridad.

Acerca del autor

Jenna Templeton es educadora en temas de salud y escritora independiente en temas de ciencia, reside en Salt Lake City, Utah. Después de recibir su título en ciencias con especialidad en química en Viginia Tech, Jenna pasó cinco años como investigadora científica en la industria nutricional. Este trabajo estimuló su interés por el bienestar personal, lo que la llevó a estudiar una licenciatura en promoción y educación en temas de salud en la Universidad de Utah. Fuera de su trabajo, Jenna disfruta la música en vivo, la jardinería, todo lo que tenga que ver con comida y jugar en las montañas Wasatch.

Referencias

 

TV watching and weight gain

Televisión y aumento de peso

La televisión nos transporta a tierras lejanas, a mundos fantásticos o a persecuciones en auto que llevan nuestro pulso al máximo. Sin embargo, quedarse pegado en esa acción puede dañar sus esfuerzos por controlar su peso. Eso se debe a que ver televisión y subir de peso tienen relaciones interesantes.

En un estudio se determinó que ver dos o más horas de televisión al día está ligado a altos índices de masa corporal (IMC)—además de grasa—tanto en hombres como en mujeres. De manera que, si alguna vez se ha preguntado si ver un maratón de su programa favorito lo está haciendo ganar peso, la respuesta puede ser “sí”. Y existen dos razones para eso: actividad y alimentación.

El tiempo que pasa frente a la televisión con frecuencia significa menos tiempo en movimiento. El comportamiento sedentario—en oposición a la actividad física—contribuye al aumento de peso, de manera que la relación entre ver televisión y subir de peso hace sentido. Sin embargo, va más allá de la comodidad del sofá.

Diversos estudios han determinado que comer mientras se ve televisión resulta en un mayor consumo de calorías. En un estudio se determinó que quienes ven más televisión ingieren más calorías como resultado del consumo de colaciones o de cenas muy vastas. Los hallazgos sugieren que la televisión parece aumentar el consumo de colaciones en general.

Además, algunos tipos de programación han demostrado ser peores que otros.

En un estudio llevado a cabo por la Universidad de Cornell se hizo una comparación entre dos tipos de medios: una película de acción y un talk show. Querían determinar cuál de estos estimulaba más el consumo de colaciones. ¿Resultado? Quienes vieron la película de acción comieron 98 por ciento más.

Los autores del estudio atribuyen esta diferencia a la estimulación y a la emoción de la película o del programa de televisión. La acción constante —y los cortes hacia diferentes ángulos de la cámara y escenas— provocan una mayor distracción. No prestar atención a la comida que se está consumiendo se traduce en un consumo de colaciones o sobrealimentación inconsciente. La ansiedad y la agitación provocadas por la acción en la pantalla puede ser también un factor, aunque evitar las escenas de acción puede no ser suficiente.

En otro estudio se determinó que los contenidos televisivos relacionados con alimentos incrementan la ingesta de calorías. Además, el tipo de alimentos que se ven en un programa puede también influir en los antojos. Otro estudio demostró que, si un personaje termina comiendo en una escena, los participantes en el estudio preferían colaciones más dulces —aquellas similares a un postre— que las colaciones saladas.

Está claro que la televisión —y los medios en general— pueden tener un enorme impacto en nuestra cintura. Sin embargo, eso no significa que debamos hacernos la vista gorda con la actual etapa dorada por la que pasa la televisión.

Usted puede controlar su grabador de video digital y su peso al mismo tiempo. La clave es la moderación, la alimentación consciente y las colaciones saludables. Esfuércese para no ser víctima de la tendencia que relaciona la televisión y el aumento de peso.

 

Bowman SA. Television-viewing characteristics of adults: correlations to eating practices and overweight and health status. Prev Chronic Dis. 2006 Apr;3(2):A38. Epub 2006 Mar 15.

Mozaffarian, Dariush, M.D., Dr.P.H; Hao, Tao, M.P.H.; Rimm, Eric B., Sc.D.; Willett, Walter C., M.D. Dr.P.H.; Hu, Frank B., M.D., Ph.D. Changes in Diet and Lifestyle and Long-Term Weight Gain in Women and Men. N Engl J Med. 2011 Jun 23; 364(25): 2392–2404.

Tal, Aner PhD; Zuckerman, Scott, MD; Wansink, Brian, PhD. Watch What You Eat:Action-Related Television Content Increases Food Intake. JAMA Intern Med. 2014;174(11):1842-1843. doi:10.1001/jamainternmed.2014.4098.

Shimizu, Mitsur; Wansink, Brian. Watching food-related television increases caloric intake in restrained eaters. Appetite. Volume 57, Issue 3, December 2011, Pages 661-664.

Zhou, Shuo; Shapiro, Michael A.; Wansink, Brian. The audience eats more if a movie character keeps eating: An unconscious mechanism for media influence on eating behaviors. Appetite. Volume 108, 1 January 2017, Pages 407-415.

Un estudio de 4 700 adultos demostró que, a pesar de la creciente popularidad de las dietas bajas en carbohidratos, cerca de un tercio de las calorías consumidas por los estadounidenses provienen de alimentos de ‘caloría vacía’ como los dulces, postres, refrescos y bebidas alcohólicas. Los refrigerios salados y las bebidas con sabor a frutas […]

Una simulación por computadora se utilizó para analizar el exceso de incidencia anual de padecimientos, episodios y muertes por enfermedades cardiovasculares, o por otras causas relacionadas con la obesidad, entre el año 2020 y el 2035. El pronóstico fue concebido utilizando registros históricos sobre la obesidad en adolescentes en el año 2000 que resultaron adultos […]

tired

Se sabe que la privación de sueño a corto plazo incrementa las concentraciones en plasma de ghrelina (hormona relacionada con un mayor apetito) y reduce las concentraciones de leptina (hormona relacionada con la saciedad). En un estudio aleatorio cruzado, los investigadores estudiaron a doce hombres saludables sin obesidad para observar el efecto de la privación de […]

Se sabe que los periodos cortos de ejercicio intenso suprimen el hambre a través de hormonas reguladoras del apetito.  Un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition comparó los efectos del ejercicio de alta intensidad en la respuesta central (cerebral) a los estímulos visuales de comida.

Los investigadores reclutaron a 15 hombres delgados y saludables poco mayores de 20 años.  Los participantes en el estudio completaron dos pruebas de 60 minutos: ejercicio (correr al 70% de su capacidad aeróbica) y un control en reposo.  Después de cada prueba, observaron imágenes de alimentos de alto y bajo contenido calórico y se midió la respuesta cerebral a los alimentos mediante IRM.

Después de la sesión de ejercicio aumentó la sed y la temperatura corporal central, mientras que la respuesta al apetito fue significativamente suprimida.  El ejercicio suprimió de manera importante la ghrelina (hormona que estimula el apetito) e incrementó la secreción del péptido YY (hormona que reduce el apetito). Cuando se hizo la comparación con el control en reposo, la respuesta neural (cerebral) en las regiones del cerebro relacionadas con la recompensa fueron estimuladas en respuesta a la observación de imágenes de alimentos bajos en calorías, pero suprimidas al observar imágenes de alimentos con alto contenido calórico.

Este estudio determinó que el ejercicio de alta intensidad aumenta las respuestas neurales en las regiones del cerebro relacionadas con la recompensa en respuesta a imágenes de alimentos bajos en calorías, y suprime la activación cuando se observan alimentos altos en calorías.  Estas respuestas centrales están asociadas con cambios inducidos por el ejercicio en señales periféricas relacionadas con la hidratación y la regulación del apetito.

El ejercicio es un componente importante bien conocido de un estilo de vida saludable.  Este estudio ofrece evidencias adicionales de que el ejercicio puede hacer más que solo generar un déficit calórico, también puede influir para que hagamos elecciones de alimentos más saludables.

Crabtree DR, et al. The effects of high-intensity exercise on neural responses to images of food. Am J Clin Nutr. 2014 Feb;99(2):258-67.

En un estudio divulgado en la publicación Archives of Internal Medicine, más de 19,000 hombres fueron reclutados para determinar la relación entre la buena condición cardiorrespiratoria y el riesgo de mortalidad en hombres saludables y en aquéllos con síndrome metabólico.  En el grupo de estudio, que incluyó a cerca de 3,800 hombres con síndrome metabólico, se evaluó la condición física y luego se hizo un seguimiento a lo largo de 17 años.

Los hombres saludables que estaban fuera de forma al inicio del estudio tenían tres veces más posibilidades que sus pares en buen estado físico de morir de enfermedades cardiovasculares. Si bien los hombres con síndrome metabólico tenían 89 por ciento más posibilidades que los hombres saludables de morir de enfermedades cardiovasculares con el paso de los años, los hombres con síndrome metabólico que no estaban en forma tenían dos veces la tasa de mortalidad que sus contrapartes en buen estado físico.

Según los investigadores, “este estudio fortalece el debate a favor de campañas agresivas de salud pública, dirigidas a aumentar los niveles de actividad física en la población”.

La buena condición física, sin importar el peso corporal, puede ofrecer un fuerte efecto protector contra la muerte prematura en hombres con síndrome metabólico así como en hombres saludables.

Arch Intern Med 2004 May 24;164(10):1092-7