Cute baby boy drinking from bottle

Nutrición para bebés: Logros y desafíos en el desarrollo de fórmulas infantiles

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Casi la mitad de las muertes infantiles en el mundo se debe a la desnutrición. A menudo se pasa por alto, pero la nutrición de bebés y niños es crucial para la salud pública. Una alimentación adecuada a lo largo de los dos primeros años de desarrollo reduce el riesgo de sufrir enfermedades crónicas y de morbilidad durante el resto de la vida de la persona. Este componente de la salud pública, por sí solo, podría mejorar los marcadores de calidad de vida en cualquier país. Los países desarrollados que cuentan con los recursos necesarios deberían estar especialmente interesados en mejorar la nutrición de bebés y niños, ya que una mejor alimentación en esos primeros años reduce los costos sanitarios a lo largo del tiempo y representa beneficios económicos tanto para el país como para cada familia.

Durante años, esta conversación se limitó a los principales fabricantes de fórmula para bebés, pero ya es momento de que nos preguntemos qué está pasando en el mundo de la nutrición para bebés y niños.

La mejor manera de alimentar a los bebés es, por supuesto, la lactancia materna debido a que proporciona todos los nutrientes adecuados en las formas más biodisponibles para el sistema digestivo de los bebés. Sin embargo, alrededor del 38% de las nuevas madres deciden no amamantar a sus bebés o no pueden producir suficiente leche. Para estas familias, las fórmulas de calidad para bebés son cruciales a fin de asegurar la correcta alimentación de los niños.

Nutrientes clave para bebés

Todos los bebés y niños tienen derecho a una nutrición adecuada. Como los bebés no pueden alimentarse adecuadamente por sí mismos, dependen de sus padres, de la familia y de la sociedad para que les ayuden en su salud y desarrollo. Estos son algunos de los nutrientes importantes que la ciencia moderna ha identificado como esenciales para los bebés.

  • Proteínas — El crecimiento y el desarrollo del bebé se apoyan en gran medida en la síntesis de proteínas. Este proceso no puede ocurrir de forma óptima sin el consumo regular de aminoácidos esenciales.
  • Calcio — Este mineral es responsable de la formación y el crecimiento de los huesos de los bebés, así como de la contracción muscular, la función del corazón y otras funciones biológicas.
  • Hierro — El desarrollo del cerebro depende del hierro porque desempeña un papel clave en la sinaptogénesis (formación de sinapsis), la mielinización (aislamiento de las neuronas en el cerebro), el metabolismo energético, etc.
  • Vitaminas A, B, C y E — Estas vitaminas ayudan a satisfacer diversas necesidades de desarrollo, como la visión, la salud de la piel, la inmunidad y la cognición, entre otras.
  • Ácido docosahexaenoico (DHA)— Los ácidos grasos omega-3 son esenciales para el desarrollo del bebé, pero el DHA se ha hecho famoso recientemente como alimento para el cerebro de los bebés debido a que desempeña un papel crucial en la visión y el desarrollo cerebral.

Sin embargo, la realidad de la nutrición infantil es mucho más compleja que solo una lista de nutrientes. Por ejemplo, la leche materna tiene una proporción específica de diferentes proteínas, y la composición nutrimental de la leche materna cambia con el tiempo en función de las necesidades del bebé en desarrollo. También es completamente biodisponible para su absorción a través del sistema digestivo del bebé.

El “oro líquido” de la naturaleza ha puesto el listón muy alto para las fórmulas para bebés y el desarrollo de un producto que cumpla con estas características ha sido un proceso largo y complejo que continúa hasta hoy.

Historia del desarrollo de fórmulas para bebés en EE.UU.

Antes de que existiera algún tipo de fórmula infantil, existían las nodrizas. Las mujeres que pertenecían a familias adineradas y que no podían amamantar, o que decidían no hacerlo, contrataban a una nodriza para que amamantara a su bebé por ellas. Los orfanatos y las familias de clase baja solían alimentar a los bebés con leche de burra o de otros animales cuando la lactancia no era una opción. Pero sin conocimientos sobre los gérmenes y el saneamiento —y mucho menos sobre las opciones de leche artificial regulada—, un tercio de los bebés que no eran amamantados moría antes de cumplir el primer año.

Afortunadamente, la situación cambió mucho durante el siglo XIX.

La primera fórmula comercial para bebés fue desarrollada en 1860 por el químico alemán Justus von Leibig. Se trataba de una fórmula en polvo a base de harina de trigo preparada con leche de vaca. Poco después se descubrió la pasteurización, consistente en el uso de calor para eliminar las bacterias y que acabaría reduciendo las infecciones y enfermedades relacionadas con los microbios. La pasteurización también facilitó el transporte de la leche no refrigerada sin que se echara a perder.

A finales del siglo XIX, la “comida para bebés de Nestlé” se fabricaba con harina de trigo, harina de malta, azúcar y leche de vaca. Sin embargo, debido a su costo relativamente elevado, la empresa no logró vender masivamente su primer alimento para bebés.

La invención de la leche evaporada cambió la trayectoria de las fórmulas para lactantes. Podía transportarse aún más fácilmente sin echarse a perder, por lo que se utilizó inicialmente para alimentar a los soldados durante la Guerra Civil. En la década de 1920 se publicaron múltiples estudios que demostraban que la leche evaporada era más digerible para los niños y más comparable a la leche materna, lo que acabó por convencer tanto a padres como a médicos. La leche evaporada se convirtió en un ingrediente estándar para la preparación de fórmulas para lactantes.

A partir de los años 50, la fórmula comercial se hizo muy popular. Productos como Similac y Enfamil entraron en el mercado y prácticamente sustituyeron a las anteriores fórmulas caseras a base de leche evaporada. Pero la aceptación generalizada de estas nuevas fórmulas no fue completamente orgánica.

Para fomentar la confianza del público en sus productos, los fabricantes proporcionaban sus fórmulas a los hospitales de forma gratuita o a bajo costo, estrategia que tuvo bastante éxito. Muchas mujeres creían que las fórmulas comerciales estaban “médicamente validadas” en cuanto a que ofrecían una nutrición óptima y una vez que salían del hospital para regresar a casa seguían alimentando a sus bebés con fórmulas comerciales. Además, era un alimento barato y fácil de preparar. Las fórmulas comerciales modernas se habían consolidado en el mercado, pero sin ninguna regulación, y algunos bebés presentaron problemas de salud derivados del consumo de ciertas fórmulas.

La Ley de Fórmulas para Bebés, aprobada en 1980, establece estándares máximos y mínimos respecto de algunos de los nutrientes habitualmente presentes en las fórmulas para lactantes. Por aquel entonces, la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) empezó a exigir la aplicación de pruebas y la implementación de ciertas normas de manufactura en las plantas de fabricación.

En la era moderna, la fortificación con hierro de las fórmulas para bebés se convirtió en una práctica más generalizada, y la proporción de proteína de suero de leche y caseína se modificó para asemejarse a la leche humana. Los fabricantes más grandes (Ross y Mead Johnson) también desarrollaron fórmulas especiales, como las opciones sin lactosa y con almidón de arroz.

Las fórmulas comerciales más populares producidas en la actualidad son radicalmente diferentes con respecto a las primeras fórmulas infantiles producidas en 1860. No cabe duda de que la alimentación de bebés y niños ha avanzado mucho. Entonces, ¿existe ya una alternativa perfecta a la leche materna humana? No del todo, pero algunos científicos afirman que la Unión Europea (UE) está en camino de alcanzar ese objetivo antes que Estados Unidos.

Comparación de las fórmulas modernas para bebés en la UE y EE.UU.

En Estados Unidos, los requisitos federales de nutrición están establecidos en la Ley de Fórmulas para Bebés, cuya última modificación se produjo en 1986. Algunos fabricantes optan por superar los requisitos, y es probable que los padres noten estas variaciones de calidad entre las opciones de fórmulas disponibles en Estados Unidos.

Europa ha hecho las cosas de manera un poco diferente. Las opiniones de médicos y científicos están más integradas con la normativa de la UE y se actualizan periódicamente. En comparación con la FDA, la Comisión de la UE es más prescriptiva, y en última instancia hay poca variación entre las opciones de fórmulas en la UE.

Estos son algunos ejemplos de cómo la UE ha aplicado los nuevos hallazgos de la investigación sobre nutrición para bebés y niños.

Fórmula para cada fase de desarrollo

La UE ha establecido diferentes etapas para la fórmula. La etapa 1 es de 0 a 6 meses, y la etapa 2 es de 6 a 12 meses. La diferencia radica en el equilibrio de las proteínas de la leche y en la mayor cantidad de hierro que necesitan los bebés a partir de los seis meses.

Exclusiones e inclusiones

Hay ingredientes específicos identificados por la UE que las fórmulas para bebés no deben contener, como jarabe de maíz, goma guar y otros. La Comisión Europea también ha enumerado ingredientes de uso obligatorio, como el ácido graso esencial DHA. Este requisito se adoptó en 2020 después de que un creciente número de investigaciones demostrara los beneficios del DHA para el desarrollo del cerebro. También se incluyen en las fórmulas de la UE varios aminoácidos y probióticos, como  Lactobacillus , que es un componente de la leche materna que se ha demostrado que contribuye a una serie de beneficios para la salud del bebé.

Desde el inicio de la fabricación de fórmulas comerciales, hasta hoy, las fórmulas europeas no pueden venderse legalmente en EE.UU. Esta política esencialmente bifurcó el camino de la investigación, el desarrollo y la regulación de las fórmulas comerciales para bebés entre los dos continentes. Asimismo, esa separación ha dado lugar a grandes diferencias en la alimentación de bebés y niños en la actualidad.

Futuro de la nutrición para bebés y niños

Generaciones de trabajo y descubrimientos científicos han producido logros asombrosos, pero aún queda camino por recorrer para ofrecer a las familias las mejores alternativas a la leche materna que la ciencia pueda ofrecer. La siguiente fase de progreso requerirá probablemente la colaboración entre médicos, científicos, profesionales de la salud y organismos reguladores que puedan aplicar continuamente los nuevos hallazgos de la investigación.

Como componente crucial de la salud pública, la nutrición de bebés y niños merece más atención, formación y recursos. Muchos de nosotros dependemos de las fórmulas para bebés como alternativa a la leche materna, por eso es importante informarnos y crear mayor consciencia. Inicie conversaciones y comparta recursos con otras personas de su entorno. Hay personas en su lugar de trabajo, en su iglesia y en su vecindario que podrían participar en esta conversación. En nosotros está influir en la dirección del futuro.