Qué hacer y qué no hacer con los protectores solares: Cuándo aplicar, cuánto y más

Una quemadura solar grave puede arruinar incluso los mejores momentos. Entre el dolor y la descamación, pueden pasar días —incluso una semana— antes de que la piel vuelva a la normalidad. Aparte de las molestias, la exposición excesiva a los rayos UV puede dañar el ADN, y eso siempre son malas noticias.

Para evitarlo, lo mejor es ponerse protector solar. Muy fácil, ¿no? Bueno, más o menos.

A la hora de elegir un protector solar, las opciones podrían ser abrumadoras. Entre ingredientes activos, índices de protección solar y mucho más, hay mucho por descubrir. Pero no te preocupes, nosotros te lo explicamos.

Por qué usar protector solar: Los riesgos de los rayos UV

Evitar las molestias de una quemadura solar es todo lo que la mayoría de nosotros necesita para usar protector solar. Pero la protección solar no solo sirve para prevenir las quemaduras solares, se trata de proteger la piel para mantenerla sana y feliz durante toda la vida.

Divertirse al sol tiene muchos beneficios. El sol ayuda a obtener la vitamina D que necesitas, puede mejorar tu estado de ánimo e incluso ayudarte a reducir el estrés. Pero no todos los efectos del sol son positivos. El sol emite dos tipos de rayos ultravioleta (UV) -UVA y UVB- que pueden dañar la piel. Los rayos UVB, cuya longitud de onda es más corta que la de los UVA, son responsables de las quemaduras solares. Los rayos UVA no provocan quemaduras, pero penetran más profundamente en las células de la piel. Ambos tipos causan daños en el ADN que podrían resultar en mutaciones genéticas.

Una breve exposición a los rayos UVA y UVB probablemente no cause daños apreciables en la piel, pero con el tiempo, esos rayos pueden dañar las células cutáneas y envejecer la piel prematuramente. A medida que la piel envejece, pierde elasticidad, de tal forma que se forman arrugas y pliegues y la exposición a los rayos UV puede acelerar este proceso.

¿Cómo evitarlo? Encerrarse en casa no es precisamente práctico, y por suerte no es tu única opción. Con un poco de preparación —y mucho protector solar— puedes disfrutar de los beneficios del sol y al mismo tiempo proteger tu piel.

Tipos de protector solar

Hay dos tipos principales de protector solar en el mercado: minerales (también llamados físicos) y químicos. Ambos protegen la piel de los rayos UV del sol, pero de forma diferente. Así que echemos un vistazo a cada uno de ellos:

  • Protector solar mineral: Los protectores solares minerales o físicos suelen tener uno de dos principios activos: dióxido de titanio u óxido de zinc. Se asientan en la superficie de la piel y bloquean la entrada de los rayos UV. En otras palabras, hacen las veces de barrera física o escudo para proteger la piel. Los protectores solares minerales solían ser espesos, y tras su aplicación dejaban en la piel un brillo blanco visible. Hoy en día, los fabricantes de protectores solares utilizan nanopartículas (partículas grandes fragmentadas) en sus ingredientes para ayudar a reducir este efecto. Algunos protectores solares incluso añaden un tinte para reducir aún más ese brillo.
  • Protector solar químico: En lugar de bloquear los rayos del sol, los protectores solares químicos los absorben. Cuando estás al sol, un protector solar químico deja pasar los rayos UV, pero una reacción química convierte la luz UV nociva en calor que se desprende de la piel. Los ingredientes que suelen encontrarse en este tipo de protector solar son avobenzona, ácido aminobenzoico, octocrileno, octisalato y oxibenzona.

A este respecto, probablemente tengas una gran duda: ¿qué tipo de protector solar debo utilizar? Depende.

Ni el protector solar químico ni el mineral es intrínsecamente mejor que el otro. Ambos logran el objetivo principal del protector solar: evitar que los rayos UV dañen la piel durante un tiempo. Sin embargo, se deben tener en cuenta los pros y contras de cada uno de ellos.

Algunas de las sustancias químicas utilizadas en los protectores solares químicos —especialmente la oxibenzona— son sujeto de prensa negativa por problemas de seguridad. Dicho esto, se necesita investigar más para determinar si estos ingredientes son realmente perjudiciales, pero por ahora siguen autorizados por la FDA.

Otro problema de los protectores solares químicos son las alergias de la piel. En las personas de piel sensible y con determinadas afecciones cutáneas (melasma y rosácea), sus ingredientes pueden provocar reacciones alérgicas o empeorar las afecciones preexistentes. Si experimentas estos efectos secundarios, intenta cambiar a un protector solar químico con ingredientes activos diferentes o a un protector solar mineral. Los protectores solares químicos tampoco ofrecen protección inmediata: tardan entre 20 y 30 minutos en absorberse en la piel antes de proteger la piel del sol.

Si te preocupa exponer tu piel a los ingredientes de los protectores solares químicos, probablemente te convenga más un protector solar mineral. Hace décadas que la FDA aprobó sus dos ingredientes principales, óxido de zinc y dióxido de titanio. Y como se mencionó antes, pueden ser mejores para la piel sensible.

Como se asienta en la piel, el protector solar mineral no tiene que absorberse para resultar efectivo, es decir que tras su aplicación, ofrece protección inmediata contra los UV. Pero esta forma de protección solar también tiene sus inconvenientes. Al asentarse en la piel, puede obstruir los poros y favorecer la aparición de acné o agravar brotes. Y admitámoslo, a nadie le gusta el brillo blanco de los protectores solares, algo mucho más común con los protectores solares minerales.

Qué es el FPS: Desmitificación de la potencia de los protectores solares

Uno de los aspectos de los protectores solares que más se malinterpreta es el “factor de protección solar” (FPS) o SPF, por sus siglas en inglés. Esta clasificación, ese número que aparece en la parte frontal de la mayoría de los envases de protector solar, indica su potencia. Pero, ¿qué significa realmente? Vamos a desglosarlo.

El FPS, o factor de protección solar, mide la eficacia con que determinado producto protege la piel de los rayos UV del sol. Exponerse al sol sin ningún tipo de protección puede considerarse como FPS 0, valor de referencia con el que se miden todos los productos de protección solar. Un protector solar con FPS 15 significa que la piel necesita 15 veces más exposición al sol para quemarse, a diferencia de no utilizarlo.

Es importante tener en cuenta que el FPS no mide el tiempo que se puede pasar al sol sin quemarse, más bien mide el tiempo de exposición al sol necesario para que la piel se queme. Y estos dos supuestos son sutilmente diferentes. Analiza el siguiente ejemplo: un día soleado pasas una hora al aire libre a las 9 de la mañana y al volver bajo techo, no tienes el menor indicio de quemadura. Al día siguiente, pasas una hora al aire libre a las 2 de la tarde y sufres una leve quemadura solar. ¿Cómo es posible? Aunque el tiempo que pasaste al sol fue el mismo, no así el índice UV. A las 2 de la tarde, llegan más rayos ultravioleta del sol a la Tierra, y a tu piel.

Resulta que nuestros ojos no son demasiado buenos para juzgar el índice UV. El clima, la altitud y la ubicación pueden afectar el índice UV, y hacer que los rayos UV sean más o menos intensos, aunque esté nublado. Muchas aplicaciones meteorológicas muestran el índice UV a lo largo del día, así que en caso de duda, cabe una doble verificación. Y ponte siempre protección solar cuando estés al aire libre.

Cómo y cuándo utilizar el protector solar

Cuando se trata de protegerse del sol, es fundamental utilizar correctamente el protector solar. No es tan sencillo como echarse un poco por la mañana y seguir con lo que tienes que hacer durante el día, pero tampoco es complicado. Sigue leyendo para saber cómo utilizar el protector solar y obtener los mejores resultados.

  • ¿Cuánto protector solar es suficiente? Cuando te apliques (o te vuelvas a aplicar) un protector solar, es importante que utilices la cantidad correcta. Los dermatólogos recomiendan aplicar aproximadamente un vasito para “shots” —o 1.5 onzas— de protector solar para el cuerpo y una cucharadita adicional para la cara. Si esto parece mucho, lo es. La mayoría de las personas no se aplica suficiente protector solar y terminan con una cobertura desigual y parcial.
  • ¿Cuándo debo volver a aplicar protector solar? Independientemente del índice de protección solar, debes volver a aplicarlo cuando menos cada dos horas. Si nadas, vuelve a aplicarlo al salir del agua. Y si sudas mucho, asegúrate de aplicar el protector solar con más frecuencia, pues el sudor puede eliminarlo de la piel. Los protectores solares minerales ofrecen protección inmediata, pero en cuanto a los químicos, después de la aplicación conviene esperar 30 minutos antes de volver a exponerse al sol.
  • ¿Cuándo debo utilizar protector solar? Si vas a exponerte al sol, nunca está de más aplicarse protector solar. Muchas empresas de cosmética y cuidado de la piel ofrecen productos con FPS bajo (normalmente en torno a 15) diseñados para uso diario. Y si vas a estar al sol durante un periodo prolongado (a partir de 30 minutos) o tienes previsto salir cuando el índice de rayos UV es más elevado (entre las 10 y las 14 horas), es conveniente aplicarse un protector solar con un factor de protección de cuando menos 30. Ah… ¡y no olvides volver a aplicarlo cada dos horas!

Mitos y conceptos erróneos sobre el protector solar

En el mundo actual, la protección solar es ampliamente utilizada y de uso común,  pero persiste una serie de mitos y conceptos erróneos que deben aclararse.

Uno de los mitos más comunes sobre la protección solar es que provoca quemaduras y aumenta los daños en la piel. No hay manera de probar esta afirmación, pero sí una posible explicación de por qué la gente llega a pensar así, y todo se reduce a no utilizar correctamente el protector solar. La situación es la siguiente: cuando la gente se aplica protector solar, suele pensar que eso le permite pasar por alto otras prácticas recomendadas de exposición al sol. Permanecen al aire libre durante horas sin ropa protectora ni volver a aplicarse el protector. Como ya se dijo, es absolutamente vital volver a aplicar el protector solar al menos cada dos horas. Así que, en este caso, el protector solar no está provocando quemaduras solares, pero sí un comportamiento más arriesgado.

Esto nos lleva directamente a otro mito sobre el protector solar: todo lo que rebase el FPS 50 es realmente perjudicial para la salud. Tampoco en este caso hay pruebas que apoyen dicha conclusión. Los investigadores han observado el mismo patrón de comportamiento riesgoso de quienes se aplican un protector solar con un FPS más alto. Aunque te hayas aplicado un protector solar de 75 FPS, debes volver a aplicarlo al cabo de dos horas o después de nadar.

Conclusión

Si vas a tomar el sol, el protector solar es imprescindible porque protege la piel y la mantiene elástica y sana durante años. Aplícate más protector solar del que consideres necesario y vuelve a aplicarlo cada dos horas. Si notas que el protector solar te provoca brotes en la piel, no lo abandones del todo, más bien prueba a cambiar a un protector solar químico o busca uno formulado para el acné y la piel sensible. Con tantos productos disponibles, merece la pena encontrar el que mejor se adapte a ti, a tu piel y a tu estilo de vida.