In a study of middle-aged adults, only one in 1,933 met all seven factors of ideal cardiovascular health as defined by the American Heart Association.

Se sabe que los periodos cortos de ejercicio intenso suprimen el hambre a través de hormonas reguladoras del apetito.  Un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition comparó los efectos del ejercicio de alta intensidad en la respuesta central (cerebral) a los estímulos visuales de comida.

Los investigadores reclutaron a 15 hombres delgados y saludables poco mayores de 20 años.  Los participantes en el estudio completaron dos pruebas de 60 minutos: ejercicio (correr al 70% de su capacidad aeróbica) y un control en reposo.  Después de cada prueba, observaron imágenes de alimentos de alto y bajo contenido calórico y se midió la respuesta cerebral a los alimentos mediante IRM.

Después de la sesión de ejercicio aumentó la sed y la temperatura corporal central, mientras que la respuesta al apetito fue significativamente suprimida.  El ejercicio suprimió de manera importante la ghrelina (hormona que estimula el apetito) e incrementó la secreción del péptido YY (hormona que reduce el apetito). Cuando se hizo la comparación con el control en reposo, la respuesta neural (cerebral) en las regiones del cerebro relacionadas con la recompensa fueron estimuladas en respuesta a la observación de imágenes de alimentos bajos en calorías, pero suprimidas al observar imágenes de alimentos con alto contenido calórico.

Este estudio determinó que el ejercicio de alta intensidad aumenta las respuestas neurales en las regiones del cerebro relacionadas con la recompensa en respuesta a imágenes de alimentos bajos en calorías, y suprime la activación cuando se observan alimentos altos en calorías.  Estas respuestas centrales están asociadas con cambios inducidos por el ejercicio en señales periféricas relacionadas con la hidratación y la regulación del apetito.

El ejercicio es un componente importante bien conocido de un estilo de vida saludable.  Este estudio ofrece evidencias adicionales de que el ejercicio puede hacer más que solo generar un déficit calórico, también puede influir para que hagamos elecciones de alimentos más saludables.

Crabtree DR, et al. The effects of high-intensity exercise on neural responses to images of food. Am J Clin Nutr. 2014 Feb;99(2):258-67.

Un estudio publicado en el British Journal of Sports Medicine analizó los efectos de la suplementación con glucosamina en la capacidad funcional y en el dolor crónico de rodilla en individuos con daño al cartílago previo o con osteoartritis.

A los sujetos se les suplementó al azar glucosamina o un placebo durante 12 semanas a una dosis de 2,000 mg por día.  A lo largo del estudio se llevaron a cabo cuatro sesiones de pruebas.  Los cambios en el dolor de rodilla y en el funcionamiento de la rodilla estuvieron determinados por pruebas clínicas y funcionales (palpación en la línea de la articulación, una “caminata de pato” de tres metros y subir repetidas veces una escalera).  Adicionalmente, se aplicaron dos diferentes cuestionarios para evaluar los cambios en el dolor.

Se determinó que el grupo que recibió glucosamina tenía calificaciones significativamente mejores en cuanto a calidad de vida en las semanas 8 y 12 que el grupo que recibió un placebo.  Con base en autoevaluaciones de cambios durante el periodo de 12 semanas de suplementación, 88% del grupo que recibió glucosamina informó cierto grado de mejora en su dolor de rodilla versus sólo 17% en el grupo que recibió un placebo.

Estos resultados sugieren que la suplementación con glucosamina puede ofrecer cierto grado de alivio del dolor y una mejor función en individuos que padecen dolor crónico de rodilla debido a daño previo en el cartílago o a osteoartritis.  Los resultados también sugieren que a una dosis de 2,000 mg por día, la mayoría de las mejoras se hacen aparentes después de ocho semanas.

Br J Sports Med 2003 Feb;37(1):45-9

physical performance

Es ampliamente conocido el papel que desempeña la vitamina D en la salud ósea. Sin embargo, esta vitamina esencial también es importante para la función muscular y ósea.  Esta relación con el desempeño físico se expandió en un estudio aplicado a individuos mayores de 65 años.

El desempeño físico fue analizado utilizando la batería abreviada de desempeño físico (SPPB, por sus siglas en inglés) y la fuerza de la mano.  Los tests SPPB incluían velocidad de caminata, ponerse de pie a partir de estar sentado y mantener el equilibrio en posiciones cada vez más desafiantes.

La mayoría de los participantes tenía bajos niveles de vitamina D.  Más de 28 por ciento de las mujeres y 13 por ciento de los hombres tenían deficiencia de vitamina D.  Casi tres cuartas partes de las mujeres y más de la mitad de los hombres tenía niveles insuficientes de vitamina D.

Quienes tenían bajos niveles de vitamina D presentaron un desempeño físico y una fuerza de la mano significativamente menor que los participantes que tenían niveles adecuados.  El hallazgo mantuvo su validez después de tomar en consideración otros factores.  Estos incluían la temporada del año y los niveles de actividad física.

Considerando la alta prevalencia de deficiencias de vitamina D en las poblaciones de edad avanzada, se requiere la aplicación de más estudios acerca de los niveles de vitamina D y la función física.  Las recomendaciones actuales sobre el consumo de vitamina D están basadas en el papel que ésta desempeña en la salud ósea. Sin embargo, investigaciones emergentes indican que la vitamina D también podría desempeñar un papel importante en el mantenimiento de la fuerza muscular, la función física y otro aspectos de la salud.

The Journals of Gerontology Series A: Biological Sciences and Medical Sciences 62:440-446 (2007)

skin appearance

Usando datos de la primera Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES I, por sus siglas en inglés), científicos examinaron la relación que existe entre el consumo de nutrientes y el envejecimiento de la piel en 4,025 mujeres de entre 40 y 70 años de edad. Estudios clínicos de la piel fueron realizados por dermatólogos. La apariencia en el envejecimiento de la piel fue definida como tener una apariencia arrugada, sequedad asociada con el envejecimiento (sequedad senil) y atrofia de la piel (deshidratación o encogimiento).

Un consumo más elevado de vitamina C fue asociado con una probabilidad más baja de que aparezcan arrugas. Un consumo mayor de ácido linoleico (un ácido graso esencial omega-6) fue asociado con menores probabilidades de padecer resequedad senil y atrofia en la piel. Estas asociaciones fueron independientes de la edad, raza, educación, exposición a la luz del sol, ingresos, estado menopáusico, índice de masa corporal, uso de suplementos, actividad física y consumo energético.

Una elevada ingesta de vitamina C y ácido linoleico, y un consumo reducido de grasas y carbohidratos está asociado con menores signos de envejecimiento de la piel. Fomentar una conducta saludable en la dieta puede haber agregado beneficios para la apariencia de la piel además de otros resultados beneficiosos para la salud en la población.

American Journal of Clinical Nutrition, Vol. 86, No. 4, 1225-1231, October 2007

Un estudio publicado en la Revista American Journal of Clinical Nutrition (Americana de Nutrición Clínica) examinó la relación entre las concentraciones de vitamina C en sangre y el riesgo de un incidente cardíaco. El estudio incluyó una población británica de más de 20 000 hombres y mujeres adultos. Los participantes llenaron un cuestionario de salud y asistieron a una clínica entre los años 1993 y 1997.

Después de un seguimiento de aproximadamente 9 años y medio, el riesgo de ataque cardíaco era 42% menor en los participantes que estaban en los primeros cuatro niveles mas altos de vitamina C en sangre, al compararlos con aquellos que obtuvieron niveles más bajos. Para obtener estos resultados no se tomó en cuenta la edad, el sexo, la población fumadora, el índice de masa corporal, la presión arterial, el colesterol, la actividad física, la diabetes, la clase social, el consumo de alcohol y el uso de cualquier suplemento.

Sin embargo, las concentraciones de vitamina C en sangre pueden ser un indicador de mejores estilos de vida o de otros factores asociados a la reducción del riesgo de ataque cardíaco, y puede contribuir a determinar quiénes pueden ser más susceptibles a sufrir infartos.

American Journal of Clinical Nutrition, Vol. 87, No. 1, 64-69, January 2008.