Lo que se lleva a la boca, importa
Numerosas observaciones y estudios epidemiológicos han demostrado sólidas relaciones entre ciertos patrones de alimentación saludable y la longevidad.
Un estudio publicado en el New England Journal of Medicine muestra que mejorar la calidad de la dieta en general ingiriendo menos bebidas muy azucaradas y carnes rojas y procesadas, así como aumentando el consumo de verduras, frutas, pescado, nueces y granos enteros, podría reducirse significativamente el riesgo de muerte prematura. Es el primer estudio en que se demuestra que mejorar la calidad de la dieta en un lapso de cuando menos 12 años se relaciona con menor mortalidad total y cardiovascular, además de que destaca la importancia de los patrones de alimentación saludable en el largo plazo.
En el estudio se analizó la relación entre cambios en la calidad de la dieta de cerca de 74,000 adultos en un lapso de 12 años y el riesgo de muerte en los 12 años subsecuentes mediante datos de dos estudios de largo plazo: el Estudio de Salud de las Enfermeras y el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud.
La calidad de la dieta se valoró mediante tres diferentes métodos de calificación: el Índice Alterno de Alimentación Saludable 2010, el Índice Alterno de la Dieta Mediterránea y el Índice de Enfoques Dietarios para Detener la Hipertensión (DASH). Cada uno de estos métodos de calificación asigna valores a diversos tipos de alimentos o nutrientes; los alimentos o nutrientes menos saludables reciben calificaciones bajas, los alimentos o nutrientes saludables, altas.
Estos investigadores descubrieron que una dieta de mejor calidad durante un periodo de 12 años, se relacionaba con un menor riesgo de muerte en los 12 años subsecuentes, sin importar el método de calificación utilizado. Los grupos de alimentos que más contribuían a mejorar la calidad de la dieta fueron frutas, verduras, granos enteros y pescado, o ácidos grasos omega-3.
“Nuestros resultados destacan los beneficios para la salud de mejorar la calidad de la dieta en el largo plazo, con énfasis en patrones dietarios generales, más que en alimentos o nutrientes individuales. Los patrones de alimentación saludable pueden adoptarse según las preferencias individuales en cuanto a alimentos y cultura alimentaria, así como las condiciones de salud. No hay una dieta única para todos”, dijo Frank Hu, profesor y catedrático del Departamento de Nutrición de la Harvard Chan School y autor principal del estudio.
Estos resultados no son sorprendentes, pero siguen demostrando que la dieta sí importa.