Respuestas a preguntas frecuentes sobre cómo funcionan los virus


Nota del editor: la siguiente historia está enfocada en los virus en general. Aunque algunos virus comunes son utilizados aquí como ejemplo, este texto no pretende hacer una exploración profunda de cepas específicas, ni debe ser considerado una herramienta para diagnosticar o tratar ningún virus específico.


Los virus son pequeños microbios que pueden causar grandes impactos en su salud. Informarse sobre cómo funcionan los virus puede ayudarle a entender parte de lo que su sistema inmunológico debe afrontar todos los días.

Empiece con algunas respuestas a preguntas comunes sobre los virus para entender mejor qué hacen, cómo funcionan y la manera en que pueden llegar a ser nocivos. Aquí descubrirá los conceptos básicos acerca de los virus, sobre cómo responde su cuerpo ante ellos y sobre cómo funciona la inmunidad de rebaño frente a los virus.

Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre virus y bacterias?

Respuesta: Los dos tipos de microbios que por lo general lo enferman son virus y bacterias. Ambos son microscópicos y ambos desencadenan respuestas de su sistema inmunológico, pero los virus y las bacterias no podrían ser más diferentes entre ellos.

Empecemos por las bacterias. Estos organismos unicelulares poseen una membrana plasmática. Son capaces de desarrollarse dentro de un amplio rango de temperaturas, lo que significa que se encuentran casi en cualquier ambiente. Las bacterias poseen un ADN circular que usan para reproducirse. Se alimentan tanto de materia orgánica como inorgánica, de células de animales y plantas en descomposición, e incluso de los alimentos que usted consume. Algunas bacterias pueden llegar a hacer fotosíntesis al igual que las plantas.

Las bacterias no siempre son malas. También pueden ser benéficas para su cuerpo. De hecho, la mayoría de las bacterias no son dañinas en absoluto. Su piel y sus intestinos hacen equipo con las bacterias, que usted quizá conozca mejor bajo el nombre de microbioma. Los microbios que viven en su piel le ayudan a deshacerse de la suciedad y de las células muertas. En sus intestinos, las bacterias le ayudan a digerir su comida.

Hay bacterias que pueden ser nocivas, especialmente cuando crecen en lugares en los que no deberían. Por eso, generalmente las infecciones bacterianas afectan zonas localizadas del cuerpo. Eso puede irritar o lastimar los tejidos sanos. Ejemplos de infecciones bacterianas comunes son la faringitis, la intoxicación alimentaria y las úlceras.

Para ayudar a combatir las infecciones bacterianas, su médico puede recomendarle tomar antibióticos. Este tipo de medicamento mata las bacterias que lo están enfermando e interrumpe su reproducción para que no se puedan diseminar.

Los virus son mucho más pequeños que las bacterias y no se consideran organismos vivos. Son agentes infecciosos que tienen una sola cápside o estructura proteica, y una cadena de ADN o ARN dependiendo de su tipo. No son capaces de reproducirse por sí mismos —como las bacterias. En lugar de eso, los virus necesitan alojarse en una célula huésped que se encargue de la reproducción (lo explicaremos a detalle más abajo).

Mientras que las bacterias pueden ser dañinas o benéficas, la mayoría de los virus tienen la función de enfermarlo. Algunos virus comunes son el rinovirus (resfriado común), la varicela y el herpes. Las infecciones virales provocan síntomas en todo el cuerpo, como congestión, dolor, tos y fatiga.

Los antibióticos no funcionan con los virus. En este caso, usted debe confiar en su sistema inmunológico. Con el tiempo, su sistema inmunológico desarrollará anticuerpos capaces de identificar el virus y prevenir que éste infecte células sanas. Por eso es tan importante practicar hábitos sanos de manera constante para mantener su salud inmunológica.

Algunos virus pueden prevenirse gracias a las vacunas. Las vacunas pueden ayudar a que su cuerpo cree anticuerpos antes de que usted haya sido expuesto al virus en su vida diaria. De esta manera, su cuerpo estará listo para combatir el virus específico si este se presenta algún día.

Pregunta: ¿Cómo trabajan los virus en su cuerpo?

Respuesta: Como los virus no están vivos, deben apoyarse en células huésped para completar su ciclo. Actúan como parásitos ­—infectando células sanas, utilizándolas para reproducirse y destruyéndolas cuando ya no les sirven.

Los virus son pequeños paquetes de ADN o ARN (material genético) que viajan en una estructura proteica. Son maestros del disfraz, por lo que el recubrimiento proteico de un virus hace que las células de su cuerpo generalmente lo confundan con nutrientes. Las células sanas son engañadas para fijarse al virus mediante sus receptores proteicos. Es entonces cuando el virus entra en la célula.

Una vez dentro de la célula huésped, el virus libera su información genética. Los virus necesitan copiar material genético para reproducirse, así que secuestran el sistema reproductivo de la célula. Entonces, la célula huésped empieza a copiar el ADN o ARN del virus en lugar de reproducir su propio material genético.

Después de que el virus se reproduce dentro de la célula, se libera, destruyendo la célula huésped en el proceso. El virus usa la membrana de la célula huésped para viajar por el cuerpo sin ser detectado por el sistema inmunológico. Por eso resulta tan complicado tratarlos. Es difícil para el sistema inmunológico identificarlos y atacarlos.

Eventualmente, su cuerpo aprende a diferenciar los virus de las células sanas. Cuando lo hace, su sistema inmunológico crea anticuerpos. Estas pequeñas proteínas etiquetan al virus. Los anticuerpos conducen a los agentes del sistema inmunológico, como los glóbulos blancos, hacia el virus para que sus defensas puedan eliminarlos —junto con las células afectadas.

Pregunta: ¿Qué son los síntomas?

Los síntomas son señales físicas creadas por su cuerpo para decirle que algo está mal. Lo alertan de posibles infecciones causadas por bacterias o virus. Con el tiempo, los síntomas mejoran mientras su sistema inmunológico elimina la infección de su cuerpo.

La mayoría de los síntomas son detonados por gérmenes que irritan las células sanas. Pueden causar irritación de garganta, estimular la producción de mucosa y elevar la temperatura corporal. Pero los síntomas que usted experimenta cuando se siente enfermo de hecho pueden ayudar a que su cuerpo combata la infección. Vea cómo su sistema inmunológico trabaja en mancuerna con los síntomas para protegerlo de los gérmenes.

  • Fiebre: las infecciones desatan un aumento de la temperatura corporal. Tener fiebre no es algo cómodo, pero es una estrategia que su sistema inmunológico usa para matar los virus. Algunos gérmenes no se adaptan a las altas temperaturas, así que la fiebre convierte a su cuerpo en un lugar hostil para la sobrevivencia del virus.
  • Secreción nasal: cuando las membranas mucosas que revisten sus conductos nasales son lastimadas por algún virus, usted experimenta secreción nasal. Eso sucede porque su cuerpo produce una gran cantidad de mucosa para atrapar a los gérmenes y desalojarlos. La secreción nasal es una señal de que su sistema inmunológico está trabajando arduamente para frenar la infección.
  • Toser: su sistema respiratorio tiene un reflejo que expele los gérmenes de su cuerpo. Si las células de sus vías respiratorias detectan un intruso, pueden activar la tos. La tos fuerte elimina el polvo, bacterias y virus de su garganta y pulmones. Toser también le ayuda a eliminar el exceso de mucosa de su nariz y garganta.
  • Estornudar: Al igual que toser, estornudar es un reflejo. Es una poderosa respuesta inmune que expulsa los gérmenes de su nariz rápidamente.

Pregunta: ¿Por qué la gente experimenta diferentes síntomas?

Respuesta: Los síntomas provocados por una infección no son los mismos para todos. La genética tiene mucho que ver con la manera en que su cuerpo combate la enfermedad y, como no hay dos personas que posean los mismos genes, todos respondemos a los gérmenes de manera distinta.

Sus genes influyen en la manera en que su sistema inmunológico combate los virus y bacterias. El proceso inmunológico comienza en el vientre materno con los anticuerpos y los gérmenes heredados por su madre (esto se conoce como inmunidad pasiva, y es temporal en los recién nacidos). La información recibida tras padecer cualquier enfermedad es almacenada en sus genes para que su sistema inmunológico se pueda adaptar. De esa forma usted puede producir anticuerpos para detectar infecciones en el futuro. De esta manera, cuando usted experimenta síntomas causados por alguna infección, es probable que sus genes no se hayan encontrado con ese germen antes. Si alguien más ya ha desarrollado una respuesta inmune a esa infección, puede que nunca experimente síntomas.

El estilo de vida es otro factor que afecta la manera en que la gente experimenta los síntomas, especialmente el tabaquismo. Cuando hablamos de resfriados, los síntomas de la mayoría de la gente ceden relativamente rápido. Los no fumadores experimentarán tos y congestión moderadas que se resuelven con el tiempo, pero los fumadores padecen una experiencia distinta. Fumar mata las células que recubren la nariz, garganta y pulmones, y debilita significativamente la respuesta inmunológica. El tejido dañado tarda más en repararse, provocando que síntomas como la tos y la congestión duren más tiempo. Por eso puede resultar difícil salir de un resfriado si usted es fumador.

Pregunta: ¿Tratar los síntomas de una enfermedad puede prolongar la infección?

Respuesta: Aún no hay conclusiones respecto a este tema. En la mayoría de los casos, no existe mucha evidencia que sugiera que tratar los síntomas de una enfermedad provoque que ésta dure más.

Algunas infecciones virales serias (como la influenza) pueden tardar bastante en desaparecer. Eso no tiene nada que ver con los medicamentos que usted use para tratarla. Desgraciadamente, hasta el mejor sistema inmunológico necesita tiempo para expulsar la influenza.

Síntomas como la congestión y la tos se vuelven tediosos muy rápido, así que es razonable buscar una cura. Usted puede sentirse mejor rápidamente tomando descongestionantes que le ayuden a despejar su nariz y garganta; también puede tomar un supresor de tos. Este tipo de tratamientos no interfieren directamente con su respuesta inmunológica.

Algunas infecciones requieren medicamentos más potentes. Las infecciones bacterianas como la faringitis necesitan antibióticos para matar las bacterias que lo están enfermando. Estas medicinas acortan la vida de la infección, y también le ayudan a sentirse mejor. Identifican la fuente de la infección (la bacteria) y la eliminan de su cuerpo.

En el caso de los medicamentos esteroideos, usted puede notar un incremento en el tiempo que se siente enfermo. Los esteroides tratan la inflamación, que en ocasiones puede ser causada por alguna infección en el cuerpo. Esto representa una supresión temporal de su respuesta inmunológica habitual, lo que puede causar que la infección que está provocando la inflamación dure más tiempo. Los esteroides son usados en casos específicos, dependiendo del tipo de infección.

Pregunta: ¿Cuándo es necesario tratar la fiebre?

Respuesta: Si usted presenta fiebre, quizá sea mejor esperar a que pase sola. Utilizar medicamentos para reducir la fiebre puede parecer conveniente en el corto plazo. Pero en el largo, usted está entorpeciendo la reacción natural de su cuerpo contra la infección.

La fiebre se presenta cuando su temperatura corporal se eleva para disminuir la propagación de un virus o bacteria. Los gérmenes prosperan en la temperatura corporal normal, así que subir el calor es una buena manera de forzarlos a salir. Reducir la fiebre hace que su cuerpo se convierta en un ambiente más amigable para los patógenos que lo están enfermando.

La recomendación general es que si usted experimenta una fiebre baja (menos de 101° F/38.3° C para niños y 103° F/39.4° C en el caso de los adultos), procure evitar medicamentos para tratarla. Deje que su cuerpo haga su trabajo y combata la infección. Si su temperatura se eleva sobre esta recomendación, póngase en contacto con su médico. Él sabrá decirle qué medicamento usar.

Si su hijo con fiebre deja de tomar líquidos, parece apático y no hace contacto visual con usted, contacte inmediatamente a su doctor.

Pregunta: ¿Se puede contraer el mismo virus más de una vez?

Respuesta: Sí y no. Los virus son prolíficos y existen muchos subtipos y cepas. Aunque usted podría tener el mismo tipo de virus en distintas ocasiones, quizá solo se sentirá enfermo cuando su cuerpo se tope con una nueva cepa o subtipo.

El rinovirus, el tipo de virus que causa los resfriados comunes, tiene cientos de subtipos y cepas. Cada vez que usted se enferma de gripe, su sistema inmunológico está luchando contra la cepa específica que lo enfermó, y al mismo tiempo usted está desarrollando anticuerpos para etiquetar ese subtipo específico de rinovirus.

Si usted se vuelve a topar con la misma cepa del virus de la gripa, los anticuerpos le dirán a su sistema inmunológico que lo ataque. Sin embargo, si es una nueva versión del virus, quizá no corra con tanta suerte.

Los virus están mutando constantemente para poder sobrevivir. Al igual que los parásitos, su objetivo es alojarse en células huésped y usar su ADN para reproducirse. En cuanto su sistema inmunológico aprende a bloquear un virus, una nueva versión de éste puede aparecer y pasar inadvertida. Esa habilidad se traduce en que usted pueda enfermarse del mismo virus otra vez.

Pregunta: ¿Cómo se comunica el sistema inmunológico para coordinar las respuestas contra los virus?

Respuesta: Una constante comunicación celular es clave para mantener su salud general. Lo mismo sucede con su sistema inmunológico.

Comencemos con los aspectos básicos de la comunicación del sistema inmunológico y sus dos formas básicas ­­­­—contacto directo con receptores y proteínas mensajeras.

Contacto directo con receptores

Como en casi toda comunicación celular, la habilidad de su sistema inmunológico para comunicarse depende de sus receptores. Estas zonas especiales en el exterior de la célula hacen posible la recepción de señales químicas y proteínas mensajeras. También permiten la conexión entre células, donde la transferencia de información se hace posible.

Sus células inmunológicas poseen diferentes receptores. Las células T (una célula inmunológica que crece dentro del timo) utilizan sus receptores especiales —acertadamente llamados receptores de célula T— para reunir información sobre las células infectadas. Esto es lo que permite que otros defensores inmunológicos puedan identificar un patógeno potencial.

Los receptores son tan importantes para el funcionamiento de las células T que son clasificados por los receptores que presentan. Las células T con receptores CD4 son ayudantes, utilizados para guiar a sus fuerzas inmunes. Los receptores CD8 son los que indican que las células T citotóxicas están realizando el trabajo de neutralizar las células infectadas.

Estos tipos de células T buscan y se conectan con receptores específicos dentro de las células infectadas. Dependiendo del tipo de complejo mayor de histocompatibilidad (un receptor dentro de una célula infectada), un ayudante o una célula T citotóxica se adhiere. De esta forma, el tipo de receptor y la conexión resultante dirige un elemento importante de la comunicación del sistema inmunológico.

Proteínas mensajeras

Sin embargo, el contacto directo no siempre es necesario o posible para que se dé una respuesta inmunológica coordinada. Por eso su sistema inmunológico también habla consigo mismo utilizando proteínas especiales llamadas citocinas.

Las proteínas mensajeras inmunológicas pueden viajar distancias largas o cortas, pero ejecutan diferentes acciones. Algunas citocinas dan luz verde para emitir una serie de respuestas inmunológicas. Otras —llamadas quimiocinas— actúan como faros que reclutan y guían más células inmunológicas para lidiar con una situación.

Los interferones son moléculas de comunicación del sistema inmunológico enviadas por distintas células involucradas en una infección. Las células infectadas —tanto las inmunológicas como las normales— envían versiones especiales de estas proteínas. Las células inmunológicas que se apresuran a responder también lo hacen. Aunque son más específicos en su forma y función, los interferones generalmente incrementan el número de receptores de células T para ayudar a etiquetar células infectadas y guiar su respuesta inmunológica.

Este artículo no debe entenderse por ningún motivo como una guía exhaustiva para comprender el complejo lenguaje de su sistema inmunológico, pero es un comienzo, y le ayudará a saber cómo se combinan estos tipos de comunicación para coordinar el caudal de actividad inmunológica cuando su cuerpo percibe una invasión. Eso es importante para tener una respuesta efectiva y eficiente.

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